La pandemia del Covid ha obligado al cierre de escuelas en casi todo el mundo, cambiando poco o toda la rutina escolar a más de 1.200 millones de niños de más de 180 países, y ha modificado la labor a 63 millones de profesores, de escuelas públicas y privadas. Y la solución más inmediata, a esta inesperada situación sanitaria, ha sido la aplicación de la educación a distancia, e-learning, virtual o digital… mediante la cual el proceso enseñanza – aprendizaje se lleva a cabo de forma remota y en plataformas digitales. Así, sin mucho tiempo de preparación, con lo que se tenía (o no se tenía) de experiencia los estudiantes, padres de familia y profesores han tenido que seguir los planes y programas curriculares de sus países.
La educación virtual sirvió para no perder el año lectivo y mantener algún grado de rutina escolar para millones de niños, adolescentes y universitarios. Para un buen número de profesores, el dictar clases virtuales no fue cosa fácil. Para algunos la principal diferencia entre lo presencial y lo virtual “tiene que ver con el tiempo que quizá uno debe dedicarle a la preparación de la clase. […] los docentes estaban habituados a tener al chico al lado y a mantener una comunicación más fluida. Con las clases virtuales, hubo que buscar infografías nuevas, tener todo el material digitalizado, y el trabajo se agrandó muchísimo. Para otros se cuenta con el gran recurso de crear los grupos interconectados a las redes (tipo WhatsApp) que fueron fundamentales para darse soporte y contención: “Cuando uno de nosotros no entendía algo, se metía a ver un poco cómo lo hacía otro y se dio una dinámica mucho más colaborativa”. Esto ha tenido consecuencias diversas, y es bueno preguntarse cómo influirá este tiempo de la educación a distancia en todo el sistema educativo mundial. “No pocos se preguntan si la adopción del aprendizaje en línea continuará persistiendo después de la pandemia”. LA VUELTA PRESENCIAL A CLASES: PROFESORES Y ALUMNOS, EL DÍA DESPUÉS DEL REGRESO AL AULA
Recomendamos conocer las experiencias y sugerencias, sobre el cierre y posible reapertura de las escuelas los países miembros y asociados de la UNESCO, en este enlace: SUSPENSIÓN DE CLASES Y REAPERTURAS POR PAÍS
La pandemia ha permitido descubrir muchos de los problemas que permanecían latentes, con frecuencia exacerbándolos como la inequidad, el acceso a educación y recursos, la calidad educativa, la formación inicial y capacitación docente, la violencia doméstica, el abandono familiar, la brecha digital, las relaciones antagónicas entre padres y maestros, … que se han convertido en creencias arraigadas, invenciones o estereotipos fuertemente establecidos; y que son la base de las preguntas sobre las consecuencias, sociales, sanitarias, políticas, económicas, … que nos dejará esta pandemia. Solo nos quedan, según el investigador educativo Simón Granja, “dos caminos por tomar una vez se termine la pandemia: volver “a lo de siempre” o el camino que conduce a nuevas ideas”, a lo cual agregaríamos que parece que el establecimiento de la Cuarta Revolución Industrial en las Aulas, se aceleró con las exigencias sanitarias del Covid 19 y nos permitirá respondernos ¿Cómo ha afectado la pandemia a la educación?
¿CÓMO AFECTA EL CORONAVIRUS A LA EDUCACIÓN EN LATINOAMÉRICA? (05´59”)
No son pocos los que aseguran que “surgirá un nuevo modelo híbrido de educación, Con importantes beneficios. Wang Tao, vicepresidente de Tencent Cloud y vicepresidente de Tencent Education opina “que la integración de la tecnología de la información en la educación se acelerará aún más y que la educación en línea eventualmente se convertirá en un componente integral de la educación escolar». La UNESCO, a medida que las escuelas comienzan a abrir en algunas partes del mundo, está pidiendo que se compartan sus experiencias de reanudar la educación en la era COVID-19. Además, se va abriendo paso la idea de el retorno seguro a clases, que se pretende acompañar, vigilar y monitorear el proceso debe hacerse escuchando previamente a los entes involucrados, como estudiantes, apoderados y docentes.
Para el Dr. Amjad, profesor de la Universidad de Jordania, la educación a distancia le ha obligado a cambiar su forma de enseñar, permitiéndole la ventaja de comunicarse con sus alumnos “de manera más eficiente y efectiva a través de grupos de chat, reuniones de video, votación y también para compartir documentos, especialmente durante esta pandemia”. Y los estudiantes también han experimentado que les es más fácil comunicarse, y que incluso después de la pandemia se percibe “que el aprendizaje tradicional fuera de línea y el e-learning pueden ir de la mano». Sin embargo, existe la realidad que algunos estudiantes “no se han conectado”. Ya sea por motivos económicos, técnicos o emocionales, lamentablemente, se han quedado afuera, al no entregar los trabajos, no hacer las evaluaciones o simplemente “perdieron la comunicación” con profesor, el tutor o referente.
