Ana Ibáñez, (Burgos, España), vivió 14 años en Chile, reside en España, casada y con dos hijas, es experta en neurociencia, graduada en Ingeniería Química, ex nadadora de alto rendimiento y piloto de helicóptero, tienen la especialidad de ser entrenadora cerebral, se ha dedicado a la investigación sobre cómo lograr la optimización cerebral.
A los tres años sufrió de un linfoma infantil, pero siguió sus estudios y ha gestionado exitosamente un hotel en la Patagonia chilena, pilotea helicópteros y se reinventó a través de la neurociencia, que le ayudo a tener muy claro algo que, como educadores nos puede ser de gran utilidad: para dirigir y potenciar cualquier grupo humano, primero hay que cultivar la propia felicidad y satisfacción: “es muy difícil mantener un alto grado de ejecución o de eficiencia en tu vida si no hay disfrute de por medio, por que hay un momento en el que te rompes”. (cf CANAL CEO).
Como entrenadora de técnicas y tecnología de Neurociencia, se ha especializado en el Alto Rendimiento cerebral de adultos y niños. Ibáñez afirma que el rendimiento y el estado de calma mental, están muy unidos. Y como educadores sabemos qué tan importante es conocer este tema, pues necesitamos conocer más opiniones sobre la influencia que ejerce el miedo, la angustia y el estrés en el proceso enseñanza – aprendizaje. La psicóloga clínica, María Virginia López, (Uruguay), dice qué importante es que el profesor mantenga la calma frente a niños y niñas, “para poder otorgarles apoyo, contención y respuesta oportuna frente a sus necesidades tanto emocionales como cognitivas”. Cf Las huellas que deja el Covid 19, la educación a distancia y el confinamiento en la salud emocional y mental de los profesores (PARTE II)
Como admiradora del doctor Ramón y Cajal, Ana Ibáñez suscribe las palabras de este pionero en el estudio de la plasticidad cerebral y la neurociencia: “Todo ser humano, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro”. Actualmente gestiona Desidacda y Barcelna en sus centros ‘MindStudio’, en donde realiza entrenamientos para el alto rendimiento y bienestar mental de niños y adultos. Además, es conferenciante y últimamente ha publicado el libro ‘Sorprende a tu mente: entrena tu cerebro y descubre el poder de transformar tu vida’ (Ed. Planeta), afirmando que hay una neurociencia que es más teórica, y la neurociencia de investigación, a la que se dedica desde hace dieciséis años, que ayuda a saber “qué podemos hacer en el día a día para llegar a un mejor lugar.”
Gracias a la publicación Aprendemos Juntos 2030 del BBVA y El País (España), compartimos con fines únicamente educativos y de formación permanente, partes del diálogo entre Aña Ibáñez y un público variado, por cerca de una hora, y con temas que quizá sea de su interés como el cerebro, cómo aparece y se disipa en nuestro cerebro el estrés, la ansiedad, la angustia, qué es la calma mental, el miedo, el temor, las dudas, la Inseguridad, consecuencias del error, la atención, la concentración, dopamina, temor, inseguridad, estrés positivo, estrés negativo, autoestima, crisis, el déficit de atención y la importancia de fortalecer cerebralmente a nuestros niños y jóvenes.
Como en otras ocasiones, les recordamos que no respondemos a cuestionamientos o dudas que suscite el diálogo y las respuestas de la conferenciante. En esta publicación solo les compartimos los enlaces del video completo y el momento más destacado, así como partes del diálogo, que recomendamos leer íntegramente en el título de la publicación de Aprendemos Juntos 2030, que indicamos al final del artículo. Es nuestro propósito que esta publicación sea una invitación a seguir entusiasmados en nuestra formación permanente, conocer los aportes y las experiencias de especialistas cercanos al mundo educativo, como Ana Ibáñez. Hacemos presente que las letras en negritas y cursivas son nuestras, y los corchetes indican partes de la fuente no compartidas.
JESÚS: … te he escuchado mencionar en varias ocasiones cómo es nuestro propio cerebro el que en muchas ocasiones nos boicotea y nos engaña. Y me preguntaba si serías tan amable de profundizar y darnos más detalles sobre esto.
