En su obra, “Cartas a quien pretende enseñar”, el famoso pedagogo hace una reflexión sobre las palabras “enseñar” y “aprender”, y el rol que cumplen éstas en los procesos de formación de los docentes.
Paulo Freire, uno de los más destacados pedagogos del siglo XX, escribió hace algunos años el libro Cartas a quien pretende enseñar, una obra con 10 cartas en las que Freire le habla a los docentes acerca de diversos aspectos de la práctica educativa, pero no lo hace en un tono acusatorio, sino todo lo contrario. Lejos de criticar su labor, defiende su identidad y su legitimidad como docentes, dialoga con ellos en el lenguaje directo que lo caracteriza y, de esta forma, les ofrece la confianza que necesitan para apoyarse en sus propios saberes, convicciones y en su capacidad para vincularse con sus estudiantes.
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Las diferencias entre “enseñar” y “aprender”, las fuentes de las inseguridades, las cualidades de un buen educador, el primer día de clase, la relación entre los profesores y estudiantes, la disciplina y otros temas, son lo que aborda el pedagogo en este libro dirigido 100% a los profesores. En su primera carta, Freire explica cuál es el verdadero significado crítico de las palabras “enseñar” y “aprender”, y cuál es el rol del educador en estos dos procesos pues, como bien lo plantea, el docente además de enseñar, aprende a enseñar. Para explicar el tema, Freire habla de algunos elementos importantes, como la lectura, pero sobre todo, evidencia cómo estos dos conceptos van de la mano en los procesos de mejora docente.
En cinco puntos, te compartimos algunos de los inspiradores mensajes que el pedagogo escribe en la primera carta que compone su obra:
1. Aprender en el acto de enseñar
“Ningún tema puede ser más adecuado como objeto de esta primera carta para quién se atreve a enseñar que el significado crítico de ese acto, así como el significado igualmente crítico de aprender. Es que había notado antes. Pero ahora, al enseñar, no como un burócrata de la mente, sino reconstruyendo los caminos de su curiosidad, razón por la que su cuerpo consciente, sensible, emocionado, se abre a las adivinaciones de los alumnos, a su ingenuidad y a su criticidad, el educador tiene un momento rico de su aprender en el acto de enseñar. El educador aprende primero a enseñar, pero también aprende a enseñar al enseñar algo que es re-aprendido por estar siendo enseñado, sin lo cual no aprende, el educador se ayuda a descubrir dudas, aciertos y errores”.
2. El aprendizaje del educador
“El aprendizaje del educador, al enseñar, no se da necesariamente a través de la rectificación de los errores que comete el aprendiz. El aprendizaje del educador al educar se verifica en la medida en que éste, humilde y abierto, se encuentre permanentemente disponible para repensar lo pensado, para revisar sus posiciones; se percibe en cómo busca involucrarse con la curiosidad del alumno y los diferentes caminos y senderos que ésta lo hace recorrer. Algunos de esos caminos y algunos de esos senderos que a veces recorre la curiosidad casi virgen de los alumnos están cargados de sugerencias, de preguntas que el educador no había notado antes”.
3. Competencias profesionales
“El hecho de que enseñar enseña al educador a transmitir un cierto contenido no debe significar en modo alguno que el educador se aventure a enseñar sin la competencia necesaria para hacerlo, ni lo autoriza a enseñar lo que no sabe. La responsabilidad ética, política y profesional del educador le impone el deber de prepararse, de capacitarse, de graduarse antes de iniciar su actividad docente. Esa actividad exige que su preparación, su capacitación y su graduación se transformen en procesos permanentes. Su experiencia docente, si es bien percibida y bien vivida, va dejando claro que requiere una capacitación constante del educador, capacitación que se basa en el análisis crítico de su práctica”.
4. El aprendizaje anterior
“Al incluir el enseñar del educador, incluye también, por un lado, el aprendizaje anterior y concomitante de quien enseña y el aprendizaje del principiante que se prepara para enseñar en el mañana o que rehace su saber para enseñar mejor hoy, y, por otro lado, el aprendizaje de quien, aún niño, se encuentra en los comienzos de su educación”.
5. Enseñanza crítica
“Enseñar no puede ser un simple proceso, como he dicho tantas veces, de transferencia de conocimientos del educador al aprendiz. Transferencia mecánica de la que resulta la memorización mecánica que ya he criticado. Al estudio crítico corresponde una enseñanza también critica, que necesariamente requiere una forma crítica de comprender y de realizar la lectura de la palabra y la lectura del mundo, la lectura del texto y la lectura del contexto”.
6. Aprender a aprender
“Resulta necesario, entonces, que aprendamos a aprender, vale decir, que entre otras cosas le demos al lenguaje oral y escrito, a su uso, la importancia que le viene siendo reconocida científicamente. A los que estudiamos, a los que enseñamos –y por eso también estudiamos- ese lenguaje se nos impone junto con la necesaria lectura de textos, la redacción de notas, de fichas de lectura, la redacción de pequeños escritos sobre las lecturas que realizamos; en el contacto con buenos escritores, buenos novelistas, buenos poetas, científicos, filósofos, que no temen trabajar su lenguaje en la búsqueda de la belleza, de la simplicidad y de la claridad”.
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Fuentes: Cartas a quien pretende enseñar, Paulo Freire.Este contenido ha sido publicado originalmente por Elige Educar (Chile) en la siguiente dirección: eligeeducar.cl | Escrito por: Calima Londoño
ENLACE DE LECTURA: PAULO FREIRE CARTAS A QUIEN PRETENDE – ENSENAR
buenas noches, muy interesante .
Muchas gracias por el aporte. Tomo de el MUCHOS puntos Importantísimos. La vida personal de cada persona yo la dejo a un LADO. Ahí ENCONTRÉ Verdades que no PUEDO dejar de lado.
Todo lo que dice el artículo es cierto y cualquiera que haya estudiado pedagogía o una licenciatura seguramente tiene ese conocimiento aunque jamás haya leído nada de Paulo freire. Sí el “padre de la educación” de Brasil hubiera sido una maravilla, no tuviéramos actualmente por lo menos dos generaciones de diplomados sin la más mínima capacidad de comprender un texto. Lo de Paulo freire es mucho nombre para poco hecho. Basta con mirar lo que fue la educación en Brasil las últimas décadas. La verdad le dieron mucho crédito a alguien que en realidad sólo tenía objetivos político ideológicos.