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Uno de los desafíos, que se plantea para la nueva normalidad educativa pos pandemia, es resolver la conectividad como un derecho humano. Algunos estudiantes sin acceso confiable a Internet y / o tecnología luchan por participar en el aprendizaje digital; Esta brecha se observa en todos los países y entre los niveles de ingresos dentro de los países. Por ejemplo, mientras el 95% de los estudiantes en Suiza, Noruega y Austria tienen una computadora para usar en sus tareas escolares, solo el 34% en Indonesia la tiene, según datos de la OCDE. Para la UNESCO la mitad del total de los estudiantes en el mundo –unos 826 millones de estudiantes– que no pueden asistir a la escuela debido a la pandemia, [y además] no tienen acceso a una computadora en el hogar y el 43 % (706 millones) no tienen internet. Y según director de Educación en la OCDE, Andreas Schleicher, algunos “estudiantes privilegiados consiguieron sortear rápidamente las puertas cerradas de los centros y encontrar vías hacia oportunidades de aprendizaje alternativas apoyados por sus padres y deseosos de aprender; los de familias desfavorecidas se quedaron fuera cuando las escuelas cerraron”.
“No obstante, los meses pasan y crecen las desventajas de la educación remota. La conectividad necesaria para las clases virtuales es un poderoso factor de inequidad entre ricos y pobres, entre ciudades y áreas rurales. Por problemas de infraestructura y de falta de computadores, los niños de menores recursos terminan aprendiendo menos y rezagándose. Muchos pequeños pierden los complementos nutricionales que les brindan en las escuelas, no tienen quién los cuide en sus hogares y no aguantan mucho tiempo de clase virtual, en especial los de edad preescolar. En otras palabras, no se puede desconocer que la virtualidad no sustituye la totalidad de la experiencia escolar, tanto en el aprendizaje como en la socialización con los compañeros”.
“El debate sobre la reapertura presencial de las escuelas es global. En Estados Unidos se convirtió en un pulso político en medio de la campaña electoral. En Israel y en Francia se presentaron casos de brotes en instituciones educativas tras la apertura. La revista británica ‘The Economist’ apoya el regreso de los estudiantes a los colegios ante el alto costo de suspender por más de cinco meses su educación. Colombia no es ajena a esta discusión. El Ministerio de Educación ha optado por un modelo de alternancia que combina presencialidad con virtualidad, compaginado con la situación de la pandemia en cada ciudad y departamento. […] Sin embargo, la tensión entre la educación virtual –que evita poner en riesgo a los niños– y la presencial –que mejora su aprendizaje y su bienestar– continuará mientras la pandemia se controla”. ¿REGRESO A LAS AULAS?
También en USA existe una brecha significativa entre aquellos de entornos privilegiados y desfavorecidos: mientras que prácticamente todos los jóvenes de 15 años de origen privilegiado dijeron que tenían una computadora para trabajar, casi el 25% de aquellos de entornos desfavorecidos no. Si bien algunas escuelas y gobiernos han apoyado con equipos digitales a estudiantes necesitados, como en Nueva Gales del Sur, Australia, a muchos todavía les preocupa que la pandemia disminuya la brecha digital. Cf COVID-19 HA CAMBIADO LA EDUCACIÓN PARA SIEMPRE: ASÍ ES COMO
Con casi todas las economías devastadas, muchos países han comenzado a abrir sus escuelas, como un paso hacia la normalidad en un mundo cambiado, donde el virus ha matado a más de 1´300.000 personas e infectado a casi 54 millones. China, Gran Bretaña, Francia, Rusia, Alemania, Israel y España comenzaron a ordenar el regreso a los salones de clases, con protocolos muy exigentes de convivencia y cambiando sus planes escolares. Los estudiantes y profesores deben usar cubrebocas, mascarillas o barbijos y obligados de mantener el distanciamiento social. Se han acondicionado las antiguas aulas y espacios comunes de las escuelas, y se ha capacitado un personal especial para controlar la temperatura de los estudiantes varias ces durante su permanente en la escuela, vigilar y hacer reportes permanentemente. En algunos países la asistencia no es obligatoria, padres de familia deben supervisar la educación a distancia de sus hijos. Sin embargo, el rebrote de contagios, los ha obligado a cerrar nuevamente las escuelas. Les sugerimos leer el artículo del New York Times: DE VUELTA A CLASES EN TODO EL MUNDO
El regreso se está haciendo con una nueva ratio de alumnos por aula, que permite garantizar la distancia de seguridad, se han destinado en sus escuelas espacios para “confinamientos parciales» en caso de que se produzcan brotes, las entradas y salidas serán diferenciadas y hasta se ha previsto la provisión de computadores a los alumnos mas desfavorecidos económicamente, entre otras medidas que aseguren la continuidad de la educación presencial y la formación de niños y jóvenes, en medio de la preocupación de los padres por los riesgos de contagio del coronavirus. […] Serbia, Bosnia-Herzegovina, Eslovenia, Hungría, India, Jordania, y otros países han establecido protocolos propios, aún sabiendo que la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) alertó que solo la mitad de los alumnos volverán a las aulas. DIVERSOS PAÍSES DEL MUNDO HAN VUELTO HOY A CLASES PRESENCIALES: CÓMO HA SIDO EL RETORNO EN MEDIO DE MEDIDAS SANITARIAS
El reinventar la educación y lograr el objetivo de brindar acceso a un aprendizaje de calidad a todos los estudiantes, pude ser la oportunidad para no caer “en la tentación de repartir culpas e incrementar las tensiones: los padres que se quejan de que “ahora tienen que hacer ellos el trabajo de los maestros”, y los maestros que reniegan porque los padres “les van a echar a perder a los niños”. Empecemos por reconocer que nadie está en esta situación por voluntad propia. Los maestros no decidieron un día “irse de vacaciones” y “abandonar a los niños” a medio ciclo escolar [o antes de iniciar el año académico. Y los padres están enfrentando el nuevo esquema de aprendizaje a distancia lo mejor que pueden, en sus propios contextos y con sus propios recursos.