ANA IBÁÑEZ: “[…] nosotros tenemos que programar nuestro cerebro para que nos dé aquello que de manera natural no nos da. Y eso se trata de que nosotros, por biología, estamos formateados, estamos programados, para que nuestra primera prioridad a nivel cerebral sea defendernos de las amenazas. Pero eso nos deja fuera de algo que es importantísimo hoy en día, que es aprovechar las oportunidades: no solo defendernos de amenazas, sino que nuestro cerebro nos dé el impulso para ir a conseguir aquello que nos va a hacer crecer y que puede que sea una novedad. Pero nuestro cerebro, de manera biológica, está programado para hacernos sentir temor ante cualquier situación que sea novedosa y si él no puede identificar cuál es el resultado de esa situación. Todo lo nuevo supone un acto de confianza en que nuestro cerebro piense que eso nuevo va a tener un final feliz. Y, cuando él no lo puede hacer, lo que va a hacer es inyectarte de miedo, de temor, de dudas, de inseguridad. Eso es que tu cerebro te boicotee. En el día a día, nos ocurre todo el tiempo, […] Todo eso son amenazas para nuestro cerebro porque le exigen hacer algo que él no puede anticipar cómo va a terminar. Así que lo que va a tender a hacer, si nosotros no lo impedimos, es dotarnos de miedo, de pensamientos, de inquietud, de preocupación. Ahí es donde entra el conocimiento del cerebro y la neurociencia para saber que, si nosotros queremos evitar este boicoteo, lo que tenemos que hacer es darle la seguridad que él, por biología, no nos está dando. […] es muy útil es dotarle de imágenes en las que él pueda pensar, o incorporar dentro de sus memorias cerebrales […] Aristóteles dijo una frase con la que yo estoy muy de acuerdo y dijo: «El miedo no es sino la anticipación del sufrimiento por que algo salga mal». […] Hay dos grandes circuitos cerebrales. Uno tiene que ver con el circuito del miedo cerebral, que nos defiende, y otro tiene que ver con el circuito de la oportunidad o de los beneficios de intentar cosas. […] que tiene que ver con el circuito de recompensa, se activa si nosotros somos capaces de calmar a nuestro cerebro y hacer que ese circuito de alarma no esté tan activo y pueda conectar áreas de nuestro córtex prefrontal, que es donde está este otro circuito de oportunidad.”
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BEATRIZ: … cuáles son para ti los descubrimientos más importantes sobre el cerebro que nos podrían ayudar a mejorar nuestras vidas en el día a día.
ANA IBÁÑEZ: “[…] creo que el descubrimiento que más utilizo en el día a día y con el que puedo ayudar a más personas a llevar a su cerebro y a su mente a un lugar más allá. Fijaos en que, dentro de neurociencia, con lo que por supuesto disfrutamos mucho es con la plasticidad cerebral. […] que podemos cambiar incluso el entorno cerebral en el que nuestro cerebro es capaz de aislar áreas para hacer cosas que antes no hacía. Es decir, nuestro cerebro puede reprogramar áreas cerebrales para que logren hacer esas áreas cosas para las que no estaban predestinadas. Ahí hay grandes, grandísimos, descubrimientos que se están aplicando, sobre todo, con un objetivo clínico para que personas que han visto disminuidas áreas cerebrales puedan superar estas disminuciones y mejorarlas. […] Es decir, nuestro cerebro está muy cómodo cuando hace cosas de una manera automática y las sabe hacer muy bien. […] ¿Y sabéis cuál es el lugar más incómodo para nuestro cerebro? Pues es cometer errores. […] Tenemos que aprovechar los errores porque ahí empieza a ocurrir una neuroquímica que es maravillosa para poder llevar a nuestro cerebro a otro lugar. Hay tres sustancias químicas que son importantísimas en cometer un error. Y es que, frente a esta amenaza de nuestro sistema nervioso por hacer algo mal, él empieza a generar algo que se llama epinefrina, que es una sustancia química que lo que hace es ponernos en alerta y, entonces, se pone a trabajar porque tiene que solucionar eso. En segundo lugar, nos viene una sustancia que se llama acetilcolina y esta sustancia lo que hace es enfocarnos para que nos enfoquemos en aquello que queremos mejorar. […] ¿Por qué es tan importante tener ahí un objetivo? Porque, si no, perdemos esta neuroquímica y caemos en algo que todos conocemos muy bien que es la frustración. […] Cuando ocurre eso, cuando tú te quedas pegado a tu objetivo y estás aguantando esa incomodidad, tu cerebro empieza a regalarte un premio en forma de dopamina. […] para mí este avance es fundamental: saber cómo podemos hacer que nuestro cerebro aproveche el fallo, cómo podemos darle seguridad en la incomodidad y cómo aprovechar las ventanitas que se nos abren a nivel cerebral para que transforme estructuras. […]”
ISABEL: … cada vez noto que me cuesta más mantener la atención y la concentración y no solo no noto en mí, sino que lo noto en mucha gente a mi alrededor. ¿Cómo podemos entrenar nuestra concentración?
