Bernabé Tierno: Para amar se necesita comprensión, tolerancia, dedicación, tiempo, imaginación y esfuerzo

Amar debe ser tan natural como respirar. No intentéis acciones espectaculares”. (Teresa de Calcuta).  “Jamás se pierde el bien que se hace”.  (Fevelin)
En la tradición cultural de Occidente, la caridad ha traspasado los límites de valor humano para convertirse, junto a la fe y la esperanza, en virtud teologal. La caridad es la dimensión religiosa del mismo amor humano y, por tanto, más sublime y trascendente, ya que, para el creyente cristiano, amar al prójimo, amar la naturaleza, amar la creación entera, es un acto de amor a Dios.

Como enseña el Evangelio, todo lo que hacemos por otro ser humano necesitado, lo hacemos por Dios. Pero, es más: siempre que desbordamos nuestro amor sobre todos y cada uno de los seres vivientes, o nos extasiamos ante la inmensidad, la belleza y la fuerza del Universo, de alguna manera practicamos la caridad, porque amamos a Dios reconociéndole en su obra. Por eso ha dicho tan acertadamente la madre Teresa de Calcuta que para amar no hace falta intentar acciones espectaculares, porque «amar debe ser tan natural como respirar». Todos tenemos bien cerca a muchos hermanos con quienes ejercitar la caridad.

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Algún conocido escritor de ayer y de hoy, empleando un lenguaje desgarrado y burlón casi siempre, ha tratado de ridiculizar de forma directa a quienes han hecho motivo y razón de su existencia amar a los demás, sobre todo a los que sufren, pero entregando su vida a esta noble causa, movidos por unos principios religiosos. No es de extrañar que estas personas enclaustradas en sí mismas no lleguen a comprender que el amor es comunión feliz, desinteresada y generosa que necesita llenar las carencias ajenas con tanta o más urgencia que las propias.

No son pocos los que han trivializado el concepto de caridad, confundiéndola con lástima, conmiseración y el dar, de vez en cuando, una limosna para justificar el atesoramiento de bienes y riquezas de forma poco honrada o compensar el cargo de conciencia que se siente al ver que, mientras a nosotros nos sobra de todo, muy cerca hay un ser humano que carece de lo más imprescindible.

También se trivializa el concepto de caridad cuando se la confunde con la justicia. Uno es justo cuando da al otro lo que le corresponde. Pero la caridad supera mucho el sentido de la justicia, pues ejerzo la caridad cuando doy de mí mismo al otro.

«El otro es tan digno para mí que vale la pena Sacrificarme por él» (Madre Teresa de Calcuta). Así es como llegamos al enunciado clásico de «amar al prójimo como a nosotros mismos». Al ejercer la caridad con los demás, la ejerzo conmigo mismo, y el amor hacia mí mismo será más puro y noble y me inundará de felicidad en la medida en que se extienda, como por vasos comunicantes, a los demás seres humanos, sin distinción de raza y condición

ASERTIVIDAD (01´ 37)

DIOS (PARA LOS CREYENTES) ES LA FUERZA QUE UNE A TODOS LOS SERES ENTRE SI

“No hacer sólo el bien ya es un gran mal” (S. Francisco de Sales)

Para el creyente, Dios sólo se hace presente donde se vive y se practica el amor. La energía unitiva que es el amor se encuentra en DIOS-AMOR como vértice y síntesis universal y suprema de fuerza que une a todos los seres entre sí y que confluyen en Él. El no creyente que ama, sin saberlo, también ejerce la caridad, ya que practicar el amor en particular es conectar con el amor universal, que nos une a todos los humanos al ejercitar el amor.

Cuando doy de mí mismo a los demás, todo mi ser se carga de esa energía universal unitiva que le inunda de paz. Pero cuando me repliego sobre mí mismo, me cierro a la generosidad y vivo de espaldas a la caridad, se produce una desconexión instantánea con ese caudal universal del amor y quedo al arbitrio de mis más bajos instintos.

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“Sólo sé amar, por eso perdono y amo a quienes mataron a mi marido. Bastante desgraciadas son ya estas pobres personas que no tienen la dicha de conocer el amor y sólo viven para odiar y matar”. Estas o parecidas palabras anoté en mi memoria mientras escuchaba la entrevista que hacían por radio a la esposa de un ilustre médico asesinado por una organización terrorista. Por mucho que avance la ciencia y por grandes que sean los cambios que se produzcan en la sociedad, el amor seguirá siendo siempre el gran motivo de la existencia humana.

