El Banco Mundial, UNICEF, UNESCO y los países de América Latina y el Caribe, están comprometidos unirse para superar las carencias educativas que la pandemia del Covid 19 la ha convertido en “catástrofe” y que afectará presente y el futuro de millones de niños y jóvenes de la región, los cuales entre 80% y 90% de los estudiantes serán incapaces de comprender un texto, que significa un retroceso de más de diez años.
El director regional de Desarrollo Humano del Banco Mundial. Luis Benveniste afirmó: “El compromiso por la educación es una herramienta fundamental, que se apoya en la noción de que nadie debe quedarse atrás, única manera de avanzar hacia el desarrollo sustentable e inclusivo.” AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE REITERA SU COMPROMISO CON EL FORTALECIMIENTO Y RECUPERACIÓN DE LOS APRENDIZAJES BÁSICOS
¿QUÉ ES EL PACTO EDUCATIVO GLOBAL? (02´ 38”)
La deficiente educación existente, está exigiendo a cada país y en conjunto diseñar y poner en acción sistemas de educación ágiles, resilientes y adaptativos que nos capaciten y preparen para afrontar situaciones de crisis futuras, que nos permitan responder de manera eficiente y responsable. No se debe perder de vista el objetivo de hacer posible una educación de calidad en todas las etapas de la vida, como una oportunidad fundamental para reducir las desigualdades, promover la inclusión (incluida la digital) y apostar por el desarrollo humano pleno de los niños y jóvenes. Se recomienda a todos los países aprovechar los avances y experiencias exitosas, no copiando, sino creando respuestas reales y eficientes ante este nuevo panorama. La “catástrofe educativa” necesita una respuesta comprometida de los gobiernos a invertir no solo en infraestructura, sino también en capacitar y dignificar la tarea docente.
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La periodista, escritora y editora argentina Virginia Bonard, que no pocos países de América y el Caribe estamos “ocupados en navegar las aguas bravas de la inflación y la pobreza que no paran de aumentar, las migraciones forzadas, el “masomenismo” del cumplimiento a las leyes y los evidentes ataques a las democracias que, desesperadas, se debaten ante la necesidad imperiosa de abrazarse a las constituciones republicanas y la división de poderes, ¿qué lugar queda para reflexionar sobre la educación de sus pueblos?” cf IMPOSIBLE PERO REAL: UN PACTO EDUCATIVO GLOBAL PARA TODOS
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En octubre del 2022 el Papa Francisco, después de frustrarse la reunión del Pacto Educativo Global organizada para el 2020, como lo hemos visto en la publicación recomendada anteriormente, ha insistido en que, a pesar del cierre de las escuelas «educar es un acto de esperanza», y ha recordado que “según algunos datos recientes de organismos internacionales, se habla de una “catástrofe educativa” ante los aproximadamente diez millones de niños que podrían verse obligados a abandonar la escuela a causa de la crisis económica generada por el coronavirus, aumentando una brecha educativa ya alarmante -con más de 250 millones de niños en edad escolar excluidos de cualquier actividad educativa-.[…] Al mismo tiempo, añadió que «creemos que la educación es una de las formas más efectivas de humanizar el mundo y la historia. La educación es ante todo una cuestión de amor y responsabilidad que se transmite en el tiempo de generación en generación.”
Pasado el mayor peligro de la pandemia del Covid 19, la educación es el camino para reconstruir el mundo, que nos permitirá seguir juntos y mirando hacia delante, «cada uno como es». Sin embargo, es muy importante distinguir la educación como una novedad que hace crecer y “una ideologización, una colonización ideológica», que destruyen la personalidad humana y cuando entran en la educación hacen masacres». Y por eso el mundo necesita de profesores de personalidad bien cimentada en los valores y en humanidad, abiertos al diálogo y capaces de “establecer relaciones sinceras con los alumnos, de comprender sus necesidades más profundas, sus preguntas, sus miedos, sus sueños.»
