Maestros al servicio de la educación

Eduardo Infante: La filosofía puede ser el mejor antídoto contra la estupidez y contra el dogmatismo

El profesor Eduardo Infante (Huelva, España 1977, licenciado en Humanidades por la Universidad de Huelva y en Filosofía por la Universidad Pontificia de Salamanca, dicta sus clases en Twitter, en los parques, y en las calles de Gijón, y es autor del bestseller internacional Filosofía en la calle. Y en abril presentó su libro No me tapes el sol, “en el que trata de actualizar la filosofía cínica “como salvavidas para subsistir”.

Para este filósofo, “el clima social y político de crisis de la Grecia en el que los cínicos desarrollaron su pensamiento es muy parecido al que vivimos actualmente. En ambos casos la normalidad se había ido al garete y había una pérdida de libertad en todos los sentidos.

Los cínicos enseñaron a vivir sensata, libre y dignamente en ese mundo”. […] “el cinismo se levanta como una filosofía que invita a luchar contra el desánimo, a recuperar nuestra vida y a entender que vivir en plenitud depende enteramente de nosotros mismos y no de las modas, de los bienes externos o del consumo. No sabemos vivir bien, porque no sabemos qué es lo bueno para el ser humano. Lo bueno no es lo deseable. De hecho, en una sociedad consumista como la nuestra, el deseo no nos pertenece. Deseamos lo que otros desean que deseemos. Hemos confundido la vida buena con la vida confortable”, explica. Cf EDUARDO INFANTE, EL FILÓSOFO QUE QUIERE QUE SEAMOS MUY CÍNICOS

Gracias a la publicación Aprendemos Juntos, de El País (España), BBVA y Editorial Santillana, compartimos con fines únicamente educativos y de formación permanente, partes del diálogo entre el profesor Eduardo Infante y la maestra Mónica Álvarez. Conversarán sobre la Filosofía, el Twitter, el mundo virtual, la reflexión, el cinismo filosófico, la responsabilidad, el medio ambiente, la solidaridad, el género, el feminismo, los raperos, el copiar en los exámenes, la madurez del criterio personal, el acoso, y el suicidio.

En esta publicación compartimos los enlaces del video completo y dos momentos más destacados, así como partes del diálogo, que recomendamos leer íntegramente en el título que indicamos al final del artículo. Es nuestro propósito que esta publicación sea una invitación a seguir entusiasmados en nuestra formación permanente, conociendo los aportes y la experiencia de especialistas cercanos al mundo educativo. Hacemos presente que las letras en negritas y cursivas son nuestras.

MÓNICA ÁLVAREZ: … me parece muy interesante una iniciativa tuya, que son los «#FiloRetos» … ¿Nos puedes contar un poco en qué consisten y darnos algún ejemplo de algún «#FiloReto» que les hayas planteado y que les haya resultado muy interesante?

EDUARDO INFANTE: “[…] son preguntas que les lanzo cada día a través de una plataforma, en este caso Twitter. La historia del «#FiloReto» surgió a partir de una reflexión. Un día contemplaba a mis alumnos en el recreo, iba paseando con el profesor de Física y el profesor de Física se quejaba de que estaban todos metidos dentro del móvil y que no hablaban entre ellos. Yo lo cuestioné. Yo creo que sí que se estaban comunicando. Creo que sí que se comunican, pero lo hacen a través de una pantalla. Y me di cuenta que debemos educar allí donde ellos están. El mundo virtual hace muchos años que dejó de ser un mundo meramente aparente para convertirse en el mundo en el que mis alumnos se encuentran, debaten y dialogan. Y creo que es muy importante que nosotros estemos allí dándoles herramientas y educando, si no estamos nosotros campan a sus anchas las «fake news», la pseudociencia y el pensamiento irracional. [… por eso] intento […] conectar a través de un mensaje de Twitter la filosofía con la vida de mis alumnos y la vida de mis alumnos con la filosofía, […] intento […] que ellos empiecen a pensar la vida y a vivir también su pensamiento. […] «#FiloRetos» … [ son mensajes y] preguntas que ya se hicieron grandes filósofos y [les sugiero] aplicarlas a su propia realidad. […]”.

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MÓNICA ÁLVAREZ: … tú no les marcas una sentencia, no sientas cátedra de nada. Tú lanzas una pregunta.