ANA IBÁÑEZ: “[…] Los que nos dedicamos al entrenamiento cerebral aplicado para mejorar el día a día vemos que una de las primeras causas de buscar entrenamiento cerebral es precisamente ese, cómo lograr focalizarnos más en cosas y que nuestra atención no se distraiga tanto. […] Por eso, cuando de repente le pedimos que se concentre en algo, le sorprende, porque es una actividad a la que no está acostumbrado. Eso lo tenemos que entrenar. […] en primer lugar, calmarse lo suficiente y, a la vez, necesita tener la suficiente energía. Es un equilibrio entre calma y energía. […] viene asociada a que tu cerebro produzca unas frecuencias que se llaman alfa, [que] son las que todos conocemos cuando estás en calma paseando por la naturaleza o paseando al lado del mar, o escuchando una buena música. Esas frecuencias de calma hacen que tu cerebro pierda alerta hacia el exterior y pueda centrarse más en una actividad como es concentrarse. […] Para cada uno de nosotros puede ser algo distinto, […] concentrarse exige que nuestro cerebro sea capaz de bajarle el volumen al exterior, […] es un esfuerzo cerebral.
[…] … Cuando tú obligas a tu cerebro a posar la mirada sobre determinados objetos y a pensar su nombre, o puedes pensar también su color, estás haciendo el ejercicio de que tu cerebro pase a un modo de concentración, de enfocarse.”
MÓNICA: … En el libro (Sorprende a tu mente), hablas mucho de la ansiedad y es un problema que acucia a nuestra sociedad ahora mismo. ¿Cómo puedes trabajar tu cerebro para lidiar con esta sensación tan agobiante?
ANA IBÁÑEZ: “La ansiedad es muy incómoda y lo que es importante saber en primer lugar es que la ansiedad toma forma diferente para cada uno de nosotros. La ansiedad que puede sentir una persona puede estar más ligada a pensamiento, a tener muchos pensamientos invasivos, incómodos… Para otra persona puede ser mucho más físico, de sentir algo a nivel físico que es incómodo, sentir su corazón, tener problemas con la digestión… Para otras personas, la ansiedad es encerrarse en sí mismas y no atreverse a salir. La ansiedad tiene muchas formas. ¿Qué es importante entender de la ansiedad? Que, si bien los síntomas que sentimos son absolutamente reales e incómodos, la ansiedad en realidad es un mecanismo cerebral. […] El tema con la ansiedad es que procede de un lugar cerebral al que tenemos poco acceso. Es decir, que te puede pasar que tengas ansiedad y no entender por qué tienes esa ansiedad, o pensar que tienes ansiedad y que, bueno, habría causas, pero no son lo suficientemente importantes ni grandes […] vienen de un lugar cerebral que es el subconsciente. […] ¿Pero qué información es la que guarda de manera más fuerte nuestro cerebro? Aquella información que pone en peligro nuestra supervivencia. […] el objetivo de nuestro cerebro es nuestra supervivencia, no que seamos felices, no que nos desarrollemos. Entonces, la ansiedad tiene que ver mucho con eso, con que nuestro cerebro está alimentando continuamente información guardada […] La ansiedad no es sino la manera que tiene nuestro cerebro de decirnos que está muerto de miedo. […] ¿Qué es lo más rápido para decirle a nuestro sistema nervioso que en realidad nosotros estamos calmados? Es la respiración. Por eso los ejercicios de respiración son tan útiles para bajar la ansiedad, porque, si tú entras en un patrón de respiración donde respiras de manera abdominal y exhalas en exhalaciones más largas que las inhalaciones, tu cerebro, que conoce ese esquema de respiración y lo tiene ligado a calma, empieza a calmarse […] Si un niño tiene miedo, tienes que aceptar que siente miedo y él tiene que saber que lo está pasando mal y que tú te das cuenta de ello. […] Para bajar la ansiedad es muy importante conectar con los sentidos. […] es importante entender que la ansiedad es normal que nos ocurra, pero que la acrecentamos siempre que nos preocupamos mucho por ella. […] La ansiedad está presente en todos nosotros. […].”
