Las medidas de confinamiento y aislamiento que hemos experimentado la inmensa mayoría de la población mundial, afectaron de manera muy particular a las mujeres que realizan la tarea de madres y maestras. Diríamos, sin temor a equivocarnos que ellas tuvieron que inventar, reinventar o exigir a su imaginación y creatividad las estrategias para seguir la vida familiar en sus hogares y la atención a sus estudiantes desde un nuevo e improvisado “plató” de comunicación, el preparar y desarrollar su tarea docente a través de las nuevas plataformas y aplicaciones que cambiaban vertiginosamente, la búsqueda de herramientas y recursos que los gobernantes no proporcionaban, entre otras actividades diarias; se vieron obligadas a reorganizar sus vidas.
La estimación mundial nos dice que el 40% de las maestras son también madres de familia, y si el ser madre es en sí misma una labor compleja y demandante, de manera especial queremos, por medio de esta publicación, valorar y agradecer a quien además de sus tareas en el hogar comparte en la escuela la labor docente como la impartición de conocimientos, el cuidado e incluso el cultivo de ciertos valores, o la formación misma de individuos sensibles ante las problemáticas del mundo, y han aceptado el desafío de ser madre y maestra, “en donde la vocación, la profesión y la disposición se enfrentan con dilemas éticos, la administración óptima del tiempo y, sí…el amor de mamá”. SER HIJO Y ALUMNO. SER MADRE Y MAESTRA
Compartimos esta canción interpretada por Mercedes Sosa, que nos recuerda que frente al misterio pizarrón de la maestra crecen sus estudiantes como crecen los niños en los niños en el corazón de las madres.
ROSARITO VERA, MAESTRA (04´ 11”)
Para las madres y maestras, durante el cierre de las escuelas, todo cambió, desde sus tareas domésticas, así como el cumplir con las clases virtuales, el responder a los padres de familia, el leer los comunicados de las secretarías y ministerios y el estrés común que nos causó la pandemia. Todos los retos y desafíos los asumió con el carácter y la firmeza propias de su “genio femenino”. Buscaron superar los particulares desafíos en el cuidado y trabajo doméstico y su tarea docente. Estas tareas fueron más apremiantes sobre aquellas con hijos estaban en la primera infancia o con problemas de salud o con la necesidad de una atención especial o han pasado por algún problema conyugal. Aún hoy algunas de ellas aún continúan rezagadas en el retorno a una vida estable física y emocionalmente.
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Después de algunas experiencias de marchas y contramarchas, el proceso de retorno a la presencialidad de las actividades educativas fue creando un nuevo panorama para las profesoras. Según UNICEF, el 47% de las profesoras que también eran madres, declararon que su sensación de sobrecarga no había variado. Tres de cada diez no lograban balancear satisfactoriamente la tarea docente y familiar. Sobretodo les fue muy difícil conciliar los horarios de la escuela con el trabajo doméstico. Sin embargo, ellas han logrado salir adelante con esfuerzo, creatividad y mucho cariño a su familia y a sus estudiantes. Cf ¿UNA NUEVA NORMALIDAD? LAS MADRES EN LA RECUPERACIÓN SOCIOECONÓMICA DE LA POSPANDEMIA
Todos sabemos y reconocemos que ser madre y maestra demanda una inteligencia emocional notable, que las lleva más allá de si algo está sólo bien o mal. Como madres y maestras, son especialistas en humanizar, pues ellas mismas “desarrollan un sentido muy humano de empatía y de ponerse en la situación del otro, de construir y aprender a apreciar a los demás”, apoyan la consolidación y práctica de los valores aprendidos en casa, coadyuvan el desarrollo de las habilidades y capacidades personales de cada estudiante y, sobre todo, casi todas son “siempre oídos” para escuchar a quienes necesiten ser escuchados.
La madre y maestra que se relaciona con su ternura y compasión con sus estudiantes, les ayuda a a despertar en sus corazones la confianza, para experimentar que el mundo es un lugar bueno que los recibió y en donde deben vivir, desarrollando su capacidad de vivir en paz, con justicia, en equidad, sin descartar a nadie, en la armonía de unos con los otros y todos juntos conservar la Casa Común. A ellas las recordamos siempre, porque les debemos mucho de nuestra formación humana y espiritual, y les reconocemos su presencia singular en nuestra sociedad, pues nos enseñan que dar la vida física, intelectual, emocional y espiritual es una elección, una vocación, un llamado existencial, y que ellas lo tienen como un don propio de su ser mujer.
Aprovechando que en algunos países se celebra el segundo domingo de mayo, el Día de la Madre, desde la Web del Maestro CMF, les reiteramos como en años anteriores, un especial homenaje al don de la maternidad de las mujeres que desde las aulas nos enseñan que es un don el ser madres y maestras, porque son ellas en quienes los padres de familia confían la educación de sus hijos, para que los conduzcan al verdadero encuentro de la mente y el corazón, del conocimiento y las emociones, y a descubrir con alegría la puerta de la sabiduría, porque ellas tienen ese especial don de enseñar sobre la importancia del amor y la paciencia para aprender a aprender. Porque ellas no lo aprendieron de los libros, sino de su aprendió de su corazón, porque “la universidad de las mamás es el propio corazón: allí aprenden cómo llevar adelante a sus hijos. ¡Y esto es hermoso!” (Papa Francisco).
¡Gracias madres y maestras!
REDACCIÓN WEB DEL MAESTRO CMF