EDUARDO INFANTE: “Una pregunta que va a su centro vital y que intento que cuestionen y se replanteen el mundo en el que viven y las respuestas que van recibiendo en la pantalla de su móvil, etcétera, etcétera. […] En el fondo, yo creo que estoy devolviéndole el favor a ese profesor viejo de Filosofía que me tocó el corazón hace muchos años. De la misma manera que me tocó el corazón hace muchos años, yo intento tocar ahora el corazón de mis alumnos. […]”.

MÓNICA ÁLVAREZ: … he leído que tú tienes una anécdota muy curiosa con una alumna, que la relacionaste con el mito de la caverna de Platón. Cuéntanos un poco qué pasó. 

EDUARDO INFANTE: “[…] Me encontraba explicando la metafísica de Aristóteles a un grupo de alumnos de segundo de bachillerato. Ellos tenían el libro de texto abierto sobre su pupitre. Iban tomando nota de todo lo que yo iba escribiendo en la pizarra, pero había una chica sentada al fondo de la clase que tenía su libro cerrado, que no tomaba notas y que se distraía mirando por la ventana, una ventana que daba a la calle y yo me iba poniendo cada vez más nervioso, hasta el punto de que dejé la tiza encima de mi mesa y me fui acercando hacia ella y con mucha ironía, quizás un poco de sarcasmo fruto de mi miedo, le pregunté que qué era eso tan interesante que había al otro lado de la ventana y que si sería más importante que el examen de Filosofía que teníamos la semana siguiente. Y la chica me respondió. Me dijo dos palabras: «La vida». […] Me destrozó. Esas dos palabras, «la vida», me cayeron encima como si fuera una bomba de napalm, arrasándolo todo. Todo, absolutamente todo. Destrozaron mi aula. Y me hicieron ver que, efectivamente, había convertido mi aula en una caverna y que, en el fondo, durante meses había convertido a mis alumnos, en unos prisioneros obligados a contemplar un aula y a contemplar una pizarra con cosas que poco o nada tienen que ver con sus vidas. […] quizás obsesionados por cumplir un programa oficial. Al día siguiente, cerramos los libros de texto, borramos la pizarra y salimos a la calle. Y ahí comenzó todo”.

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MÓNICA ÁLVAREZ: … ¿Cómo llevamos la filosofía a la calle?

EDUARDO INFANTE: “Pues volviendo a los orígenes. La filosofía no nació en un aula, sino nació en las calles de una ciudad por las que Sócrates deambulaba y Sócrates no era un profesor de Filosofía, […] A Sócrates le encantaba hacer filosofía en plena calle, en los mercados, en las plazas, con los vecinos… dialogando y debatiendo acerca de lo justo y lo injusto y del bien común. […] A argumentar, a razonar, a consensuar, a discernir, a todo ello se llega a base de un ejercicio, de una práctica. […] La filosofía puede ser el mejor antídoto contra la estupidez y contra el dogmatismo, y también es la mayor defensa de la democracia. […] yo creo que la adolescencia, como dices, es un momento muy bonito, porque quizás todavía no han perdido esa capacidad de cuestionar lo obvio. […] cuando llegamos a la adultez muchos abandonamos la capacidad de preguntar el porqué de las cosas y aceptamos las respuestas tal y como nos vienen. […] hace que pensemos juntos. En clase, piensan ellos y pienso yo también. […] No me gusta utilizar el aula como un púlpito, me gusta utilizar la pizarra. La filosofía no es dogmática y la filosofía tiene que invitar a eso, a pensar. […]”

La filosofía sale a la calle

MÓNICA ÁLVAREZ: … hay dialécticas interesantes y tenemos los raperos, las peleas de gallos, que a veces tocan temas muy profundos y muy importantes. ¿Quiénes serían para ti los filósofos de calle de hoy en día?