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CLOE: … nos podrías explicar las diferencias entre la ansiedad y el estrés y, sobre todo, cómo manejar mejor el estrés.
ANA IBÁÑEZ: “Estrés y ansiedad no son lo mismo, pero se tienden a confundir en la manera habitual y coloquial de hablar. El estrés es necesario para que nosotros logremos hacer algo que se sale de lo normal. Sale en cualquier situación que te hace sentir incómodo porque sabes que tienes que sacar algo de ti que te exigen. Y eso es muy bueno, porque desde el punto de vista cerebral nuestro cerebro se reprograma, se desarrolla, si nosotros le pedimos estas cosas. Si no se las pedimos, se quedaría siempre igual. Y, de hecho, esas sustancias químicas que se segregan cuando nosotros tenemos estrés son las que nos permiten alcanzar conexiones neuronales, […] El estrés nos ocurre siempre que hay un elemento estresor presente. El estrés no te pasa porque sí, el estrés es porque tienes que enfrentarte a una situación que te estresa. Sin embargo, la ansiedad es un mecanismo cerebral. […] La ansiedad en muchos casos es el estrés crónico que se ha alojado en nuestro cerebro y que hace que sientas ansiedad […] es importante entender que estrés y ansiedad son distintos y que ansiedad es un mecanismo cerebral. […] Lo que ahora sabemos, porque se estudia por resonancia magnética funcional, […] leer nuestra electricidad cerebral […] Lo que se ha demostrado es que, aunque el corazón lata más fuerte, es decir, esté llevando más riego, no tiene asociado el efecto negativo cardiovascular que sí tendría un estrés que acelera tu corazón, pero que tiene la connotación negativa. Cuando tú estás a gusto con tus síntomas de estrés, tus vasos sanguíneos no están contraídos y este es un gran descubrimiento, […] hay dos tipos de estrés. Está el estrés positivo, que se llama «eustrés», y el estrés negativo que sí que nos daña, que se llama distrés. […] No hay ningún estrés positivo que, alargado durante mucho tiempo, pueda mantenerse positivo porque nuestro organismo no tiene la capacidad de regenerarse de ese estrés y no puede disminuir la carga alostática que conlleva el estrés. Pero, si tú mantienes el estrés en un periodo determinado de tiempo y tu cerebro lo sabe, ahí estás haciendo que tu estrés sea positivo. Y esto, muchas veces, lo único que necesita es que nosotros seamos conscientes de que esta situación es incómoda, estoy estresado, pero va a durar equis horas, equis días… […]”
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EUGENIA: … Te he escuchado decir que la autoestima la podemos fabricar nosotros mismos en nuestro cerebro. ¿Es esto cierto?
