El líder educativo Tom Bennett preside el grupo de gestión del comportamiento del Ministerio de Educación británico y dirige ResearchEd, una organización que promueve la investigación académica entre docentes de países de todo el mundo. Entre estos dos ámbitos educativos, Bennett ha desarrollado una carrera como profesor que le ha llevado a entornos académicos tan prestigiosos como el Corpus Christi College de la Universidad de Cambridge.
A continuación compartimos con fines educativos – pastorales la entrevista que le hizo Berta G. de Vega para el portal El Mundo (España) al profesor Benett (04/06/2018) sobre la realidad educativa en Inglaterra y España, en cuanto al uso de la tecnologías, el trabajo en equipo, la pérdida de horas de clase por la indisciplina, la vocación docente y PISA, entre otros temas; y que nos puede ser útil para nuestra reflexión de acuerdo con nuestra realidad particular, para cuando volvamos a las clases presenciales.
¿Por qué tiene tanto éxito someter las prácticas educativas a pruebas científicas?
Tenía que pasar. Desde hace décadas, las decisiones se tomaban por instinto, sin tener mucha idea de cómo iban a ser de útiles, y se basaban en la ideología de quien estuviera a cargo en ese momento. En definitiva, un desperdicio. Es enseñanza popular: vas tirando, pero es como la medicina popular, llena de supersticiones y de tradiciones sin fundamento. Eso no basta para una profesión y menos una tan importante como ser profesor. Así que fundé ResearchEd como una manera de acabar con mitos y de elevar la investigación sobre profesores y métodos.
La educación se mueve como por modas, como la pizarra interactiva. ¿Qué ha sido la gran profecía que nunca va a pasar?
Hay tantas…La mayoría de la gente en la educación tiene buenas intenciones. Es verdad que no pretenden ser un timo. Pero hay muchas cosas en las que creemos y que son basura. Por ejemplo, la tecnología ofrece grandes promesas y pocos resultados. Y, peor, caro. Las pizarras digitales y las tabletas han sido un error muy costoso.
¿Cuáles son los mantras actuales que le dan más miedo? ¿Quizá «No necesitamos conocimiento ahora que tenemos Google», ¿ O «estamos educando para trabajos que no existen»?
¿Cuánto tiempo tiene? Una ubicua y peligrosa es que los niños aprenden mejor en grupo. El trabajo en equipo ha sido promovido como una de las estrategias favoritas de enseñar, pero hay un océano de pruebas que dicen que puede ser una mala manera de enseñar, a menudo. Otra es «deberíamos centrarnos en las habilidades por encima del contenido». Es muy vacua. De nuevo, la evidencia sugiere que llegar a dominar el contenido es esencial para el automatismo, la fluidez, el recuerdo, para la comprensión y por último para la creatividad. Así que los currículos escolares se deberían centrar en temarios ricos en conocimiento y saber que las habilidades ocurren como efecto de eso de manera más eficaz.
En España hay quejas sobre el enorme tiempo que se pasan los niños con los deberes por la tarde. No sé qué evidencia hay sobre la eficacia.
Tenemos el mismo debate en Reino Unido. Es un asunto muy complejo. Hay deberes que son más o menos útiles. Por ejemplo, poner muchos deberes porque sí no me parece bien, o porque lo diga el colegio o porque los padres quieran. La investigación indica que tienen poco impacto en los niños más pequeños y más en los mayores; que leer es bueno en todas las edades; que practicar ejercicios tiene más impacto en el aprendizaje si ya saben cómo hacerlo.
¿Cómo de importante es la vocación para ser profesor? ¿Se puede llegar a ser buen profesor si sólo llegaste para ganarte la vida, no porque te encantara enseñar?
La vocación es importante, pero no es una condición suficiente para ser buen profesor. Muchos se creen llamados y luego no disfrutan ejerciendo. Lo que es importante es que te guste la asignatura, trabajar con gente joven y estar preparado para pruebas duras y para disfrutar de los resultados. Es peligroso romantizar el trabajo, porque eso lleva a la superstición de que unos han nacido para eso y otros no. Y eso permite que se les explote, tratándolos como ángeles urbanos que deben estar dispuestos a todo tipo de sacrificios. Eso es tratar a los profesores como combustible, no como profesionales humanos.
Fue el responsable nacional sobre un informe sobre la disciplina y lo ve como un asunto de justicia social, ¿cómo?
Porque hay un problema en la educación: los profesores no están bien preparados para mantener la conducta en clase de tal manera que se pueda aprender. Y los directores de colegios e instituto empiezan sabiendo muy poco de sistemas de comportamiento. Es un escándalo que estas habilidades se pasen tan por alto. El impacto es enorme. Hay niños perdiendo una hora de clase al día por lo mal que se portan en clase, un día a la semana, un año cada cinco. Qué robo se permitiría a ese nivel. Y entendemos que los mejores colegios y profesores saben cómo mantener un orden donde los niños están seguros, pueden aprender, debatir y florecer.
¿Cómo?
Que los profesores se sientan respetados y apoyados y se quedan en la profesión. Que los padres están seguros de que sus hijos lo van a hacer bien por el colegio y no a pesar del colegio. No culpo a los colegios. Culpo a todo el sistema. Y por eso es un asunto de justicia social, porque los niños que están muy atrás en el sistema social son justo los que más necesitan las oportunidades de la educación. El informe ha pasado a ser un programa de entrenamiento que el gobierno está llevando a cientos de colegios del país en las áreas donde más se necesita.
¿Cuánto depende del sistema y cuánto del ambiente? En Reino Unido se han atrevido a montar un proyecto para ver por qué los niños del Norte, nuestro Sur, de un entorno económico peor lo hacen peor académicamente…
Las dos cosas son importantes. La demografía, lo socioeconómico, tienen un impacto enorme en los retos y oportunidades del colegio. Y el sistema tiene que responder adecuadamente a eso. Un hospital en zona de guerra tiene que tener distintos especialistas a un hospital tranquilo de una zona rural rica. Y la riqueza es muy importante es términos de capital cultural, vocabulario, tasas de analfabetismo y actúa como apoyo para saber más.
¿Qué hacer cuando hay datos contradictorios? Separar por niveles, por ejemplo.
Las evidencias son interesantes ahí. Por lo general, indica que hay una ventaja pequeña para los más capaces y un perjuicio más grande para los menos. Pero los colegios selectivos británicos (los llamados grammar schools) son interesantes también. La estadística sugiere que lo que marca la diferencia no es tanto el colegio como el tipo de niños que van allí. Y entiendo por qué los padres quieren que sus hijos vayan allí porque la presión del grupo importa mucho en el comportamiento. […].
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¿Se ha convertido la OCDE, con PISA, en una especie de inspección internacional de los sistemas?
Se está convirtiendo y nadie se lo ha pedido. De alguna manera, todo el mundo ha firmado, sin saber bien. Esto importa porque los países están desesperados por salir bien en el ránking de PISA. Y eso afecta mucho lo que hacen y en qué se gastan el dinero. Creo que rápidamente se está convirtiendo en algo que está haciendo daño en la educación y los países, colegios y profesores deberían tratar sus pronunciamientos con cierta precaución.
Este contenido ha sido publicado originalmente por El Mundo (España) en la siguiente dirección: elmundo.es | Berta G. de Vega