Maestros al servicio de la educación

Catherine Camus: Albert Camus llegó a ser el escritor que fue, porque se encontró con un maestro formidable

Catherine Camus (Boulogne-Billancourt, Francia, 1945), hija de Albert Camus (Argel 1913 – Francia 1960), dice que su padre “era divertido y vivo. Solar. Un ser humano de verdad. Nos escuchaba. Nos prestaba atención. Y no solo eso. Nos dejaba vivir. Justo y tierno. Pero severo. Había que comportarse bien en la mesa, hablar francés correctamente. [Nos educó en] el respeto a los demás.

Y no mentir. Tenía una determinación física contra la mentira. Delante de él, no había escapatoria si uno mentía. […] en la escuela yo decía que mi padre era carpintero, porque escritor parecía que fuese un holgazán. […] considero que he tenido suerte de haber tenido un padre como él. No porque fuese célebre. Porque era fantástico. Un tipo genial.” Cf CATHERINE CAMUS: “MI PADRE NO ES UN SANTO. FUE UN VERDADERO SER HUMANO”

Gracias a la publicación Aprendemos Juntos 2030 del BBVA compartimos con fines únicamente educativos y de formación permanente, partes del diálogo entre la actriz Catherine Camus y su hija -nieta de Albert Camus- y Elisabeth Maisondieu-Camus. En un diálogo inusual -en esta serie-, por cerca de una hora “repasan la vida y la obra de esta inolvidable figura para las letras y el pensamiento universal. Un bello homenaje para recordar, entre otras cosas, la inmensa importancia de la educación.” Tanto Catherine cómo Elisabeth recuerdan “a Camus como un hombre con una gran preocupación por educar y transmitir aquellas ideas que consideraba más relevantes. La verdad, el respeto por la diversidad o la responsabilidad son valores que el autor ha plasmado en sus libros y que ha intentado inculcar a su hija y su nieta: “Mi padre nos enseñó lo que dice en sus libros” explica su hija Catherine.

En esta publicación compartimos los enlaces del video completo y el momento más destacado, así como partes del diálogo – las letras en negritas y cursivas son nuestras-, que recomendamos leer íntegramente. Es nuestro propósito que esta publicación sea una invitación a seguir entusiasmados en nuestra formación permanente, conociendo la experiencia del ganador del Premio Nobel de Literatura en 1957, su experiencia con el profesor Germain, la memoria de su hija e invitarles a leer previamente esta publicación: Albert Camus el Premio Nobel que no olvidó a su profesor

ELISABETH MAISONDIEU-CAMUS: Tú eres la hija de Albert Camus, escritor francés. […] me conmueve mucho: la infancia de Albert Camus […] me encantaría que me hablases de esa infancia en Argel.

CATHERINE CAMUS: “Vivían en condiciones muy, muy precarias. No sabían si tendrían comida para el día siguiente. Conocí a mi abuela, a su madre. Mi abuela no sabía ni leer ni escribir. De hecho, en esa casa nadie sabía leer… Nadie sabía leer ni escribir. Mi abuela era sorda, pero era todo luz. No tenía maldad y… Hacía todos los días lo que quería, con un anonimato perfecto. Y eso, aún hoy en día, no es algo frecuente. […] era analfabeta, pero era inteligente. No era tonta. No sabía leer, eso era todo. […].”

ELISABETH MAISONDIEU-CAMUS: ¿Cómo explicas entonces que al final él fuera escritor y que se abriera al mundo de tal forma?

CATHERINE CAMUS: “Iba a la biblioteca y leía allí. Leía a Alejandro Dumas. Y luego, en la escuela, se encontró con un maestro formidable. […] No habíamos hablado nunca de ello. […] Les propuso a cinco muchachos que hicieran un examen para conseguir una beca que les permitiría tener algo de dinero para continuar estudiando la secundaria. Y entre esos cinco chavales estaba papá. Decía… que mi abuela no quería. Él le preguntó por qué. Le dijo que porque no tenían dinero. Tenía que ponerse a trabajar a los 11 años. Él le dijo: «Tranquilo, mosquito. Voy a hablar con tu abuela [madre]». Y cuando hablaron, no sé qué le diría a la abuela, pero fue lo único que consiguió convencerla.”

ELISABETH MAISONDIEU-CAMUS: Porque, al final, quien lo educó fue su abuela, en cierto modo. Y de una manera que parecía estricta. […] … Luego se quedó con la idea de una educación severa, y él fue un padre, como se dice hoy en día, más «cool».

CATHERINE CAMUS: “No, no, él era muy estricto, pero jamás nos pegó. Con papá no se podía mentir. [Si] tú decías: «Sí». Te hacía responsable. Él era muy responsable. Hacías una tontería, se lo decías y lo reconocías. Hoy en día, todo el mundo tiene la libertad en la boca, pero la libertad no es fácil.

