¿A pesar de las enormes conexiones virtuales, los estudiantes más solos que cualquier otra generación pre pandemia?

El escritor y periodista estadounidense Matt Richtel pasó más de un año entrevistando a adolescentes y sus familias sobre la crisis de la salud mental, y como resultado ha podido verificar un serio declive de la salud mental de los adolescentes desde antes de la pandemia; pero que “ahora, es una crisis en toda regla, que afecta a los jóvenes más allá de las diferencias económicas, raciales y de género. […] La tendencia ha coincidido con el hecho de que los adolescentes pasan cada vez más tiempo en internet y se suele culpar a las redes sociales de la crisis. […]”.

Su investigación, si bien puede haberse realizado en una realidad socio-cultural-educativa puntual (y diferente), consideramos que las declaraciones y experiencias publicadas por el NY Times nos pueden ser de gran utilidad en nuestra formación permanente. Les proponemos esta lectura resumida, invitándoles a leer la publicación completa en el enlace fuente que indicamos al final, así como encontrar complementarla con algunos vínculos relacionados, que ojalá les sean de provecho personal y profesional.

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Lo que demuestra la ciencia cada vez más es que las interacciones virtuales pueden tener un poderoso impacto, positivo o negativo, según el estado emocional subyacente de una persona. [… y ahora] hay pistas poderosas, según los expertos. En general, sostienen que el uso intensivo de la tecnología está interactuando con un factor biológico clave […]”

TECNOLOGÍA Y SALUD MENTAL: ¿RIVALES O ALIADAS? (12´ 30”)

Las investigaciones difundidas por Richel intentan responder a preguntas que quizá como educadores nos hemos hecho alguna vez sobre la nuestra relación con los TIC, los nuevos recursos digitales y nuestra salud mental.  Ojalá que, buscando el ya escaso tiempo académico o luego de las clases, y de acuerdo a nuestra propia realidad educativa, podamos escucharnos responder a estas dos preguntas, y nos abran a otras:

  • ¿Las redes sociales son culpables del aumento de la angustia emocional de los adolescentes?
  • ¿Es un problema asociado con el consumo de un tipo de información?”

Confiamos que nuestras reflexiones con los estudiantes y padres de familia que vienen de la experiencia de tantas (y algunas tan severas, improvisadas y fatales) medidas sanitarias para responder a la pandemia del Covid 19.

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The New York Times, a través de muchos artículos “ha explorado cómo los principales riesgos para los adolescentes han cambiado bruscamente en las últimas décadas, desde el consumo de alcohol, las drogas y los embarazos adolescentes hasta la ansiedad, la depresión, las autolesiones y el suicidio. El declive de la salud mental de los adolescentes ya estaba en marcha antes de la pandemia; ahora, es una crisis en toda regla, que afecta a los jóvenes más allá de las diferencias económicas, raciales y de género.

La tendencia ha coincidido con el hecho de que los adolescentes pasan cada vez más tiempo en internet y se suele culpar a las redes sociales de la crisis. En un estudio difundido de manera amplia en 2021, del que informó por primera vez The Wall Street Journal, Meta (antes Facebook) descubrió que el 40 por ciento de las chicas en Instagram, de la que Meta es propietaria, afirmaban sentirse poco atractivas debido a las comparaciones sociales que experimentaban utilizando la plataforma”, […] Joshua Gordon, director del instituto, opinó: “No tenemos una idea clara de por qué está sucediendo”; y que puede conocer y ampliar en este enlace: FACEBOOK SABE QUE INSTAGRAM ES TÓXICO PARA LAS ADOLESCENTES, SEGÚN DOCUMENTOS DE LA EMPRESA

“Sin embargo, faltan investigaciones fiables sobre cómo afecta la tecnología al cerebro, y escasean los fondos para ayudar a los adolescentes enfermos a afrontarlo. […] “Nos hemos cegado ante el asunto”. […] la tecnología está interactuando con un factor biológico clave: el inicio de la pubertad, que está ocurriendo más temprano que nunca. La pubertad hace que los adolescentes sean muy sensibles a la información social: si caen bien, si tienen amigos, dónde encajan. Los adultos se enfrentan a la misma agresión, pero los adolescentes púberes se enfrentan a ella antes de que otras partes del cerebro se hayan desarrollado completamente para manejarla”.

