La educación a distancia, escogida como alternativa a las lecciones presenciales, puso a prueba la imaginación, la creatividad, la paciencia, el control personal y la fortaleza emocional de los educadores (profesores y padres de familia). Y hemos sido protagonistas en primera línea de la reinvención de la educación, tuvo una gran incidencia en nuestra salud física, mental y emocional y la calidad de vida que afectó nuestro desenvolvimiento social, cultural y familiar.
La pandemia alteró nuestra rutina educativa con cambios drásticos y significativos que se dieron, por ejemplo, en el uso de los espacios (se cambiaron las aulas por espacios pequeños dentro de los hogares, los hogares de los docentes se convirtieron en aulas); en el aislamiento y distanciamiento social ya que a la par, docentes y estudiantes de todos los niveles salimos de las instituciones educativas de forma inmediata y nos tuvimos que aislar; en el cambio de la presencialidad a la virtualidad pasando de las clases presenciales a sincronía o asincronía en línea a través del uso de la tecnología que algunos docentes no sabían utilizar o no habíamos desarrollado esas habilidades (cf González, 2021).
Desarrollamos la imaginación pedagógica y didáctica, actualizando nuestra formación inicial docente sacando todos sus mejores conocimientos previos, para aplicar las competencias y habilidades que nos permitieran afrontar nuevos desafíos. “La función debía continuar” en medio de una crisis sanitaria, social, familiar, económica, educativa y cultural; y aprender nuevos itinerarios educativos, sabiendo que “quien, volviendo a hacer el camino viejo, aprende el nuevo, puede considerarse un maestro” (Confucio).
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Los profesores, en no pocos casos, fuimos sorprendidos por un cambio de la educación presencial y pasamos a totalmente virtual, programadas como complementarias. Una total educación por medios virtuales, con las clases remotas o educación a distancia o digital, nos cambió los esquemas de la formación inicial docente. Nos encontramos en la obligación (imprevista) de pensar en soluciones de una educación a distancia eficiente desde su realidad y para todos sus estudiantes.
Nos dimos cuenta -unos más que otros- que la educación a distancia no cambia la realidad psico-social de nuestros estudiantes, y lo que sí cambió fue nuestra necesidad de contar con nuevos recursos tecnológicos, de cámaras, de micrófonos, de luces, de espacios para grabar, el aprender a hacer fondos para la exposición, crear audiovisuales, el usar con mayor familiaridad el la tecnología digital. Los laboratorios, de la escuela están bien, pero no todos teníamos acceso óptimo a internet, de electricidad permanente, ni los todos los recursos digitales… y se nos planteó el cómo acortar la brechas digitales.
De otra parte, algunos continuamos (una vez pasada la pandemia) sufriendo solitariamente en la búsqueda de soluciones a las dificultades en la preparación y diseño de las lecciones sincrónicas y asincrónicas; la soledad (“orfandad académica”) para resolver los diferentes problemas que se presentan sesión tras sesión; el cómo atender las consultas de padres de familia y estudiantes; luchar contra las limitaciones de las plataformas puestas en marcha sin previa evaluación de efectividad, y los escasos recursos tecnológicos de nuestros estudiantes, de nosotros y de algunas escuelas, entre otros. Estos factores causan, por lo menos una desorientación y un desgaste emocional y mental a los profesores, y que no es asunto menor, pues repercute en nuestra salud emocional.