LA CARIDAD ES AMOR QUE SE REALIZA EN EL OTRO Y LO TRANSFORMA

“La mayor urgencia del amor: dar lo que se es y también lo que se posee”. (Comón)

Decía W. Irving que el amor jamás se pierde, ya que, si no es correspondido, retornará, suavizará y purificará el corazón del que ama. Esto es así porque, al ejercitar la caridad con una persona en concreto, amo al propio tiempo a la Humanidad. El amor jamás se pierde y siempre genera amor y transformación más pronto o más tarde en la persona amada. La caridad engendra amor e, incluso, la naturaleza ruda no siempre alcanza a resistir su fuerza. Si muchísimos hombres hubiesen hallado más amor en su infancia y en su juventud, se hubieran humanizado en su mayor número», dice Niemeyer.

Ejercito la caridad y doy amor:

  • cuando doy lo que soy y también lo que poseo;
  • cuando acepto a los demás como son;
  • cuando les dedico sin prisas mi tiempo;
  • cuando comprendo sus errores y limitaciones;
  • cuando tengo la capacidad de ponerme en su lugar;
  • cuando hago lo posible porque vuelva a sus rostros la sonrisa y reaparezcan en sus corazones la alegría;
  • cuando respondo con amor al odio y a la violencia y con mi ejemplo y mi vida voy sembrando amor; cada vez que me olvido de mí y me entrego con alegría a aliviar el sufrimiento, el dolor y la pena de los demás, sabiendo que cada sencillo acto de amor me inunda de ese inmenso amor universal.
LA NORMA DEL 70/30

“Tratad de dejar el mundo en mejores condiciones que las que tenía cuando entrasteis en él”.  (Baden-Powel)

El amor es un valor fundamental, una necesidad básica para crecer, para ser libre, para encontrar sentido a la propia existencia, para encontrar la felicidad hasta en las tareas más sencillas de cada día.

La urgencia del amor es dar, salirse de los límites estrechos del egoísmo y de los convencionalismos y no eludir la responsabilidad de la generosidad y de la entrega hacia la Humanidad en general y hacia cada ser humano en particular.

Aunque amar es mucho más que dar cosas, sin embargo, un componente esencial de la caridad, aparte de la donación de sí mismo, es saber desprenderse de parte de los ingresos para ayudar a los más necesitados. Caridad es, como afirma L. Rohon, «el acto de devolver a la comunidad parte de lo que he recibido de ella, con la intención de ayudar a los que necesitan auxilio».

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Este autor y algunos más defienden «la norma del 70/30», según la cual, después de pagar los impuestos (“Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”), debemos aprender a vivir con el 70 por 100 de lo que nos queda. Este 70 por 100 lo gastaremos en cosas necesarias y también en algunas superfluas.

¿Qué se haría con el 30 por 100 restante? La tercera parte, un 10 por 100, se destinaría a obras de caridad por el medio que cada cual considere más adecuado. Habrá quienes prefieran hacerlo a través de la Iglesia, otros preferirán hacerlo mediante la organización municipal, otros personalmente… predicar con el ejemplo de generosidad enseñemos a nuestros hijos desde pequeños a practicar la caridad, a preocuparse de otros niños y personas más necesitadas.

Que vayan de vez en cuando en nuestra compañía por los barrios humildes y desheredados de la sociedad y comprueben las tremendas carencias y el estado de privación en que viven otros seres humanos. Observen cómo nosotros apartamos cada mes una determinada cantidad de dinero destinada a ayudar a los menesterosos y que se sientan motivados a privarse de algunos caprichos, de parte del dinero de sus ahorros de parte de la paga semanal, para sentir la dicha interior de que algo suyo contribuye a solucionar problemas de alimentación, vestido, vivienda, etcétera, de otros hermanos muy necesitados. Renunciar a uno o dos juguetes nuevos el día de Reyes y regalárselos a cualquier niño muy humilde, o compartir unos pasteles el día de su cumpleaños… Se trata, en definitiva, de hacer a nuestros hijos más humanos y generosos.