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ELISABETH MAISONDIEU-CAMUS: Mamá, a mí, hay algo que me emociona y a menudo me hace llorar. Pensar en el señor Germain, que, al final, participó en gran medida, diría yo, en lo que fue Albert Camus… Y adoro la carta que le envió a su maestro… […] Me encantaría que me la leyeras. ¿Te parecería bien? […] y me gustaría que me dieras tu opinión sobre él, con respecto a… a la actualidad. Si te parece bien.

CATHERINE CAMUS: “«Querido señor Germain: He dejado que desaparezca un poco el ruido que me rodea últimamente antes de hablarle un poco de todo corazón. Me acaban de ofrecer un gran honor que no había ni buscado ni solicitado». Eso es importante, muchos… Hay gente que lo solicita. «Pero, cuando supe la noticia, lo primero en lo que pensé, después de en mi madre, fue en usted. Sin usted, sin la mano afectuosa que le tendió al niño pobre que era, sin sus enseñanzas y su ejemplo, no habría ocurrido nada de todo esto. No es que dé demasiada importancia a un honor de este tipo, pero esta es, al menos, una ocasión para decirle lo que usted ha sido y sigue siendo para mí, y para asegurarle que sus esfuerzos, su trabajo y el corazón generoso que le ponía siguen vivos en uno de sus pequeños alumnos, que, a pesar de la edad, no ha dejado de ser su alumno agradecido. Le envío un muy fuerte abrazo».”

ELISABETH MAISONDIEU-CAMUS: […] ¿Me permites que te lea un pasaje de la respuesta del señor Germain? Era larga, muy bonita también, pero hay un pasaje que me parece muy… muy bonito, y me gustaría que me dieras tu opinión sobre él, con respecto a… a la actualidad. Si te parece bien.

CATHERINE CAMUS: “Actualmente voy a cumplir 77 años, así que tengo una perspectiva un poco crítica.”

CARTA DE UN NIÑO AGRADECIDO A SU MAESTR (MOMENTO DESTACADO 08´ 02”)

ELISABETH MAISONDIEU-CAMUS: Pero tienes derecho a tener una perspectiva crítica. Te lo leo. Es un breve pasaje de la respuesta del señor Germain. «En general, he tenido más suerte con mis otros alumnos». Y ahí habla de su hijo, que no quería contactar más con él.

«Son muchos aquellos a los que vuelvo a encontrarme y que me dicen que conservan un buen recuerdo de mí, a pesar de mi severidad cuando era necesaria. La razón es muy sencilla: adoraba a mis alumnos, y, entre ellos, un poco más a aquellos a los que la vida había dejado en desventaja. Cuando llegaste tú, aún estaba afectado por la guerra, por la amenaza de muerte que, durante cinco años, había pesado sobre nosotros. Yo había vuelto, pero había otros con menos suerte que habían sucumbido. Vi entre ellos a tristes camaradas que caían y nos confiaban lo que dejaban. Fue pensando en tu padre, querido pequeño, por lo que me interesé por ti, igual que me interesé por los otros huérfanos de guerra. Te quise un poco más por él, todo lo que pude. No tengo más mérito». Me parece que esta respuesta es… es extraordinaria. Al final, en cierto modo, este hombre también… infundió en él el deseo de la generosidad, y seguramente la mirada hacia el otro. […] me gustaría saber es lo que piensas tú, respecto a cuando te enteraste de que tu padre recibió esto de su maestro.

CATHERINE CAMUS: “Tú tuviste profesores muy buenos. […] los que adoran a sus niños, a sus alumnos, a sus estudiantes, aportan cosas… esenciales en la vida. Porque… Yo, en secundaria… tuve profesores maravillosos. Yo no era… Yo era normal como alumna. Todo el mundo ponía a papá en el espejo. Yo aprobaba justita. Pero… Al contrario, algunos profesores… me aportaron cosas, pero otras veces nada. […] Los buenos profesores son esenciales. […].”

ELISABETH MAISONDIEU-CAMUS: […] ¿podrías hablarnos de anécdotas así de la vida…? De cuando estabas en casa con tu padre. […] su pensamiento, la contribución de su pensamiento, que se encuentra en su obra. ¿Qué me dirías a mí, a tu hija?

CATHERINE CAMUS: “Para empezar, era muy coherente. Su obra y él se parecen. Eso es algo muy poco común. Pero nos enseñó lo que dice en sus libros. O sea, la mentira, imposible. El horror de la mentira. Y, poco a poco, lo comprendí. De hecho, las mentiras son letales. Matan la vida. […] Jamás vi a papá mintiendo. […] Nada de jerarquía social. […] Y luego… La libertad. Eso… Pero la libertad… con responsabilidad. La libertad ella sola está hecha de lentejuelas y confeti. No somos libres. Hay otras personas. Y tenemos una responsabilidad respecto a cómo usamos esa libertad. […] hay que ser responsable. No hay libertad sin responsabilidad. Eso nos lo recalcó mucho. […] papá siempre me preguntaba: «¿Qué te ha parecido?». Y me escuchaba. Era uno de los pocos adultos que nos escuchaba de verdad. […] Era muy severo y flexible.”