EDUARDO INFANTE: “[…] Sara Socas, es una gran rapera hoy en día, que me recuerda mucho a una filósofa antigua, quizás la primera filósofa de la historia que es Hiparquía, que también se enfrentó a una histórica «batalla de gallos». Hiparquía fue una mujer que se atrevió a hacer algo que ninguna mujer antes había hecho que es hacer algo que desgraciadamente era por entonces solo exclusivo de hombres, que era practicar la filosofía. […y] Teodoro, el ateo, otro filósofo, cuando la vio consideró que qué hacía una mujer en lugar de hombres y encima practicando la filosofía. Hiparquía debería estar en su casa tejiendo y cuidando de los hijos. […] Hiparquía, de hecho, era una experta en lógica y demostró su superioridad a Teodoro en el razonamiento, le lanzó un silogismo que lo dejó a cuadros. Lo dejó blanco. No supo qué decir. Su única respuesta fue decirle que se fuese a casa y que hiciese cosas de mujeres, que tejiese. A lo que Hiparquía le lanzó otra pregunta y le dijo que le explicase por qué creía él que era mejor el arte de tejer que el arte de filosofar. Teodoro no supo qué responder y, claro, su única reacción fue intentar abochornarla. […] tanto Sara Socas como Hiparquía utilizan las mismas armas que los hombres y las utilizan muy, muy, muy bien. Sara, el rap, e Hiparquía la lógica, la argumentación y la filosofía. […]”.

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MÓNICA ÁLVAREZ: … Tú dices en tu libro que «copiar es de sabios», pero me imagino que como profesor no querrás que tu alumnado copie en los exámenes. Entonces, ¿cómo sales de este atolladero?

EDUARDO INFANTE: “[…] Les planteo, por un lado, la posición de algunos filósofos como Trasímaco, que consideraban que la ley estaba hecha por los poderosos para su propio beneficio y que, por tanto, la justicia no existe. […] te diría que si estás totalmente convencido o estás totalmente seguro de que no te van a pillar, que eres muy imbécil si no copias. Ahora bien, Sócrates le tenía un auténtico pavor a este tipo de retórica porque no sólo dañan la integridad de la persona, sino también dañan la integridad de la comunidad en la que nosotros vivimos. Dañan la democracia que hemos construido. […lo importante es] llegar al final del día y poder mirarse ante el espejo y poder aguantar el reflejo de nuestra alma. […] Sócrates no hubiera copiado ni te hubiera invitado nunca copiar. Precisamente por eso, porque hacer trampas es algo que daña profundamente el carácter de la persona y el alma de la persona”.

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MÓNICA ÁLVAREZ: … Me gustaría saber cómo se lleva a un aula un tema tan delicado [como la depresión y el suicidio]. Y, sobre todo, ¿qué herramientas puede encontrar el alumnado en la filosofía para abordar esta cuestión? 

EDUARDO INFANTE: “[…] En el momento en el que una persona deja de pensar, deja de reflexionar, deja de intentar ponerse en el lugar del otro, obedece ciegamente, obedece ciegamente las normas, se produce el mal. […] Hegel creo que nos está diciendo es que las relaciones humanas siempre han sido conflictivas. El acoso no es algo nuevo, es algo que está en nuestro ADN y que tenemos que intentar tomar y entender. […] el suicidio es un tema del que hablan nuestros alumnos. Es un tema por el que están muy preocupados. No puede ser que ‘Por 13 razones’ sea la única voz frente al suicidio que escuchan nuestros alumnos. […] Les hablo de Camus, les hablo de Cioran, de los grandes existencialistas, y les recuerdo que en el fondo, hablar del suicidio, es intentar enfrentarse a la terrible tarea de encontrarle un sentido a la vida. […] los seres humanos necesitamos encontrarle un sentido a la vida. Esa pregunta nos fuerza a obligarnos a construirnos a nosotros mismos un sentido para la vida. […] Por eso es tan importante que cada uno de nosotros nos enfrentemos a encontrar un porqué a nuestra existencia. […]”.

La transcripción completa de este diálogo lo puede Usted leer aquí: DE SÓCRATES A MARCO AURELIO A GOLPE DE TUIT

Esta publicación corresponde a la colección: APRENDAMOS JUNTOS, PARA SUMAR POR LA EDUCACIÓN

“Cuando el cinismo nos invita a vivir de manera más asalvajada, más natural, nos está invitando a dejar de estar domesticados y a empezar a usar la razón como un dispositivo natural que tenemos los seres humanos para determinar lo que es justo e injusto, lo bueno y lo malo”. (EL MUNDO 05/06/2021)

REDACCIÓN WEB DEL MAESTRO CMF



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