Rohon sugiere que del 20 por 100 restante que nos queda, dediquemos un 10 por 100 a la inversión y un 10 por 100 al ahorro. Sea como fuese, aunque no me parece mal este reparto, lo verdaderamente importante es que no olvidemos que, aparte de los impuestos que se pagan al Estado, todos dediquemos una cantidad mensual o anual a obras de caridad.

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Es probable que algún lector me tache en estos momentos de predicador utópico del amor con acentuados ribetes de religiosidad y espiritualidad. No me importa en absoluto el calificativo o la etiqueta que me cuelguen, si consigo llegar al corazón de muchos lectores. Los hay creyentes y no creyentes, escépticos, agnósticos, ateos y de diversas religiones; pero a todos nos une el amor y la caridad y me encantaría que, entre todos, piedra a piedra, construyéramos el monumental edificio de la esperanza con la aportación individual de nuestra donación a los demás y a los más necesitados.

CARIDAD, AMOR Y AMISTAD, TRES TESOROS EN LOS QUE INVERTIR

“La caridad es la belleza del alma”.  (Fray Luis de León)

“La caridad hacia el que lo merece no es caridad, sino justicia. Son los que no la merecen los que necesitan la caridad”. (Chesterton)

Por la caridad, como ya se ha dicho, amamos al prójimo y desbordamos nuestro amor sobre todos los seres de la creación, al tiempo que nos esforzamos por llenar las carencias de nuestros hermanos con tanta urgencia como las propias. La caridad, dimensión religiosa del amor, hace posible que, al darme a los demás, conecte con el inconmensurable corazón del Creador.

Otro tesoro de incalculable valor es tener a alguien muy cerca a quien amar y que te ame. Nada debe obstaculizar al amor. No hay nada más valioso ni que proporcione una vida más equilibrada y plena en este mundo que el tener alguien a quien cuidar, alguien de quien preocuparse. Debemos cuidar el amor entre todos los miembros de la familia con tanto esmero y empeño como el más precioso jardín de delicadas flores. Comprensión, tolerancia, dedicación, tiempo, imaginación y esfuerzo son necesarios constantemente para que el amor se mantenga floreciente y vigoroso.

Publicación En las redes sociales hay un bastardeamiento de la palabra amistad

El tercer tesoro incalculable es la amistad, de la que también ya hemos hablado. Un amigo es una persona tan cercana a mí que me acepta tal como soy, lo sabe todo sobre mi y, sin embargo, me sigue amando. El amigo está tanto más cerca cuanto más lejos están los demás y mayor es mi desgracia. Mi amigo es la primera persona a quien yo llamaría si fuera a la cárcel, me encontrara en la mayor pobreza o me sintiera aquejado de una grave enfermedad. Mi amigo es quien más se regocija con mis éxitos y más se entristece por mis fracasos y derrotas”.

Por motivos únicamente educativos y de formación permanente compartimos esta publicación. En las redes puede Usted encontrar enlaces que ofrecen descargas PDF (gratuitas) de esta obra del profesor Tierno. Nuestra Fuente es:  VALORES HUMANOS (pág. 88-91).

Dejamos constancia, que nos hemos permitido intercalar enlaces relevantes y un video relacionado, así como indicar que las letras en negritas y cursivas, son nuestras. Con este recurso deseamos escuchar al profesor Tierno, y sobre todo reflexionar con quien nos sugiere que “una lectura sosegada que facilite tu aprendizaje hacia el equilibrio psicofísico y hacia una profunda paz interior, de la que te sentirás cada vez más pleno, a medida que te adentres en sus páginas. Toda la obra pretende ayudarte a saber vivir y a ser feliz”.

Esta publicación pertenece a la SERIE SOBRE LOS VALORES, LA EDUCACION Y LA DOCENCIA

“Desarrolla la humildad pues ves que todos tienen cosas buenas y se adquiere el hábito de ver esas cosas buenas que tienen los otros, antes de criticarles”.

NOTA DE REDACCIÓN: La Web del Maestro CMF publica los textos originales de su autor, no necesariamente coincide con lo expuesto en el tema, y no se hace responsable de las opiniones expresadas. Sugerimos a nuestros lectores conocer la identidad de la fuente o de su autor, para tener mayores elementos de juicio y la pertinencia a su realidad educativa.

REDACCIÓN WEB DEL MAESTRO CMF



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