Cuando aparecieron los nuevos medios de comunicación y se puso al alcance de más personas, como la radio, la televisión y el teléfono, quizá algunos escuchamos “vamos a cortar ese aparato para que prestes atención” (a los quehaceres de la escuela, de la casa o a la conversación familiar). El cable y el internet, junto al invento de aparatos electrónicos más vez más sofisticados, de alta fidelidad y más accesibles a las diversas economías, llegaron para aumentar ese “secuestro” o “desaparición” de las personas de su entorno.
Ahora los niños vienen al mundo para jugar e insertarse al mundo con esas nuevas tecnologías de comunicación, (se les llama “nativos digitales”), una realidad que no podemos ignorar (pues tarde o temprano llegará a nuestro ambiente), si no ha llegado ya. Los pediatras Narcisa Palomino y Carlos Valdivia Jiménez, nos dicen que “puede que exista una brecha digital que refleje un nivel de competencias muy distinto entre padres e hijos y, en este caso, por primera vez en nuestra historia, serán los hijos (nativos digitales) los que enseñen a los padres (inmigrantes digitales) el manejo de los dispositivos, ayudando a alfabetizarnos en las nuevas tecnologías”. Porque el solo tener más información no significa mayor competencia o conocimiento. Los niños y jóvenes necesitarán ser educados en el uso de las nuevas tecnologías, “transmitiéndoles los valores que les enseñamos en todos los aspectos de la vida. La cortesía, el respeto, la amabilidad, el sentido común, la prudencia serán necesarios, y los deben acompañar, tanto en la red como en la vida real. La distancia y el anonimato no pueden justificar un comportamiento maleducado y dañino” (Cf FAMIPED, Volumen 5. Nº3).
Pero ¿los padres de familia están educados y saben educar sobre el manejo “correcto” de los nuevos aparatos digitales de comunicación? ¿los profesores damos buen ejemplo en el uso de los dispositivos digitales de comunicación?
Verónica Rodríguez Orellana, directora y terapeuta de Coaching Club, opina que “«muchas familias están dispuestas a pagar el alto coste que tienen estos dispositivos y por estar enganchados a la eficiencia y a la inmediatez, privándonos incluso de otras cosas más necesarias. Sin embargo, posiblemente el precio más elevado que se paga es el de la pérdida de conexión con el entorno que nos rodea, el crudo aislamiento en medio del espejismo de la comunicación».
Pero “¿Qué sucede cuando no prestamos a nuestros hijos la atención adecuada? «Una de las principales consecuencias en el caso más desfavorable se traduce en que los niños se acostumbren a esa falta de atención por parte de los padres y no reclaman, sino que terminan ignorándoles. El mejor y más deseable escenario es aquel en el que los niños se rebelan y se comportan mal con el objetivo preciso y deliberado de provocar nuestra reacción y reclamar nuestra atención».
«Los niños, aunque no nos demos perfecta cuenta, están siempre pendientes de los padres porque sus respuestas los estimulan y los hacen sentirse importantes y valiosos. Incluso, con esta interacción, inducen dentro de su cerebro nuevas conexiones neuronales, lo que resulta trascendente debido a que la mente efectúa una especie de poda neuronal para favorecer aquellas zonas que realmente se utilizan y descartar las que no están en uso».
Frente a esa reflexión de Verónica Rodríguez, tenemos, sobre el mismo tema, una pregunta y tres propuestas desde otra perspectiva: “¿Cómo se puede promover el uso adecuado de las TIC en el hogar para aprovechar sus ventajas al máximo? Desde Familia Digital, el Centro de Recursos para Padres de Movistar, considera que “el principal objetivo es entender mejor la tecnología y el uso que se debe hacer de ella”; y propone:
- Tener una visión realista y abierta de los usuarios que más utilizan la tecnología. En contra de lo que algunos piensan, no son personas retraídas y solitarias que buscan el aislamiento social, sino todo lo contrario, buscan reforzar sus vínculos sociales. Podría decirse que se emocionan con todas las posibilidades que les ofrece Internet y la tecnología para tener voz propia y ejercer un papel protagonista, mediante su enorme capacidad de creación y movilización.
- Estar al tanto de la edad adecuada para comenzar a usar TIC. En la actualidad, incluso los niños de 2 años utilizan los dispositivos de sus familiares. Este dato muestra la enorme oportunidad que supone para las familias, ya que el acceso a las tecnologías digitales a edades más avanzadas hace más complicada la interacción entre padres e hijos en cuanto al uso de las TIC. Los más pequeños son especialmente receptivos a las indicaciones de sus padres y siguen su ejemplo por imitación, por lo que el acceso temprano a estas herramientas permite realizar una interesante labor educativa.
- Implicarse en la educación digital de los hijos. La implicación y el acompañamiento de los padres es fundamental para garantizar una buena formación digital de los menores. Es importante que tanto los padres como los profesores prediquen con el ejemplo y se impliquen en el buen uso de las TIC. Lo ideal es crear una relación de confianza entre menores y progenitores, basada en el diálogo. Aunque no se puedan controlar sus redes sociales u otras tecnologías, es fundamental hacerles saber que pueden contar con apoyo siempre que tengan un problema y crear el terreno propicio para que, llegado el momento, confíen en la experiencia y sentido común de sus padres”. LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS “TOMAN” LA CASA. CLAVES PARA EVITAR LOS CONFLICTOS FAMILIARES
Frente al uso y la posible adicción a las nuevas tecnologías, con sus consecuencias en el proceso educativo; así como la importancia de la actuación de padres de profesores, quedan opiniones respetables. Sin embargo, creemos que podemos coincidir sobre la importante colaboración, cercana y dialogante, entre la escuela y el hogar, para que no “prevalezcan las nuevas sensaciones sobre las podas por defecto de uso”; y favorecer las acciones que favorezcan las relaciones entre padres e hijos “a través de las miradas, de las risas, del juego, de la presencia y de las conversaciones; en suma, a través de las relaciones humanas”, que repercutirán en la vida escolar. Está en nuestras manos el conocer más sobre el tema y juntos buscar caminos que conduzcan al buen uso de las TICs, tanto en los adultos como en los niños, para evitar tener en la escuela estudiantes que sienten que reciben “poca atención”, que tienen padres “ausentes”, o son víctimas del olvido,… a causa de la dependencia tecnológica de sus padres.
Les recomendamos completar con la publicación del ABC (España) LA TECNO ADICCIÓN EN LOS PADRES AFECTA A LA «PODA NEURONAL» DE LOS MÁS PEQUEÑOS.
REDACCIÓN WEB DEL MAESTRO CMF