ANA IBÁÑEZ: “[…] La autoestima se programa y no solo se programa, sino que se reprograma. La autoestima es algo cambiante, es algo variable y es algo que todos nosotros podemos modificar. Creo que es muy importante saber que nuestro cerebro tiene esta habilidad […] y disfrutar de nuestras capacidades. ¿Qué es la autoestima? La autoestima es lo queribles que nos sentimos, en primer lugar, por nosotros mismos y por los demás. Y aquí ocurre algo desde nuestra programación cerebral, desde que nacemos y vamos programando e incorporando información a nuestro cerebro, y es que la autoestima es una de las claves iniciales que nuestro cerebro tiene que trabajar y programar para su supervivencia, porque la autoestima determina lo queribles que nos sentimos para cubrir dos grandes necesidades humanas que son, en primer lugar, sentirnos queridos para que nos cuiden, que es clave para nuestra supervivencia desde que nacemos y, en segundo lugar, que nos acepten en un grupo. Porque, si falta alguna de las dos, si no nos quieren y nos cuidan o no nos aceptan en un grupo, nosotros no sobrevivimos. Y nuestro cerebro, en su afán y su objetivo de nuestra supervivencia, de protegernos, está formateado desde el momento en el que nacemos para estar muy pendiente de eso, de si nos quieren y de si nos aceptan. Y con eso determina cómo de queribles somos y cómo es nuestra autoestima. […] ¿qué información incorpora a nivel de autoestima primero nuestro cerebro en nuestras etapas iniciales de educación y de vida? Pues lo primero que incorpora es, por comparación a los demás, cómo nos vemos. Establece cómo de queribles somos por otros, porque fijaos en que, ya en el entorno familiar, cada uno de nosotros hemos tenido que buscar un espacio y nuestro cerebro ha trabajado para que nos quieran. […] Y fijaos en que eso viene desde el subconsciente. ¿Qué ocurre? Que nosotros seguimos creciendo y, entonces, entra la siguiente parte de la autoestima, que es cómo nos queremos nosotros, cómo de queribles somos ante nuestros ojos. Y ahí es donde viene la reprogramación de la autoestima, que no solo es bueno que la hagamos, sino que es necesario que la hagamos, porque es en esa reprogramación de la autoestima donde nosotros podemos meter la información cerebral de que ya no solo eres querible porque eras todas estas cosas, sino que eres querible por el simple hecho de ser, por el simple hecho de tener aquellas cosas dentro de ti que son talentos, que es muy bueno que descubramos, y que simplemente por eso tú tienes una razón de ser y tu supervivencia no está amenazada. […] las personas que te quieren o que tienes cerca o que te conocen sí tienen una visión más clara de en qué cosas tú estás brillando. Si utilizamos esa información en nuestro favor, estamos dándole más razones a nuestro cerebro para que nos pase mensajes de querernos a nosotros mismos. Y ahí hay una frase que a mí me gusta mucho y es que el acto egoísta más generoso que podemos hacer por los demás es amarnos a nosotros mismos. […] las personas que sufren de autoestima baja normalmente hacen que los entornos sufran también un poco de ello porque te preocupas por ellos, lo cual no significa que siempre la autoestima tenga que estar alta. No, la autoestima es viva, sube, baja… pero lo importante es que nosotros nos quedemos seguros y muy próximos a aquellas herramientas que nos hacen vernos en la profundidad de quiénes somos. De esta manera, estaremos haciendo que ese ser querible por los demás y por nosotros mismos sea de una manera sana, sea de una manera real y nuestro cerebro se reprograme con ello.”
JONATHAN: … a veces en nuestro día a día vivimos complicaciones. Entonces, nuestro cerebro crea un bucle. Y me gustaría saber cómo salir de eso en nuestras crisis y retos. Gracias.
ANA IBAÑEZ: “Efectivamente, es que la vida es eso. La vida son cambios. La vida son transformaciones, son sorpresas. Y muchos de estos cambios son voluntarios, pero muchísimos son involuntarios. A nuestro cerebro no le gustan las sorpresas. Cualquier cambio de rumbo en nuestra vida, aunque pueda ser muy positivo para nosotros y nos desarrolle, para nuestro cerebro, en primera instancia, no lo es. No es positivo. Él busca que sigamos haciendo lo mismo. Por eso, cualquier cambio de rumbo, cualquier crisis, cualquier cosa que en tu vida pase de ser de una manera a otra, va a ser un momento incómodo, va a ser un momento en que vas a sufrir y va a ser un momento que te va a someter a una incertidumbre que, si tu cerebro se la pudiera ahorrar, se la ahorraría. Y eso es muy importante saberlo, porque nuestro cerebro, en ese cambio, va a querer quedarse pegado a lo anterior porque no quiere cambiar. Y esto pasa pocas veces. ¿Por qué no te lo da? Porque el grado de evolución cerebral es menor que el que necesitas para que sí que te lo dé. Entonces, tenemos que ayudarle una vez más. Tenemos que darle ese empujón que, por evolución, todavía no tenemos. […] Muchas de nuestras crisis tienen una base emocional. […] Si emocionalmente lo estás pasando mal, es difícil que te concentres bien, es difícil que tengas buena memoria, es difícil que duermas bien. Todo nuestro mecanismo cerebral del resto de ámbitos se ve afectado. […] ¿Qué le ocurre a nuestro cerebro en la transición? Que él, a pesar de saber que no estaba bien aquí, prefiere lo malo conocido que lo bueno por conocer. Entonces, ¿qué va a hacer en ese momento? Te va a llenar de pensamientos obsesivos, te va a llenar de pensamientos en los que mejora la realidad pasada, que no era buena, pero te va a borrar lo que no era bueno y te va a alimentar de cosas que eran especialmente buenas en esta situación, porque te quiere convencer, en el fondo, de que lo que había antes era mejor que lo que está por llegar, porque eso no lo conoce. Pero eso es falso, eso es un mecanismo cerebral. […] Por eso es tan importante, en las crisis, darle primero el significado… ¿Qué es una crisis? Es una transición de algo conocido, que algo estaba fallando ahí, por eso hay una crisis y necesitas cambiar, meter algo nuevo. Bueno, pues ya no funcionaba. Es pasar de eso que no funcionaba a una transición para ir a algo nuevo. Tenemos que acompañarlo ilusionándose con que eso nuevo va a tener buenas sensaciones emocionales y corporales para ti.”