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Un Pacto Mundial por la Educación, nos permitirá unir experiencias, esfuerzos, iniciativas y sueños, que se consolide «en una amplia alianza educativa para formar personas maduras, capaces de superar fragmentaciones y contrastes y reconstruir el tejido de relaciones para una humanidad más fraterna». “El llamado del Papa alcanza a todos —no solo a los católicos—, a todos los que trabajan en educación. Se trata de un diálogo entre generaciones, donde participan los estudiantes, sus familias, los docentes y también la comunidad, para construir una nueva forma de generar, mediante la educación, condiciones humanas propias de una humanidad mejor”. (Jorge Lozano).
El mundo necesita de profesores que estén preparados y en perfectas condiciones, -desde su formación inicial docente- de dejar una huella, para bien “en la vida de los niños, adolescentes y jóvenes, que les son confiados durante mucho tiempo. ¡Qué responsabilidad! Y qué oportunidad, introducirlos, con sabiduría y respeto, en los caminos del mundo y de la vida, acompañando sus mentes para que se abran a lo verdadero, a lo bello, a lo bueno. Sabemos, por experiencia personal, lo importante que es tener buenos maestros y sabios educadores en los años de formación.”
Como sociedad, que hemos aprendido a superar con perseverancia, creatividad y unidos, retos tan inesperados y exigentes como una pandemia, estamos llamados a «apoyar a los profesores de todas las edades y en todas las condiciones de trabajo: tanto a los que tienen una larga experiencia -rica en satisfacciones, pero también en dificultades- como a las nuevas generaciones, profesores animados por el entusiasmo y las ganas de hacer, pero con las fragilidades e incertidumbres que a menudo marcan los primeros años de la enseñanza». (cf Vatican News, Amedeo Lomonaco).
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Se trata de volver nuestra mirada de educadores resilientes y entusiasmados vocacionalmente, hacia la dignidad de cada estudiante, recordar que una educación de calidad es una tarea compatida por de todos los integrantes de una sociedad: gobernantes y gobernados, docentes, alumnos y sus familias y que aquí no hay espacio para el descarte de ninguno de los agentes del proceso enseñanza – aprendizaje. Necesitamos un pacto que implique un compromiso real e integral. El director regional de UNICEF para América Latina y el Caribe, Garry Conille, ha sostenido en la reunión tenida en Bogotá en marzo del 2023, que “estamos viviendo una crisis educacional sin precedentes que tendrá repercusiones enormes y duraderas para toda la sociedad. […] ¿A qué futuro profesional y técnico podrían aspirar [nuestros estudiantes] si, desde su infancia, no cuentan con las habilidades fundamentales del aprendizaje?”
Algunos educadores hemos retornado entusiastas a las clases presenciales, con la experiencia de haber ejercitado nuestra creatividad y el haber aprendido de otros docentes a desarrollar las clases a distancia, sabemos «que no son suficientes las recetas simplistas o los vanos optimismos. Conocemos el poder transformador de la educación: educar es apostar y dar al presente la esperanza que rompe los determinismos y fatalismos con los que el egoísmo de los fuertes, el conformismo de los débiles y la ideología de los utópicos quieren imponerse tantas veces como el único camino posible». Nuestra propia realidad nos está exigiendo a elaborar planes y programas, cuyo objetivo sea la «construcción de una civilización de la armonía, de la unidad, donde no haya lugar para esta virulenta pandemia de la cultura del descarte».
Y desde estas premisas el Papa Francisco nos ha propuesto a todos los educadores, sin distinción nacionalidad, credo o condición económica, estas siete propuestas para convertirlas en compromisos, que evidencien el deseo de aumentar los esfuerzos para eliminar las desigualdades y lograr una auténtica justicia educativa que ponga en el centro de todos nuestros procesos educativos formales e informales a la persona, su valor, su dignidad. La puesta en marcha de estos compromisos, evidenciará la propia especificidad de la Educación, su belleza, su singularidad y, al mismo tiempo, su capacidad de ser el mejor medio para encontrarnos y relacionarnos con los demás y con la realidad que la rodea, rechazando esos estilos de vida que favorecen la difusión de la cultura del descarte.