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Para la escritora mexicana Bertha Sola, una de las primeras habilidades de un docente, no es la de aprender a aprender, sino aprender a razonar, comprender y regular sus emociones, pues durante toda su vida laboral corre el mayor riesgo de padecer distintas enfermedades. Y no es difícil estar de acuerdo, pues ya en tiempos anteriores a la pandemia y las clases a distancia, era “una cruda realidad que los docentes hoy en día. Algunos experimentan de forma cada vez más creciente una variedad de trastornos y síntomas relacionados con la ansiedad, la ira, la depresión y el conocido síndrome de estar quemado o burnout”. LA INTELIGENCIA EMOCIONAL Y LOS MAESTROS
Salud Mental de los docentes – Las Buenas Prácticas
La pandemia no nos permitió planificar con esa anterioridad y cuidado con las que debe hacerse toda acción educativa. En no pocos lugares se continúa cumpliendo la tarea docente en condiciones de gran incertidumbre y en medio de una crisis que afecta a los tres agentes del proceso educativo. Los desafíos de la educación híbrida, en estas condiciones, plantea al docente la indagación de nuevos conocimientos, dominio técnico (casi perfecto) de los recursos tecnológicos digitales y las herramientas pedagógicas. Y ésta búsqueda, realizada a veces sin el apoyo de las autoridades y la comunidad, involucra necesariamente un impacto en su salud emocional y mental.
Si deseamos seguir en esta gran tarea de ser profesores debemos tener muy claro que “la salud mental consiste en sentir la emoción adecuada en el momento adecuado y en ser capaz de gestionarla” (Lisa Damour). Y en algunos lugares la tarea docente
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Tanto el cuerpo como la mente han sufrido las consecuencias del agotamiento por los factores que acompañaron la educación a distancia asumidas en circunstancias de la emergencia sanitaria. Más de un especialista ya nos advirtió sobre las consecuencias emocionales y mentales que tendría la responsabilidad laboral, la incertidumbre de la duración, el pánico y la ansiedad social, los problemas familiares propios, la alteración de sus costumbres relacionales, las carencias económicas, la sobresaturación de mensajes en las redes sociales, el compartir su espacio intrafamiliar con sus estudiantes, el abuso de consultas sin horario de atención, el confinamiento, … cambios que nos deben obligar a evaluar el estado psicológico, la salud emocional y mental de los profesores. Es bueno saber que “la salud mental consiste en ser resistentes, en estar familiarizados con todo el abanico de emociones y en no tener miedo ante la incertidumbre y la inquietud. Para mí, adoptar una actitud positiva ante la incertidumbre y ser capaz de afrontar el malestar emocional es, en realidad, el camino hacia la libertad”. (L. Damour).
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Los profesores (responsables) nos convertimos en buscadores de nuevos conocimientos y mejores recursos didácticos, así como canalizadores autodidactas de sus emociones. Más de uno, con nuestros propios recursos, entusiasmo, creatividad, imaginación, … sabemos muy bien que seguiremos afrontando el desafío de continuar las lecciones mientras las escuelas no sean prioridad de las autoridades educativas.
Esta responsabilidad, realizada con tantos y tan notables esfuerzos, puede dejar una secuela negativa en la vida de los profesores Y esto debe preocupar al Estado que, en no pocos lugares, “lo ha dejado a su suerte”.
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“Cuidar la salud mental de los docentes es una responsabilidad crucial de las autoridades y del equipo directivo, ya que el bienestar de los mismos no solo influye en su propia calidad de vida, sino también en la experiencia de aprendizaje del alumnado. ¿Cómo crear un ambiente laboral saludable y promover la salud mental entre el equipo docente?
El estrés, la sobrecarga laboral, las demandas emocionales y las presiones de la vida cotidiana, pueden afectar significativamente la salud mental de los educadores. Por ende, es fundamental que las instituciones educativas y las autoridades pertinentes reconozcan la importancia de implementar estrategias efectivas para apoyar el bienestar psicológico de los docentes.
Promover un entorno de trabajo que fomente la autonomía, el apoyo mutuo y el equilibrio entre vida laboral y personal es esencial para garantizar que los educadores puedan desempeñarse efectivamente, lo cual es un factor determinante, ya que el estado en el que se encuentran los docentes influirá en el alumnado. Por ello, te presentamos información para comprender de qué formas se puede cuidar la salud mental de los profesores.” (cf Instituto Raimon Gaja).