DIANA: … Me encantaría preguntarte y saber si es posible realizar entrenamiento cerebral con niños y jóvenes y en qué medida se les puede ayudar.
ANA IBÁÑEZ: “[…] nuestros niños y nuestros jóvenes están en un momento de plasticidad cerebral tremendo, es decir, es en su momento de evolución donde más podemos hacer para desarrollar sus conexiones neuronales. […] Nuestros niños, si los podemos entrenar en sus frecuencias cerebrales y en sus áreas cerebrales, vamos a lograr que sean más fuertes cerebralmente, que puedan adquirir mayor seguridad, que se conozcan mejor, que descansen mejor, que puedan gestionar mejor toda la información que reciben del exterior hoy en día, que es muchísima, que puedan hacer frente a los retos sin que su sistema entre en estrés, que puedan lidiar mucho mejor con las exigencias, haciendo que su cerebro también sepa descansar, que quizás es una de las grandes cosas que los adultos no hemos aprendido bien. No se ha programado bien nuestro cerebro y eso hace que suframos tanto de adultos de tantas cosas. Si a un cerebro le enseñas desde el principio que puede trabajar y esforzarse mucho y, a la vez, que el descanso es algo necesario, positivo y que también lo premia a nivel cerebral, vas a conseguir un adulto que sepa equilibrar muy bien sus periodos de esfuerzo y de descanso, que se va a saber leer, que va a saber entender que sus emociones no siempre son positivas, que hay emociones que a veces son incómodas y son negativas, pero que no pasa nada, que eso no lo pone en amenaza. Pero todo eso se aprende mucho mejor en la etapa infantil, cuando el cerebro está mucho más receptivo de información. […] cuando hablamos de niños y de jóvenes, y es algo que están sufriendo mucho ahora, precisamente por lo que hablábamos de esta dificultad de concentrarnos y de focalizarnos en algo. Porque nuestros niños y nuestros jóvenes reciben tantos estímulos del exterior que para ellos es todavía más difícil bajar el volumen de todos estos estímulos para concentrarse solo en algo y sobre todo en algo si ese algo no les interesa o no los motiva mucho.