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Como ya pudimos leer en el primer enlace sugerido en esta publicación: “Siete propuestas para crear una nueva educación pos pandemia”, las volvemos a enumerar, y les invitamos a se enriquecidas con le diálogo en nuestra comunidad educativa, y adaptarlas para nuestra realidad educativa particular:
- Escuchar la voz de los niños, adolescentes y jóvenes a quienes transmitimos valores y conocimientos, para construir juntos un futuro de justicia y de paz, una vida digna para cada persona.
- Fomentar la plena participación de las niñas y de las jóvenes en la educación.
- Tener a la familia como primera e indispensable educadora.
- Educar y educarnos para acoger, abriéndonos a los más vulnerables y marginados.
- Comprometernos a estudiar para encontrar otras formas de entender la economía, la política, el crecimiento y el progreso, para que estén verdaderamente al servicio del hombre y de toda la familia humana en la perspectiva de una ecología integral.
- Salvaguardar y cultivar nuestra casa común, protegiéndola de la explotación de sus recursos, adoptando estilos de vida más sobrios y buscando el aprovechamiento integral de las energías renovables y respetuosas del entorno humano y natural, siguiendo los principios de subsidiariedad y solidaridad y de la economía circular.” EL PAPA FRANCISCO RELANZA EL PACTO EDUCATIVO GLOBAL: EDUCAR ES UN ACTO DE ESPERANZA
Todo el progreso -del cual gozamos muchos hoy- en tecnología digital educativa; el saber que debemos el educar a usar las redes con ética y responsabilidad; el exigir la evaluación permanente de las gestiones de las autoridades educativas; el empeñarnos por un servicio de calidad para todos los estudiantes, particularmente aquellos que son de familias de bajos recursos, que viven en situaciones de alto riesgo y vulnerabilidad; el lograr la dignificación del servicio docente y el lograr el compromiso social de la corresponsabilidad educativa; … es una realidad que nos posibilitará una mejor educación.
Quienes estamos convencidos que esta “catástrofe educativa” ha sido un reto que nos ha fortalecido vocacionalmente para enfrentar la “quinta revolución educativa” que nos plantea la IA y el ChatPGT, seguramente percibirán la poderosa valía de propiciar nuestras mejores capacidades, competencias y actitudes para construir mejores ambientes y condiciones para que nuestros pueblos prosperen en dignidad y todos nuestros niños y jóvenes logren acceso a una educación de calidad en todos los niveles. “En tiempos de plurifragmentaciones, el Pacto Educativo Global casi, casi que nos encuentra unidos y eso ya es motivo para volver a las agendas” (CELAM). “Nuestro futuro no puede ser la división, el empobrecimiento de las facultades de pensamiento y de imaginación…Hoy en día se necesita una etapa renovada de compromiso educativo, que involucre a todos los componentes de la sociedad.” (Miguel Ángel Rodríguez).
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«El presupuesto para la instrucción y la educación, consideradas como un gasto más que como una inversión, ha disminuido significativamente a nivel mundial en los últimos años. Es oportuno y urgente que cuantos tienen responsabilidades de gobierno elaboren políticas económicas que prevean un cambio en la relación entre las inversiones públicas destinadas a la educación y que la inversión en la educación estuviera acompañada por un compromiso más consistente orientado a promover la cultura del cuidado. […] Confiamos en la capacidad transformadora de la educación y en este sentido los educadores nos sentimos llamados a trabajar por una educación por la paz. […] «forjar un nuevo paradigma cultural a través de un ‘pacto educativo global’. Un pacto que promueva la educación a la ecología integral según un modelo cultural de paz, de desarrollo y de sostenibilidad, centrado en la fraternidad y en la alianza entre el ser humano y su entorno…» cf HACIA UN NUEVO PACTO EDUCATIVO QUE CONSTRUYA LA PAZ
“Nuestro futuro no puede ser la división, el empobrecimiento de las facultades de pensamiento y de imaginación…Hoy en día se necesita una etapa renovada de compromiso educativo, que involucre a todos los componentes de la sociedad.”
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