La profesora Mar Romera, pedagoga y psicopedagoga, es presidenta de la Asociación pedagógica Francesco Tonucci (APFRATO) y autora del modelo pedagógico ‘Educar con tres ces: capacidades, competencias y corazón’. Realiza formación permanente del profesorado en diferentes comunidades autónomas en colaboración con las consejerías de educación, y es ponente en multitud de cursos, jornadas y congresos. Participa, además, en el webinar de EduCaixa.
Romera nacida en Granada (España), fue a la escuela, pero opina que «jugar en la calle, ‘hacer pellas’ en la Alhambra me dio todas las oportunidades que me quitó la escuela». Ha tratado de hacer muchos estudios superiores, siempre relacionados con la educación. “Encontró de todo y aprendió también de todo. «Dicen que nadie es profeta en su tierra y, aunque esto tiene algo de verdad, sé que también aquí hay muchas personas que admiran mi trabajo. Acompaño centros educativos en su proceso de transformación e innovación y lo cierto es que ninguno es en Granada; quizá sea ahora. Un centro público lleva mi nombre y es en la provincia de Málaga», comenta. Ha escrito más de veinte libros.
Es autora del modelo pedagógico ‘Educar con tres ces: capacidades, competencias y corazón’ ¿Es más importante el corazón que las capacidades?
“Lo más importante es la persona en su totalidad, no por partes ni con interpretaciones parciales. La función neurológica posee dos mecanismos estrechamente relacionados, uno de naturaleza cognitiva y otro emocional. La función neurológica emocional es siempre más importante que la cognitiva. La actividad cognitiva es movilizada siempre por la emocional. La emocional (el corazón-las emociones) siempre va primero, siempre deciden. La imaginación y la emoción siempre le ganan a la razón”.
Defiende que los maestros deben enseñar lo que son. ¿Cómo se trabaja para que esos docentes sepan lo que son?
Nuestro alumnado no aprende lo que le enseñamos, nos aprende a nosotros, a sus referentes adultos. Cada docente debe tomar conciencia de la profesión que ha elegido, de la trascendencia que implica y de la importancia social que conlleva; desde aquí y desde la responsabilidad individual, cada docente no puede seguir siéndolo sin estudiar cada día, sin leer, sin evolucionar, sin cambiar, sin desaprender para aprender, sin construir su yo personal cada vez más íntegro y más equilibrado. Las administraciones deberían ser conscientes de esto. Cada docente debe ‘cuidarse’ y debe ser cuidado; quizá todo empieza por dejar claros los términos de ‘cuidado’. Quizá ha llegado el momento de repensar la formación inicial, la formación continua, el acceso a la función pública y, en general, la política de recursos humanos de nuestro sistema. Desde el convencimiento de la existencia de un gran ejército de docentes maravillosos, entregados y preparados que son los que están manteniendo un sistema desastroso y obsoleto que nunca piensa en la infancia; creo que ha llegado el momento de decir ¡Basta!
¿Qué estrategias enseñan para fomentar el autoconocimiento de los docentes?
“No puedo contestar a esta pregunta con un listado de estrategias, siempre se quedaría incompleta. En el mundo de la educación no existen recetas elaboradas, es un mundo de corazón y de imaginación, de relaciones humanas únicas y no transferibles. […] es necesario un proceso de alfabetización emocional (necesario estudiar), conciencia emocional (necesario practicar) y un proceso de socialización emocional (necesario vivir). Mi propuesta para las aulas es un programa de educación emocional y emocionante […] Este empieza por la necesidad de conocer lo mejor posible el funcionamiento de nuestro cerebro”.
[…] cada docente “enganchado” significa la mejora en la calidad de vida de un grupo completo de alumnado, y esto es gratificante. No podemos perder de vista que la escuela, en muchas ocasiones es la segunda oportunidad de una persona”.
Con la pandemia, ¿qué nuevas necesidades han surgido tanto en los docentes como en el alumnado?
“Contestaré a esta pregunta desde la ironía… ninguna. Todas las necesidades ya estaban, el fracaso escolar ya existía, prácticamente estamos en los mismos rangos que antes de la pandemia; chicos y chicas sin internet o artefactos digitales en el siglo XXI, ya estaban en febrero de 2019; profesorado sin correo electrónico…; esto me lleva a un largo etcétera. […] La gran necesidad son los abrazos, la escucha y la mirada”.
¿Cuál es la principal carencia en la formación del profesorado en las facultades?
“[…] de las que conozco me atrevo a decir que la gran carencia es la formación del profesorado (ni de los que son, ni de los que están, ni de los que serán y estarán)”.
Por motivos únicamente educativos y de formación permanente, hemos compartido partes de la entrevista, cuyos resaltados y cursivas son nuestras, que ha sido publicado originalmente por Ideal en la siguiente dirección: ideal.es | y escrito por Andrea G. Parra, por lo que les sugerimos ingresar y leer el diálogo completo.
“Ya empiezan a salir estadísticas de cuáles serán las consecuencias de la pandemia a nivel psicológico y emocional y es obvio que los resultados muestran que no estábamos preparados para esto”. (El País, 02/11/2020)