¿Existe una “nueva brecha digital” entre profesores y alumnos en el uso de la IA?

La Inteligencia Artificial (AI Artificial Intelligence, IA, en español) es una rama de la computación, entendida como la ciencia encargada de estudiar los sistemas que automáticamente gestionan información por medio de datos y Algoritmos, ideas y métodos que tiene como fuente la inteligencia humana.

Su objetivo es lograr fabricar ordenadores o crear computadoras con más semejanza a la inteligencia humana o, como se dice ordinariamente, más inteligentes; no sólo más útiles, sino también que ayuden a descubrir aquellos principios que hagan posible una conducta más inteligente. (cf Wikipedia). Y coincidimos con esto, pues según Barr y E. Freigenbaum (USA, 1981), la Inteligencia Artificial (AI) manifiesta similitudes asociadas a la inteligencia humana, como son el entendimiento y la utilización del lenguaje, el aprendizaje, el razonamiento y la resolución de problemas.

En cuanto a la conducta humana, el Doctor Douglas R. Hofstadter (Nueva York, USA,1945) “sostiene que nadie sabe donde está la frontera entre la conducta inteligente y la no inteligente y que quizá, resulte ridículo sugerir «que existe una línea divisoria» entre ambas. A los que investigan sobre la AI tampoco parece preocuparles si los sistemas que desarrollan presentan una conducta que pueda clasificarse de inteligente. Sin embargo, siguen sosteniendo que las investigaciones sobre la AI formulan principios admitidos por la conducta inteligente, a diferencia de los estudios realizados sobre la inteligencia humana desde una perspectiva psicológica, donde la tensión se cuantifica. Debemos insistir en el hecho de que las interacciones explícitas de las estructuras del conocimiento y de los algoritmos y heurísticos que utilizan estas estructuras no pueden simplemente identificarse con una organización neuronal particular y un proceso fisiológico del cerebro humano.   Está claro que la estructura física de los dos tipos de procesadores de información es tan diferente que para llegar a un mismo resultado han de utilizar caminos distintos.  Por ello, el contraste entre el procesamiento informático serial de la computadora y, paralelamente, del cerebro humano, atraen   enormemente la atención en nuestros días (Feldman, 1983). […]

La AI persigue inspirarse en la psicología para aprender más sobre las operaciones de la memoria (particularmente, sobre aquellas que hacen referencia a la representación del conocimiento), sobre las técnicas de la obtención del conocimiento por los expertos naturales, y, recientemente, sobre las contribuciones de Piaget, concretamente, sobre la adquisición del conocimiento. […] las investigaciones psicológicas sobre la inteligencia y su medición han sido notables por su ausencia.” (cf La inteligencia artificial, la obtención del conocimiento y el estudio de la inteligencia humana, UNESCO, Biblioteca Digital). Perdamos y hagamos perder a nuestra comunidad educativa sobre la IA, el seguir creando o manteniendo prejuicios -tantas veces- causados por la ignorancia o el deseo permanecer en su zona de confort, y que podrían reflexionar en con este pensamiento del premio Turing en 2003, Alan Kay: “A algunas personas les preocupa que la inteligencia artificial nos haga sentir inferiores, pero cualquier persona en su sano juicio debería tener un complejo de inferioridad cada vez que mira una flor”.

A pesar del rechazo, reticencia, desprecio, y falta de interés de algunos profesores, padres de familia, sistemas y realidades educativas -mayormente- l(algunas) imitadas de recursos para usar la tecnología digital y la IA, podemos comprobar que se va extendiendo su influencia y está ingresando a nuestras aulas “sin pedir permiso”. Y cada día podemos estar más de acuerdo, que es un instrumento extremadamente poderoso, que se está empleando en numerosas áreas de la actividad humana: “de la medicina al mundo laboral, de la cultura al ámbito de la comunicación, de la educación a la política. Y es lícito suponer, entonces, que su uso influirá cada vez más en nuestro modo de vivir, en nuestras relaciones sociales y en el futuro, incluso en la manera en que concebimos nuestra identidad como seres humanos.”

Ya en 1964 se advertía que podía ser percibida el desarrollo de la tecnología digital de modo ambivalente: “por una parte, entusiasma por las posibilidades que ofrece; por otra, provoca temor ante las consecuencias que podrían llegar a producirse.” En nuestro mundo educativo, hoy encontramos educadores que se manifiestan entusiastas cuando verifican los progresos que se están derivando de la inteligencia artificial, pero, al mismo tiempo, otros manifiestan sus dudas y exteriorizan su miedo cuando se enteran de los peligros inseparables a su uso sin una debida ética y acompañamiento educativo.