No falta razón, en algunos países, a quienes sostienen que “la vida moderna propició que los padres delegaran una buena parte de la educación de sus hijos en las escuelas, y, a veces sin darnos cuenta, que los maestros arrebatáramos de los padres la confianza en sus propias habilidades como educadores”. Ni padres ni maestros perdemos credibilidad si compartimos la labor educativa, y el principal recipiente de los beneficios de esta colaboración es cada niño. Si algo deberíamos dejar ir en la pandemia, es ese antagonismo paralizante entre padres y maestros, entre la casa y la escuela. Las respuestas educativas más exitosas en esta crisis serán aquellas donde, independientemente de las estrategias pedagógicas adoptadas, exista un clima de confianza, calidez y colaboración entre maestros, padres, y niños.
La oportunidad que nos da la pandemia es única: reconocer y celebrar las aportaciones de familias y escuelas por el bienestar de los estudiantes. Ahora que los maestros piden acciones concretas de los padres para la educación en casa, y ahora que los padres están reconociendo la complejidad y demandas de la labor docente, podríamos estar en la antesala de una revolución del aprendizaje que integre a los padres-educadores, que valore a la profesión docente, y que cumpla su promesa de elevar a cada individuo a su máximo potencial humano”. PADRES Y MAESTROS EN LA PANDEMIA. ¿QUIÉN GANA?
Les recomendamos la primera y segunda parte de esta publicación: PACTO EDUCATIVO PARA APRENDER AL MENOS A LA MISMA VELOCIDAD CON LA QUE CAMBIA NUESTRO ENTORNO (PARTE I)
“En esta crisis, los docentes han demostrado, como lo han hecho tantas veces, un gran liderazgo e innovación para garantizar que el aprendizaje no se detenga y que ningún alumno se quede atrás” (UNESCO). “Ahora es el momento de reconocer el papel de los profesores para ayudar a garantizar que una generación de estudiantes pueda alcanzar su potencial, y de subrayar la importancia de la educación para el estímulo a corto plazo, el crecimiento económico y la cohesión social, durante y después del COVID-19”, LA PANDEMIA ES UNA OPORTUNIDAD PARA REPENSAR LA EDUCACIÓN Y LOGRAR UN APRENDIZAJE DE CALIDAD PARA TODOS
Imaginar y hacer realidad el futuro educativo, de cada uno de nuestros países, pasa por una revisión de los presupuestos, mejorar las infraestructuras y los recursos didácticos; el mejorar la formación inicial y permanente de los docentes; tener un pacto entre la familia y la escuela; preparar a nuestros estudiantes para alcanzar una madurez en su pensamiento crítico, en el uso responsable su libertad, en el respeto de los valores que construyen una sana y fecunda convivencia, en sentirse herederos de su pasado y constructores de su futuro; capaces de elegir autoridades que trabajen por el bien común con honestidad y transparencia;… tener una educación que los forme como buenos y mejores ciudadanos. Y esta puede ser la oportunidad para una nueva educación, más allá de la pandemia, enriquecida por las experiencias globales y capaz de responder a las necesidades propias de cada lugar, cultura y sociedad; recordando que “la simple experiencia no enseña nada. Hace falta un decidido y esforzado deseo de aprender, para aprender algo”.
“Aunque se dice con frecuencia que hemos entrado en la “sociedad del conocimiento” o “en la era de la tecnología de la información”, donde hemos entrado realmente es en la sociedad del aprendizaje, que se rige por una ley implacable: “Toda persona, empresa o sociedad para sobrevivir necesita aprender al menos a la misma velocidad con la que cambia su entorno, y, si quiere progresar, a más velocidad”. (José A. Marina, La Vanguardia, 01/06/2020).
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