Nancie Atwell es la profesora estadounidense que se convirtió en la primera ganadora del Global Teacher Prize (2015) y lleva 40 años transmitiendo su pasión por la lectura y la escritura con innovadores métodos de enseñanza.
A Nancie Atwell sus más de 40 años de experiencia como profesora no le han «quemado» ni sus energías ni su ilusión. «Me encantan los desafíos y me encanta mi vida como profesora. Espero poder transmitir a los jóvenes que la educación es un privilegio», asegura esta maestra estadounidense que ha sido galardonada con el primer Global Teacher Prize, el premio dotado con un millón de dólares (unos 950.000 euros) que quiere convertirse en el «Nobel de la enseñanza».
La Fundación Varkey, impulsora de este premio al que se presentaron 5.000 aspirantes de todo el mundo, cree que Atwell «representa todo lo que hace a alguien ser un excelente maestro» por su «constante innovación en sus más de 40 años de enseñanza, tratando de formar ciudadanos del mundo en el aula» y por ser «un líder en el campo de la educación». Su trabajo, subraya la fundación, beneficia «no sólo a sus estudiantes, sino también a otros maestros, a su comunidad y al mundo».
«He aprendido y sigo aprendiendo cómo hacer que una escuela sea un lugar de felicidad y sabiduría para mis estudiantes y para mí», dijo Atwell durante su discurso de aceptación del premio.
Profesora desde 1973, Atwell fundó en 1990 el Centro para la Enseñanza y el Aprendizaje (CTL) en Edgecomb (Maine), donde lleva a la práctica y comparte sus ideas para mejorar la enseñanza de la lectura y la escritura. Atwell, que descubrió su pasión por la lectura cuando una fiebre reumática la postró en la cama siendo niña, presume con orgullo de que sus alumnos leen unos 40 libros al año, frente a los seis u ocho que leen la mayoría de los estudiantes de séptimo y octavo grado. ¿Cómo lo consigue? El secreto, dice, es dejar que el niño elija los libros que quiere leer y los temas sobre los que quiere escribir.
«Cada año, mis alumnos de séptimo y octavo grado eligen y leen entre 30 y 100 títulos. Devoran los libros porque la biblioteca de la clase está llena de historias interesantes de escritores serios, porque tienen tiempo para leer en el colegio, porque esperan poder leer cada noche en su casa y porque 35 años de experiencia me han enseñado que mi trabajo es leer, disfrutar y recomendar literatura para jóvenes a los jóvenes a los que enseño», explicaba la propia Nancie en un artículo en 2010.
En el CTL, donde acuden unos 75 estudiantes, las clases son pequeñas (de 16 a 18 estudiantes) y disponen de decenas de miles de libros para elegir, según señalan en su web.
Un niño sentado en una habitación tranquila con un buen libro «no es un método de enseñanza llamativo o comercial», pero es la manera de que alguien se convierta en un lector, destaca Atwell, aunque avisa de que tampoco el taller de lectura es una sala de lectura silenciosa prolongada. Hay lectura en voz alta, explicaciones sobre lo que se lee, se explica el significado de palabras desconocidas, la entonación de las frases… «El taller de lectura es una de las cosas más simples y más difíciles que hacemos. Es también el más valioso», añade.
Su meta es que los estudiantes se conviertan en «apasionados, habituales y críticos lectores» y que la lectura les convierta en personas «más inteligentes, más felices, más justas, y más compasivas, debido a los mundos que experimentan dentro de esos cientos de miles de líneas de impresión».
«La nuestra no es una población privilegiada de los estudiantes», advierten en el centro, entre cuyos alumnos también hay niños con TDAH, problemas de aprendizaje o dislexia. Es un objetivo «posible» convertir a los niños en lectores, asegura.
Leer es también el camino para escribir bien, todo un arte que requiere de tiempo, según defiende la fundadora de esta innovadora escuela a la que han acudido más de 600 profesores a lo largo de estos años para aprender métodos de enseñanza más eficaces. En sus talleres de escritura, los estudiantes pueden desarrollar sus propios temas, escribir en distintos géneros, consultar sus borradores con sus maestros y compartir sus ideas. Algunas de las reseñas de los libros que han leído los alumnos del taller se publican en la web del centro y los propios niños confeccionan sus listas de recomendaciones.
La propia Atwell es una autora consagrada, con nueve libros publicados sobre educación. Del más conocido, «In the Middle», ha vendido medio millón de ejemplares y va por su tercera edición. Obra de referencia para los profesores anglosajones, contiene procedimientos detallados, mini lecciones reproducibles, técnicas y estrategias para inculcar la pasión por los libros.
«Estoy convencida de que la enseñanza de las artes del lenguaje es una de las grandes carreras: exige tiempo y energía, pero está llena de significado, vale la pena y es interesante. (…) ¿Qué trabajo podría ser más satisfactorio?», dice Nancie Atwell.
César Bona, el único profesor español entre los 50 finalistas al Global Teacher Prize, destaca en su Facebook una frase de Atwell en la ceremonia de entrega en Dubai: «Innové sin permiso». A veces suele ser el único camino, pero hay que probarlo», dice el maestro del colegio público Puerta de Sancho de Zaragoza.
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