Inger Enkvist, nacida en Suecia en 1947, es una catedrática emérita de español en la Universidad de Lund. Reconocida hispanista y pedagoga, ha dedicado su carrera al estudio de la enseñanza del español y las políticas lingüísticas.
Enkvist ha sido profesora e investigadora en diversas universidades suecas, y ha ocupado cargos de asesoría en el Ministerio de Educación del país. Su labor se ha visto recompensada con numerosos premios, como el Premio Internacional Don Quijote de Investigación en Lengua Española.
Entre sus publicaciones más destacadas se encuentran libros como “De svenska skolreformerna 1962 till 1985 och personerna bakom dem” y “El español en Suecia: historia, enseñanza y actitudes”.
Inger Enkvist es una figura clave en el panorama de la hispanística y la pedagogía en Suecia. Su legado académico ha contribuido significativamente al conocimiento y la enseñanza del español en el país.
Entrevista a la Dra. Inger Enkvist, académica sueca, investigadora y referente mundial en educación.[1] La entrevista fue realizada por David Auris Villegas
DAV. En su opinión, ¿cuáles son los desafíos que enfrenta la formación profesional del docente?
IE. Me voy a limitar a los países occidentales y constato que los desafíos de la educación son muchos y que son el resultado de unas ideas contradictorias, impuestas desde el mundo de la política. En 1960 aparece en Estados Unidos y en Europa, la idea de la “nueva pedagogía”, el antiautoritarismo con énfasis en los derechos de los alumnos. Se quería que los alumnos estuvieran más libres y, a la vez, se exigía el mismo resultado para todos y, si es posible, un resultado excelente. La situación del docente se volvió imposible. ¿Cómo puede ser responsable el docente si se le quita la autoridad para organizar el trabajo? Estas contradicciones han ahuyentado a personas que hubieran podido ser excelentes docentes.
El problema no puede resolverse sin devolver la autoridad en el aula al profesor y sin dar a las escuelas el derecho de organizar el trabajo. En educación, siempre es importante el conocimiento previo y las escuelas deben poder organizar el aprendizaje según el nivel de conocimientos del alumno. Hay que anteponer el conocimiento a la igualdad. Además, curiosamente, el resultado de los alumnos con más dificultad mejora si se les exige más, siempre partiendo del nivel ya adquirido, y así hay menos desigualdad.
DAV. ¿La formación universitaria del educador tiene una relación con su éxito profesional?
Es una lástima tener que decir que la formación universitaria para futuros docentes no corresponde casi nunca a lo que sería ideal. Hay una crisis en todo Occidente en las llamadas Ciencias de la Educación, porque se carece de un núcleo de conocimientos comprobados. No puedes ser médico sin estudiar medicina, pero puedes ser buen docente sin haber estudiado pedagogía. No solo falta un núcleo de conocimientos científicamente comprobados, sino que, además, se han introducido en los estudios de Pedagogía, temas políticos, sociales y psicológicos que no garantizan que mejore desempeño del docente.
Lo que se debería hacer es exigir primero un nivel más alto de conocimientos específicos de las materias que va a enseñar el futuro docente. Después, los futuros docentes deberían pasar un tiempo observando a docentes excelentes. Deberían aprender de ellos técnicas para enseñar de manera eficaz. Además, deberían aprender cómo manejar un aula y cómo establecer buenas relaciones con los alumnos y con los padres.
DAV. En la globalización, ¿bajo qué enfoque se debe formar al educador intercultural?
Es fácil dejarse engañar por la palabra globalización y pensar que hoy las metas de la educación han cambiado. No, nunca se ha necesitado más que hoy saber leer y escribir. Los alumnos necesitan un amplio vocabulario para entender las afirmaciones de los medios de comunicación y más si en estos mensajes se habla de países alejados del lugar en que viven los alumnos.
Más que nunca, necesitan materias como Historia y Geografía. Además, necesitan manejar por lo menos una lengua extrajera que hoy en día sería el inglés. Es decir, la globalización debería llevarnos a insistir más en que los alumnos realmente aprendan los contenidos escolares. El que haya alumnos de diferente origen en nuestras aulas también debería llevarnos a intensificar la enseñanza del currículo porque solo si los alumnos estudian un contenido común para todos van a poder entenderse y colaborar para el bien de todos y para el país en el que viven.
DAV. ¿Qué papel desempeña Inteligencia artificial en la formación profesional del docente?
