La madre de un niño con altas capacidades: «Los profesores no están formados para tratar a estos alumnos»

El hijo de Mónica Berdún, de 11 años, comenzó a ser «disruptivo» en la escuela hace cuatro, cuando tenía 7. «Era un niño que tenía sed de conocimiento, siempre quería saber cosas y, de repente, no quería ir al colegio», relata la madre. Àlex es el segundo hijo de Berdún, y ella ya veía que había cosas en las que su pequeño «destacaba mucho».

Por ejemplo: él solo era capaz de hacer muchas construcciones de Lego sin el papel de instrucciones. «Se las inventaba él solo. Tenía un vocabulario muy rico para ser tan pequeño. Pero, al ser mi segundo hijo, había cosas que para mí eran normales», dice Mónica. Para muchos colegios y equipos de asesoramiento y orientación pedagógica (los llamados EAP), «tener altas capacidades es ser Einstein, y eso es un cliché», critica la madre. «Mi hijo es muy espabilado, pero no es Einstein. Pregunta mucho, y es muy insistente». Fue difícil evaluarlo en la escuela, por eso lo llevaron a un psicólogo privado, que fue quien les dijo que tenía «altas capacidades».

La detección de Àlex fue «un cambio muy grande para toda la familia». Entre otras cosas, porque también se evaluó Mónica y ahí descubrió que ella también tiene altas capacidades. «Pude comprender muchas cosas de mi infancia», señala. Y lamenta que para las familias sea «tan duro e intenso» tener un hijo con altas capacidades. «Cada niño es un mundo. Y el cole es complicado. Muchos profes son negacionistas [de las altas capacidades], hay mucho desconocimiento», dice la madre.

Aburrimiento en el aula

Lo que a Àlex le ocurría en la escuela es que «se aburría». «Si están toda la semana tratando un nuevo tema, él ya lo ha entendido el primer día. Para él es aburrido estar toda la semana haciendo una cosa que ha comprendido en el minuto uno», cuenta Mónica. Por suerte, y a diferencia de muchos niños con altas capacidades, su hijo no sufre ‘bullying. «Pero puedo llegar a entender que muchos niños así sufran acoso, y no solo por sus compañeros, sino también por culpa de los profesores», añade.

Según ella, muchos maestros «ponen en duda» las altas capacidades de alumnos que sí las tienen. Y se debe, en su opinión, a que «no están formados». «En la formación universitaria de un profesor, las altas capacidades se estudian en cuatro líneas. Lo mismo ocurre con el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y el trastorno del espectro autista (TEA). Falta mucha formación. Hay profesores que creen que, dado que el niño es brillante, no necesita nada porque ya lo sabe todo. Pero no, lo has de acompañar. Cada niño necesita su aprendizaje», cuenta Mónica.

Aprender de manera diferente

Los niños «neurodivergentes» (y los que tienen altas capacidades lo son) aprenden de forma diferente. «Hay muchos profesores que se sienten cuestionados. Y no saben acompañar a los menores», señala esta madre, quien destaca lo mucho que la ayudó la Associació Promotora de la Fundació de nens i nenes amb Altas Capacitats (Fanjac) a la hora de entender esta característica.

Fuente: epe.es



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