EL HOMBRE QUE SÉ REBELÓ CONTRA LA INJUSTICIA (ENTREVISTA COMPLETA  56´ 54”)

ELISABETH MAISONDIEU-CAMUS: … Lo que capté mal fue la noción de la rebelión… en su obra.

CATHERINE CAMUS: “[…] él distingue la revolución y la rebelión. […] El hombre rebelde es un hombre que dice que no y al mismo tiempo dice que sí. Dice que no… a una injusticia. Pero dice que sí a un futuro mejor. Por eso dice «rebelde». […] La vida te plantea contradicciones. Los demás te plantean contradicciones. Pero, para que haya movimiento, no hay que negar ni una ni otra contradicción. Hay que encontrar algo… que no deje contradicciones en ninguna parte. […] La mesura es no decir ni sí ni no.  […] Es una tensión permanente… de dos contradicciones. […] La mesura es no decir ni sí ni no. […] Es una tensión permanente… de dos contradicciones. […] Él tenía una especie de lucidez que lo llevó al mito de Sísifo, al absurdo… Pero él amaba la vida. Y, si quieres… Él decía que era muy optimista respecto al presente y pesimista respecto al futuro. Pero había veces que creía en el ser humano. […] Conocía… el sufrimiento… de todo ser humano, salvo algunos privilegiados. Creo que el sufrimiento es la cosa que mejor se comparte. […] Papá escribió en alguna parte… «La tolerancia no es una flor, sino un favor que se hace al otro». Es justo una constatación de que no soy… De que no conozco la verdad. También decía: «Si yo fuera parte, si tuviera que afiliarme a un partido político, sería el de la gente que no está segura de tener razón».”

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ELISABETH MAISONDIEU-CAMUS: … ¿Qué hace que, hoy en día, Camus sea importante en la sociedad? ¿Por qué importa la difusión de su pensamiento?

CATHERINE CAMUS: “[…] Haya los progresos técnicos que haya, las máquinas, Apple y todo eso, nosotros, los humanos, vamos mucho más despacio, mucho más lento. […] Y yo creo que papá habla a la altura del hombre, sin más. Y, mientras siga habiendo seres humanos y no robots, papá seguirá vigente. […] La sociedad occidental de hoy está llena de egos enormes, y a veces uno se pregunta cómo caben por la puerta. […] La realidad, es verdad, es animal, pero también es humana. ¿Cómo es capaz un ser humano de hacer ciertas cosas a otro ser humano? Yo creo que… hoy en día somos… Occidente… está en decadencia.”

ELISABETH MAISONDIEU-CAMUS: ¿Qué decadencia?

CATHERINE CAMUS: “Pues… Vivimos una vida virtual. […] la relación humana… se ha distendido. Mira a los niños, que cuando llego están con el teléfono y yo digo: «Adiós». Hace dos o tres meses que no los veo. Y me dicen: «Abuela, ¿por qué te vas?». «Pero si no me necesitáis». «Me voy». «No, no, ya está, dejo el teléfono». «Me voy, ya es muy tarde». ¿Entiendes? Creo que las relaciones humanas… pronto ya no existirán. Occidente morirá por ello. […] cuando te digan que Camus era un colonialista que no sabía nada, tú pasa, ni contestes. […] Cuando había algo divertido, era el único que se reía de la familia, conmigo. Papá era muy, muy divertido. […]”.

ELISABETH MAISONDIEU-CAMUS: Mamá, muchas gracias por este momento, si me permites, que he pasado contigo y por aceptar hacerlo, porque sé que no te es fácil.

CATHERINE CAMUS: “No.”

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La transcripción completa de este diálogo y los videos, que sugerimos leer y visualizar, los encontrará en este enlace: CATHERINE CAMUS

Esta publicación corresponde a SERIE DE VIDEOS: APRENDAMOS JUNTOS, PARA SUMAR POR LA EDUCACIÓN

“El mal que hay en el mundo casi siempre viene de la ignorancia, y las buenas intenciones pueden hacer tanto daño como la malicia si carecen de entendimiento”. (La Peste)

NOTA DE REDACCIÓN: Las ideas y opiniones expresadas en este diálogo, no son necesariamente las de la Web del Maestro CMF, y no comprometen en modo alguno sus políticas de formación permanente y revalorización de la tarea docente. Sugerimos a nuestros lectores conocer la identidad de los dialogantes, para tener mayores elementos de juicio y la pertinencia que ayude a su reflexión desde su realidad educativa.

REDACCIÓN WEB DEL MAESTRO CMF



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