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[Ernesto González] Posible descontrol con el regreso a clase sin pandemia

Hace poco conversaba con una docente y nos planteaba la problemática del uso de las TIC en particular, ¿qué sucedería con el regreso a clase?  Si bien ha sido solucionado parcialmente el problema generado por el COVID, donde la respuesta de las instituciones y países han sido muy diferente, como es el caso del uso no obligatorio de la mascarilla sanitaria[1], quedando a criterio de la familia el uso o no de la misma.
Una de las medidas tomadas en su momento fue el distanciamiento (1.5 – 2 m) entre cada silla o pupitre en el aula de clase, lo cual implicaba que los grupos en cuanto a cantidades fuesen reducidos, dependiendo del área del local, ¿15 – 20 estudiantes?, lo cual dicha cantidad para los colegios e instituciones (públicos o privados), en general constituyó un reto dada la disponibilidad de más locales o bien una reorganización de horarios con el afán de dar respuestas a grupos pequeños de estudiantes.

Acciones que fueron evidentes para dar una respuesta al virus, por lo que mencionaría que hasta aquí excelente; otra medida resultó clases en línea, entiéndase modalidad remota (mal llamada virtual) que, si bien el propósito fue dar una respuesta al estudiantado para todos los subsistemas de educación, no queda duda que afectó la calidad de la enseñanza, siendo obvio el dolor de cabeza creado fundamentalmente para los niveles de primaria y secundaria básica.

La problemática que surge en este momento – tratando de proporcionar posibles preguntas –  respuestas a la profesora – con el retorno a clases son varias: ¿retroceder a grupos numerosos?, ¿reducir el uso de las TIC, en cuanto a su uso, regresando a la simplicidad de clases meramente expositivas, apoyándose en un data show o proyector?, ¿prohibir el uso de celulares dado el uso como un elemento de distracción por parte de los estudiantes?

Pareciera ser que el tiempo de “prohibición” del uso de celulares, pudiera retornar, pudiera, dado que si bien el uso de dicho dispositivo primaba en los jóvenes para (mal) comunicarse y no para el uso en clases, no logró su objetivo, ¿por qué se preguntará? No necesariamente los docentes fueron capacitados para ellos, por lo que cada cual, posiblemente su actuar fue independiente (“cada profesor tiene su librito”) – tratándolo de hacer lo mejor posible – no así donde hubo trabajo de colectivos de disciplina o asignaturas, con la elaboración de un sílabo o plan-clase, cuyo resultado debió ser mucho mejor.

Capacitados (o incapacitados) para elaborar materiales complementarios y subirlos al chat; el no establecimiento de horarios fijos para la atención a los estudiantes, lo que se convierte en una encrucijada para estos últimos cuando son de 6 a 7 clases, su propia organización.

No necesariamente -lo cual era necesario, aunque fuese temporal – se realizaron las revisiones correspondientes a la actualización de reglamentos y normas, que respaldasen al docente y también al estudiante en esa etapa. Lo cual no culpo, ya que el virus trastocó a todos los seres humanos, a las instituciones, empresas, negocios (de toda naturaleza), moviéndonos “el piso”, cuando el resultado podía ser la muerte del individuo.

Realmente las respuestas que dio el profesorado fueron dignas de reconocer, exceso de horas que diría llegando al extremo de la racionalidad o irracionalidad, ¿y ahora que harán las instituciones con sus docentes y estudiantes?

De no analizar a quienes correspondan los pro y contra de un regreso a la normalidad con el uso racional, organizado de las TIC – lo cual es una herramienta real, existente, imparable – que favorezca el proceso de enseñanza – aprendizaje, vinculado a nuevas estrategias para su uso, podrías retrocederá algunos años atrás y por ende nuestros estudiantes pudieran graduarse siendo menos competentes y no dejo detrás a los docentes.

  • [1] También llamado nasobuco, barbijo, cubre boca,

NOTA DE REDACCIÓN: La Web del Maestro CMF publica los textos originales de su autor, no necesariamente coincide con lo expuesto en el tema, no se hace responsable de las opiniones expresadas, y no promociona ningún producto, servicio, marca o empresa. Sugerimos a nuestros lectores conocer la identidad de la fuente o de su autor, para tener mayores elementos de juicio y la pertinencia a su realidad educativa.


Autor:
Ernesto Gonzalez , ciudadano nicaragüense, nacido en Cuba.
Experiencia laboral:
Lic. en Ciencias Pedagógicas con mención en química. 40 años de experiencia como docente en los niveles de educación media y superior; cursos de posgrado propios de la especialidad y en pedagogía; autor de libros de texto para la enseñanza media tanto en ciencias naturales, como sociales. Articulista para los periódicos La Prensa, El Nuevo Diario (nicaragüenses 2000-2008), actualmente para el periódico El Siglo 21 guatemalteco.
Correo electrónico:
[email protected]
Cuenta de twitter: @gonzlez_ernesto

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