Hay muchos malentendidos a propósito de la tecnología y la educación. La tecnología es excelente para formarse si uno vive en un lugar apartado de los centros urbanos importantes y para seguir formándose. Sin embargo, para los alumnos de la enseñanza obligatoria, lo esencial es adquirir unos conocimientos básicos sobre el mundo y saber expresarse oralmente y por escrito y para esto no se necesita tecnología. Por eso, no debemos preocuparnos demasiado por no tener lo último en tecnología. La tecnología es cara y no está probado que mejore el aprendizaje.
Si no hablamos de los alumnos sino de los docentes es otra cosa. La tecnología es un medio excelente para que los docentes sigan formándose. Teniendo acceso a internet, un docente no tiene ninguna disculpa por no seguir aprendiendo.
DAV. Según su experiencia, ¿A qué se debe que la mayoría de los países no valora a la labor docente?
Voy a referirme a mi país, Suecia. El cambio del estatus de los docentes vino con las nuevas políticas escolares que se impusieron en la década de los años 1960. Con la escuela “comprensiva” vino un énfasis en la igualdad más que en el conocimiento. La profesión docente cambió de ser una profesión intelectual centrado en el aprendizaje a volverse cada vez más social y psicológico. En vez de un enfoque en la enseñanza, las nuevas tareas fueron de poner orden y de dar apoyo psicológico.
La contradicción es que la misma sociedad que había impuesto este nuevo régimen a las escuelas no valora a los docentes de la misma manera que antes. La profesión docente se ve como formando parte de la asistencia social y como parte de la sociedad del bienestar. Para que se vuelva a valorar a los docentes hay que volver a dar un perfil más intelectual a la profesión. Acabo de publicar un libro sobre este tema. “El conocimiento en crisis. Las ideologías en la educación actual con ejemplos de Suecia” (Madrid: Tecnos. 2022).
DAV. ¿Cuáles con las competencias cognitivas y emocionales que deben poseer los docentes?
Un buen docente es una combinación de conocimientos sólidos de la materia que enseña y de una personalidad idónea. La impresión es que los docentes saben menos y que, por eso, son menos aptos para enseñar. La impresión es también que menos docentes poseen esa combinación de conocimientos, fuerza de carácter, inteligencia, flexibilidad y comprensión psicológica que se quisiera ver en un docente.
En la formación docente, debe aprenderse el contenido de las materias. Se puede enseñar también buenas maneras de organizar el aprendizaje y es especialmente útil observar a colegas excelentes. Las demás características de un buen docente son difíciles de enseñar. La mejor manera de conseguir docentes del perfil deseado es elegir a los futuros docentes entre muchos candidatos. Es decir, identificar a los candidatos que ya tienen las características que se buscan. Para tener muchos candidatos, no hay otra manera que convertir las escuelas en lugares de trabajo atractivos, lo cual significa devolver la autoridad a las escuelas.
DAV. Para concluir, ¿Cuál es su mensaje a la comunidad docente del planeta?
“Para el planeta” es una fórmula solemne. Diría que, sean cuales sean las circunstancias de un docente, tenemos una responsabilidad para con los alumnos que nos han tocado. Ellos no nos han elegido y no tienen otros docentes que nosotros. La relación de docentes a alumnos tiene una similitud con la de padres a hijos. Se trata de una responsabilidad intransferible. Cada día en el aula, tenemos la responsabilidad de usar de la mejor manera posible el tiempo de nuestros alumnos, porque, precisamente, son nuestros y el tiempo no vuelve. Quizá nosotros no somos docentes ideales y quizá los alumnos no son alumnos ideales, pero hay que hacer lo mejor posible de cada instante.
[1] Esta entrevista, se publicó originalmente en la revista internacional de educación y literatura, AURIS N°01 – 2023. ISSSN 3028-9238 (en línea)
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Autor: David Auris Villegas (Perú, 1975) Escritor, pedagogo, editor, columnista, profesor universitario y teórico de la pedagogía ética, educación ciudadana, cultura de paz. Experiencia laboral: Licenciado en educación por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y máster en educación por la Universidad de la Habana. Ha sido profesor capacitador en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y profesor de posgrado en varias universidades peruanas. Ha publicado: “Cuentos de medianoche”, “Mañana al despertar piensa en mí”, “Estrategias didácticas de comprensión lectora para la vida”, “Cómo redactar artículos científicos” y “Minicuentos para soñar”. Antologado en: A Orillas del río Ichu y en, Palabras sin fronteras, fronteras sin palabras, y ha aparecido en las revistas: La Tortuga Ecuestre, Némesis y Entre paréntesis. Publica sus artículos pedagógicos cada semana en varios portales del mundo. Correo electrónico: [email protected] Cuenta de Facebook: david.aurisvillegas.77 |
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