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“[…] La capacidad de los jóvenes para hacer frente a la situación se ha visto aún más erosionada por la disminución del sueño, el ejercicio y la conexión en persona, que han disminuido a medida que aumentaba el tiempo frente a la pantalla. Los jóvenes, a pesar de las enormes conexiones virtuales, o tal vez a causa de ellas, dicen sentirse más solos que cualquier otra generación. […] según la investigación de imágenes cerebrales realizada por Andrew Meltzoff, codirector del Instituto de Aprendizaje y Ciencias del Cerebro de la Universidad de Washington: “En la pubertad, el cerebro está inundado de hormonas y otros neuroquímicos que, entre otras cosas, hacen que un adolescente joven sea más sensible a los cambios en las señales sociales, […] Sin embargo, las regiones del cerebro responsables de la autorregulación no se desarrollan más rápido ni antes. La madurez psicosocial, la capacidad de una persona para ejercer el autocontrol en situaciones emocionales, no ocurre por completo hasta los 20 años, […]”.

“En ausencia de respuestas claras, algunos investigadores han comenzado a reformular la pregunta central: no cuánto tiempo de pantalla es demasiado, sino qué actividades que se sabe que son saludables podrían estar desplazando el tiempo de pantalla”, y como educadores ojalá tengamos tiempo para leer, y rebelarnos con esas frases como el que “otros nos digan qué hacer”, o “dejar las cosas como están, para ver cómo quedan” o “simplemente decir que no debió pasar tanto tiempo en las redes sociales y que si no lo hubiera hecho se encontraría bien”. Los maestros de corazón, siempre aman, siempre sueñan un mundo mejor… son quijotes en busca de una educación más humana.

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Por experiencia sabemos que nuestros estudiantes son unos más que otros vulnerables al impacto de las redes, y nos están pidiendo, que, como sus profesores, guías, acompañantes y referentes más confiables, debemos seguir actualizándonos, según nuestra realidad educativa, pues mientras la ansiedad y la depresión se difunden, como educadores tenemos que esforzarnos por comprender cómo afectan exactamente las redes sociales a la salud mental, de cada niño, de cada joven (y de cada padre de familia) que la historia nos pone en las aulas, en nuestras pantallas.

 Esperamos que este tiempo invertido en nuestro desarrollo humano y profesional, nos haya ayudado a conocer, reflexionar, dialogar y tener más claro sobre cuánto tiempo de pantalla es demasiado, qué actividades en las redes sociales son saludables, cuánto tiempo tienen de sueño y descanso nuestros estudiantes, cuánto tiempo pasan con la familia y los amigos, al aire libre y haciendo ejercicio. Recordando que los expertos en salud sostienen que no basta simplemente con decir “que no debió pasar tanto tiempo en las redes sociales y que si no lo hubiera hecho se encontraría bien”; sino que hay que entrar y conocer el entorno en el cual navegan nuestros niños y jóvenes, que han de ser los hombres y mujeres libres y responsables, constructores de la sociedad que soñamos, de la Nueva Civilización del Amor. Cf ‘NO ME INTERESA, QUIERO MORIR’: EL VIAJE DE UN ADOLESCENTE AL LADO OSCURO DE INTERNET

«Algunos nativos digitales encuentran en el ámbito virtual y en las redes sociales el nuevo campo de batalla, utilizando sin escrúpulos el arma de las noticias falsas para esparcir veneno y destruir a sus adversarios». (Papa Francisco, 27/09/2021).

REDACCIÓN WEB DEL MAESTRO CMF



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