Hay niños y niñas y jóvenes que tienen una inteligencia sensorial enorme. Eso significa que perciben más estímulos del exterior de lo que percibe un cerebro que no tiene esa inteligencia. Ahí es donde entra el perfil de niños y niñas y jóvenes y también adultos que sufren del llamado déficit de atención. Yo no estoy de acuerdo con el término déficit de atención. Las personas que caen dentro de este saco que se llama déficit de atención con o sin hiperactividad, en el noventa por ciento de los casos, por no decir más, son personas que tienen una inteligencia sensorial fuera de lo normal, extraordinaria. Son personas creativas, son personas sensibles, son personas con muy buenas ideas, son personas que ven cosas que se salen de lo que una mente normal ve. Entonces, tienen una dificultad a nivel cerebral que es cómo poder calmar a su cerebro cuando lo necesitan para no percibir tanto del exterior y que sí les permita concentrarse, y a ellos les cuesta más. Así que en estos casos tenemos que calmarlos y decirles: «Estamos ante una inteligencia extraordinaria, necesitamos que tu cerebro entienda que tú tienes esta inteligencia y te premie por ella, lo cual te va a dar seguridad y autoestima, pero necesitamos también que tu cerebro sepa que tiene que hacer un esfuerzo extra para concentrarse». […] Tenemos que ayudarles para que su entorno les permita tener aquello que ellos necesitan que les haga que su cerebro esté tranquilo y se pueda focalizar. […] Pero, como lo que buscamos en su caso es que partan de una calma que ‘a priori’ ellos no tienen dentro de sí, el ejercicio siempre de poder escuchar una música que a ellos les guste y de respirar donde prioricen el tiempo de exhalación nos va a ayudar. Nuestro cerebro se calma mucho cuando el exhalar aire es más largo que la inhalación. A este tipo de cerebros que van muy rápido les viene muy bien ese tipo de ejercicio y, con ello, les estaremos ayudando. Así que, respondiendo a tu pregunta, efectivamente podemos entrenar a los niños.
Es muy bueno hacerlo y creo que, en el futuro, será algo que veamos muy normal. Algo fascinante de la neurociencia […] Tenemos más herramientas hoy de las que nunca hemos tenido, pero también es el día del futuro en el que menos sabemos y menos herramientas tenemos. Se trata de una ciencia tan viva que cada día que pasa aprendemos más. Cada día que pasa nos empoderamos más de que nosotros, cada uno de nosotros, somos capaces de hacer algo a nivel cerebral, con ejercicios, para poder salvar aquellas deficiencias que nuestro cerebro tiene hoy en día y que nos impide sentirnos mejor de lo que nos sentimos, poder brillar con las capacidades que cada uno de nosotros tenemos y que no necesariamente están saliendo a la luz. Acompañar a nuestro cerebro en eso es una labor apasionante. […] Si conocéis la frase de mi querido Santiago Ramón y Cajal… Porque él fue muy mágico dentro de la neurociencia, se atrevió a soñar, se atrevió a ver más allá y él dijo esta frase: «Cualquier hombre o mujer, si lo pretende, si lo quiere hacer, puede ser escultor de su propio cerebro». Nunca ha sido más cierta esa frase que hoy en día, mucho más que cuando él, como precursor, lo vio.
Nosotros podemos esculpir nuestro cerebro. Y os añado algo más: lo importante es que lo esculpamos no solo desde el esfuerzo, que también, porque todos nuestros talentos internos innatos van a salir más a la luz si le ponemos esfuerzo a nuestros talentos, pero no solo va a ser desde el esfuerzo, sino que va a ser desde el disfrute. A nuestro cerebro le encanta disfrutar porque eso le da el mensaje de que está seguro. […] El disfrute es la mayor de las herramientas que tenemos para que, junto con el esfuerzo, logremos sacar lo mejor de nosotros. Espero que todo esto os ilumine, juguéis con vuestro cerebro, os atreváis a cambiar cosas, os atreváis a soñar y a jugar con este cerebro que no es tan perfecto. Lo podemos hacer nosotros mucho más perfecto.”
La transcripción completa de este diálogo y los videos, que sugerimos leer y visualizar, lo encontrará en este enlace: LA ANSIEDAD: ESE NIÑO ASUSTADO QUE PUEDES CALMAR
Esta publicación corresponde a SERIE DE VIDEOS: APRENDAMOS JUNTOS, PARA SUMAR POR LA EDUCACIÓN
“De todas las emociones, las que movilizan más energía en nuestro corazón son el amor y el miedo. Y de las dos, el amor es la emoción que más campos electromagnéticos mueve en nuestro interior, es algo que está comprobado científicamente.” (TELVA, 11/06/2024)
NOTA DE REDACCIÓN: Las ideas y opiniones expresadas en este diálogo, no son necesariamente las de la Web del Maestro CMF, y no comprometen en modo alguno sus políticas de formación permanente y revalorización de la tarea docente. El título corresponde a un pensamiento del entrevistado. Sugerimos a nuestros lectores conocer la identidad de los dialogantes, para tener mayores elementos de juicio y su pertinencia, de manera tal que ayude a su reflexión desde su realidad educativa.
REDACCIÓN WEB DEL MAESTRO CMF