Quizá es preciso renunciar al paradigma de la eficiencia y la efectividad, para analizar el desempeño docente postpandemia, que incluya el bienestar emocional y mental de los profesores, pues “cuando las personas superan una etapa difícil, – como lo han experimentado los profesores- su criterio sobre lo que significa una crisis cambia” (L. Damour). la pasada emergencia sanitaria, de confinamiento, de angustia, de miedos, de inseguridades, de indefiniciones de tiempo, de educación a distancia, … algo habrá dejado en la psiqué del profesor. Consideramos que se hace necesario, no solo revisar los nuevos instrumentos tecnológicos, la IA y el ChatGPT, sino revisar también cómo está su equilibrio emocional y su salud mental de los profesores, para prestarle el acompañamiento profesional necesario.
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Las relaciones con los estudiantes, padres de familia y con sus colegas, por medios digitales, en la educación a distancia, hizo que el profesor se convierta en el referente más importante en cuanto actitudes, comportamientos, emociones y sentimientos para el proceso enseñanza – aprendizaje. El profesor, lo quiera o no, continúa siendo un agente activo (en la escuela, y ahora a través de las lecciones híbridas) para favorecer el desarrollo sano y positivo de las emociones, que tienen un peso primario en el proceso de aprendizaje. “La transmisión emocional del profesor es esencial dado que la emoción que contagia es el motor o el freno del aprendizaje. Cuanto más conecten sus alumnos con una emoción movilizadora, más garantías existen de convertir aquella información en información útil y, a largo plazo, en un recuerdo accesible y facilitador de nuevas construcciones de conocimiento”. LAS EMOCIONES EN EL APRENDIZAJE
Hoy con la sobreinformación, es fácil encontrar sucedáneos para paliar una vida emocional no revisada por especialistas. La salud mental y emocional de los profesores influyen en su tarea docente. Se hace necesario averiguar el cómo ha respondido y responde el cerebro, el corazón y el alma de los profesores a este (ya no tan nuevo) cambio en el proceso educativo. Ya el maestro Aristóteles nos dijo la vinculación profunda entre la inteligencia y las emociones: «Educar la mente sin educar el corazón no es educación en absoluto”, y a ello contribuye el profesor Antonio Rodríguez, recordándonos que “somos lo que somos no por haber aprendido la tabla de multiplicar, sino por cómo hemos abordado la construcción de nuestro corazón emocional”.
El reto de la educación a distancia ha puso al descubierto, que los profesores son más fuertes de lo que creían que eran, o creíamos que eran. Continúan respondiendo y sobrellevando con firmeza los cambios y esperando la revalorización de su tarea docente. Quines desempeñan un papel fundamental en la formación y el desarrollo de las generaciones futuras, deben hacerlo con un óptimo bienestar físico, y emocional, por saber “manejar estrategias y recursos para gestionar el estrés, lidiar con la presión laboral y mantener un equilibrio saludable entre trabajo y vida personal, familiar y laboral, pues de su salud integral “no solo se benefician ellos mismos, sino también sus alumnos y la comunidad en su conjunto. Un docente con una salud mental fortalecida está en mejor posición para fomentar un ambiente educativo positivo, estimulante y compasivo, lo que repercute en un mejor aprendizaje y en el bienestar general de todos los involucrados en el proceso educativo.” (cit IRG).
Revisemos y evaluemos el equilibrio emocional y la salud mental de los profesores, no como una rutina para unos papeles de la burocracia, sino como una necesidad. Y valoremos que hasta ahora, la inmensa mayoría, ha respondido cognitiva, creativa y “estoicamente” más allá de lo que se pensaba. Ser conscientes de esto es muy positivo, para conocer y tratar adecuadamente las principales problemáticas docentes, que debe contar –entre ellas- el cómo reconocer los principales signos de alarma en la salud emocional y mental de un docente, el qué hacer, el cómo pre- venir problemas futuros y que cuente con los beneficios sociales de salud que se merece. CUIDANDO NUESTRA SALUD MENTAL
CONTINUARÁ EN LA PARTE II
REDACCIÓN WEB DEL MAESTRO CMF