La IA es un instrumento fascinante y tremendo al mismo tiempo, como un recurso en nuestro mundo educativo, y nos está exigiendo una reflexión profunda y calmada, para no aceptarla sin previo estudio y valoración. No es cuestión de competir contra la máquina, sino de interpelar lo que la máquina no puede (ni debe) hacer sin la intervención del docente. “Dentro de la red también hay posturas ideológicas y filosóficas. El movimiento del software libre, por ejemplo, no solo promueve liberar los programas informáticos, sino toda una cultura y una visión sobre lo que tiene que ser el ciberespacio”. María del Mar Sánchez: Los docentes no podemos abrazar la IA (inteligencia artificial) a lo loco

No podemos dudar, que la llegada de la inteligencia artificial al mundo de la Educación representa “una auténtica revolución cognitiva”, que contribuirá a la creación de un nuevo sistema educativo, que podría permitir una democratización del acceso al saber, nuevos caminos pedagógicos, un progreso exponencial de la investigación sobre el aprendizaje, y la posibilidad de delegar tareas a los trabajos desgastantes, tanto de estudiantes, como de profesores; pero, al mismo tiempo, podría traer consigo una mayor inequidad entre los países con planificaciones y prácticas escolares exitosas naciones avanzadas y  aquellas que aún están vías de desarrollo, “poniendo así en peligro la posibilidad de una “cultura del encuentro” y favoreciendo una “cultura del descarte”.” Pero ¿Qué hacer con autoridades que aún no “la descubren” ya presente en el mundo de nuestros estudiantes? ¿Cómo motivarnos a estudiar su impacto en la Educación con sistemas que se aferran a la pedagogía del Siglo XX?

Sabemos que ya en el 2012, la CEPAL y la Unión Europea, opinaban que “lo que funciona en tecnología y educación son aquellas soluciones que permiten llevar a cabo el trabajo escolar de forma más eficiente”. No todos, pero buen número de nuestros estudiantes, utilizan masivamente la tecnología para algunos de sus trabajos escolares, aunque sean, como muchos lo son, huérfanos digitales de cualquier tipo de influencia educativa y confunden su eficiencia con el plagio, que les ayuda d a hacer sus tareas, “porque prescinden de cualquier esfuerzo de procesamiento crítico de la información, motivo  (por demás urgente) para insistir en la importancia de la alfabetización docente en este nuevo terreno para el proceso enseñanza – aprendizaje. Y esta misma búsqueda incesante de la eficiencia para estar al nivel de sus estudiantes, explica el por qué algunos profesores encuentran óptimas las soluciones que la tecnología les ofrece para preparar sus clases o presentar mejor los contenidos en sus clases y cómo incentiva, motiva, entusiasma, … en sus alumnos la investigación.

Somos honestos, en que, a no pocos, todavía nos falta cambiar nuestras formas de enseñanza. Quizá las soluciones tecnológicas propuestas no sean lo bastante convincentes para para un número, nada despreciable de docentes, “porque el esfuerzo que requiere su adopción no parece suficientemente recompensado ni por el sistema en forma de incentivos para la carrera profesional, ni por los resultados obtenidos porque la forma y los contenidos de lo  que hoy se evalúa no se corresponden todavía con las expectativas y las necesidades de la sociedad y de la economía del conocimiento.” cf Las tecnologías digitales frente a los desafíos de una educación inclusiva en América Latina. Algunos casos de buenas prácticas

Sin pretender generalizar, buen número de nuestros los estudiantes llegan a la escuela sabiendo mucho más que algunos profesores, sobre el lenguaje digital. Incluso algunos niños ingresan al sistema escolar leyendo en las pantallas antes que en los libros físicos, como nos dice la profesora Emilia Ferreiro. Cf Emilia Ferreiro: Los chicos ya vienen formados por la pantalla y recién en la escuela ingresan al papel escrito

Conforme pasa el tiempo de clases, algunos profesores estamos experimentado que no pocos de nuestros estudiantes escriben a una gran velocidad en sus celulares, y saben navegar con mucha destreza en las redes, que nosotros mismos. Tanto así, que ahora se está verificando una “nueva brecha digital” entre profesores y alumnos, y que nos obliga, nos reta, nos desafía, nos enfrenta, …  a desarrollar competencias digitales para el uso de las aplicaciones actuales y relacionadas con la Educación (gran negocio para las algunas empresas) y lograr que la IA realmente sean usada ética y pedagógicamente de manera provechosa en el proceso enseñanza – aprendizaje. Y este es un desafío, cada vez mayor; con o sin internet, con o son buenos sueldos, con o sin electricidad, con o sin óptima estructura, para educar nuestros estudiantes para el mundo de mañana, desterrando planificaciones, sistemas, currículos que no se actualizan. Mark Sparvell: El entrenamiento de los profesores en el uso de la tecnología es muy importante

La IA nos está obligando a innovar las prácticas de enseñanza y aprendizaje. Son tan rápidos los desarrollos tecnológicos que conllevan inevitablemente múltiples riesgos y desafíos, que hasta ahora han superado los debates educativos, políticos, … y nos está obligando a los profesores a prepararnos y manejar un marco ético apropiado a cada realidad y nivel.

Es posible que usted hay experimentado, que pasamos mucho tiempo atendiendo el celular o móvil, pendientes de todo lo que nos llega o podemos acceder a través de él, y que eso está condicionando nuestra vida y la de nuestros estudiantes. Es urgente un estudio para el ámbito escolar, a parte de grandes estudios ya hechos, y ponernos de acuerdo sobre el uso ético de las redes, en cada realidad social y educativa.

“Tan importante es educar a las nuevas generaciones que vienen como también creo que es importante enseñar a la fuerza laboral existente, para que puedan entender cómo hacer que la Inteligencia Artificial les sirva a ellos y a sus roles”. (Sarah Aerni, Directora de Machine Learning en Salesforce).

REDACCIÓN WEB DEL MAESTRO CMF



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