Criar y educar a un hijo es probablemente uno de los mayores desafíos a los que nos podemos enfrentar. Nos equivocaremos muchas veces, pero el primer paso para aprender y rectificar es darnos cuenta de que no lo estamos haciendo bien. El segundo paso será detectar qué es lo que hacemos mal.
Compartimos con fines educativos – pastorales la publicación del blog Fabiosa que nos muestra este interesante artículo que puede ser de utilidad para la comunidad docente y padres de familia.
La crianza es importante ya que marca las pautas de comportamiento que determinarán nuestras futuras relaciones, prácticas y dinámicas. Por ello, debemos prestar mucha atención a la manera en que formamos a nuestros hijos y las herramientas que les damos para enfrentarse al mundo. Sin duda, es aterrador pensar en la clase de persona en que se convertirán nuestros adorables e inocentes bebés, pero luego de leer este listado podrás asegurarte de estar haciendo lo correcto o enmendar tus equivocaciones.
1. Dejarse llevar por la culpa
Dedicarle tiempo al trabajo y a las múltiples ocupaciones que inundan nuestra vida cotidiana nos deja con una sensación de culpa por no dedicar suficiente tiempo a nuestros hijos. La verdad es que ellos también tienen ocupaciones y obligaciones que les consumen tiempo, así que no te sientas culpable por no estar allí tanto como quisieras. Estos sentimientos sólo hacen que te resulte más difícil establecer límites y responsabilidades que son necesarias para su desarrollo.
2. Un día sí, un día no
Sabemos que ser consistentes es una de las tareas más difíciles en cualquier ámbito, pero cambiar arbitrariamente de opinión sobre las reglas de juego que creas en tu hogar, puede hacer que tu hijo piense que las normas son flexibles y que puede irrespetarlas de vez en cuando. Comprométete con la disciplina y establece límites claros y firmes.
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3. Correr a ayudar en cada ocasión
Querer facilitar las cosas para nuestros hijos hace que corramos en su ayuda ante cualquier situación, pero la verdad es que resolver todos los pequeños problemas de nuestros hijos, hace que creen una gran dependencia y que se les dificulte enfrentar la vida por sí solos. Tu trabajo es animarlos para que nunca se den por vencidos y encuentren las respuestas y soluciones ellos mismos, no tienes que resolverlo todo.
4. Satisfacer todos sus deseos y llenarlos de todo lo que no tuviste
Darles a tus hijos todo lo que necesitan no equivale a llenarlos de cosas y satisfacer cualquier deseo que tengan. Si estás regalándoles cosas todo el tiempo porque tú no tuviste las mismas oportunidades, estás creando en ellos una sensación de insatisfacción y vacío que se verá reflejada en el futuro, ya que no aprenderán a valorar lo que tienen, ni entenderán el trabajo que cuesta ganarse las cosas.
5. Creer que tu hijo es perfecto
Culpar a los caprichos de la edad e inventar excusas para cuando tu hijo no se comporta es probablemente lo más dañino que puedes hacer, ya que tu hijo no recibe la retroalimentación necesaria para corregir sus malas actitudes y equivocaciones. Deja de justificar su comportamiento y concéntrate en reafirmar las actitudes positivas.
En resumen, se trata de ser más firme y constante en la formación de tu hijo para que realmente aprenda a valorarse a sí mismo. Nunca es demasiado tarde para enmendar los errores y revertir los efectos de la mala crianza. No te desanimes y dale tu hijo la oportunidad de crecer con valores y mucho amor.
Este contenido ha sido publicado originalmente por Fabiosa en la siguiente dirección: fabiosa.com
QUÉ HACER AL RESPECTO
1. Pon reglas concretas
Según la psicóloga Pérez las reglas generales como “pórtate bien” o “sé bueno” no dan una idea centrada sobre qué deben o no deben hacer los niños, pues al ser pequeños muchos no saben aún distinguir entre lo bueno y lo malo. Un ejemplo sobre lo que debes hacer es en lugar de decirle “debes guardar tus cosas” intenta con “cuando termines de jugar, pon tus cosas en el cajón azul”, esto le ayudará a entender en qué momento debe hacerlo y a qué zona debe acudir.
2. Di menos “no” y más “sí”
No para consentir todo lo que quiera o que accedas a sus berrinches, pero para que no sienta un rechazo inmediato a la palabra “no”. Trata con una frase positiva como “habla en voz baja” en lugar de un “no grites”.
3. La etapa del por qué
A los niños les gusta entender qué pasa a su alrededor, esto incluye el saber la razón por la que sus padres le dan una orden. Deja el autoritarismo a un lado y empieza a explicarle a tu hijo por qué tomas las decisiones que tomas, a final de cuentas lo que quieres es educarlo no dominarlo.
4. El problema no es él, es lo que hace
En la medida en el que entiendas que la conducta del niño es lo que está mal y no él como tal, lo sabrás guiar hacia lo que tú esperas que haga. Si hace mal la tarea no lo regañes o lo insultes por no saber hacerla, quizás el problema se deba a algún déficit de atención que debes tratar. Es muy importante que no lo compares con sus hermanos y amigos, y mucho menos que lo agredas si no sabe hacer algo, tú eres su mejor guía, enséñalo.
5. Enséñale cómo resolver problemas
Si tus respuestas son tajantes “no” le creas frustración. Muéstrale que a veces no se puede tener lo que se quiere, pero no por eso debemos sentirnos mal, hazle saber que hay otras cosas disponibles. Por ejemplo, si quiere jugar con alguna figura de porcelana dile por qué no puede hacerlo y dale algo con lo que pueda entretenerse.
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