Los profesores necesitamos, en el contexto actual de la educación, responder dentro de nuestras capacidades y recursos personales al desafío de mantener una comunicación sana y positiva con nuestros estudiantes y sus familias. Esto implica equilibrar las demandas laborales con nuestra vida personal, estableciendo límites claros y saludables.
Es fundamental que los docentes organicemos y fijemos tiempos definidos para cada aspecto de nuestro trabajo: horarios de clases, trabajo individual, descanso, corrección de tareas, trabajo en equipo, atención a consultas y reuniones con padres de familia. Este orden resulta aún más crucial si atendemos a estudiantes con necesidades educativas especiales, quienes requieren una planificación y atención más específica.
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En el presente, muchos docentes utilizan herramientas digitales y redes sociales para facilitar la comunicación. Sin embargo, la disponibilidad constante a través de estos medios ha diluido las fronteras entre el tiempo laboral y el personal. Padres de familia y estudiantes, en ocasiones, se comunican sin considerar horarios, asumiendo que los docentes están disponibles las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Esta práctica genera una presión constante que afecta la salud física, el equilibrio emocional y la salud mental de los profesores.
Por ello, es indispensable que se fomente una cultura de respeto hacia los tiempos de los docentes. Las instituciones educativas deben respaldar a los profesores para que puedan establecer horarios claros y promover entre las familias el entendimiento de que, aunque el compromiso del docente con la educación es inmenso, también tienen derecho a su vida personal y familiar. Solo así se podrá garantizar el bienestar integral de los maestros y, en consecuencia, la calidad de la educación que brindan.
La salud mental de los docentes: una crisis que amenaza el futuro de la educación
En los últimos años, especialmente a raíz de la pandemia, la salud mental de los docentes ha estado en el centro de atención debido a los desafíos que enfrentan para mantener la calidad educativa en circunstancias excepcionales. Sin embargo, esta problemática ha tomado proporciones alarmantes, revelando un aumento significativo en los niveles de estrés y agotamiento en el gremio docente.
Un panorama desalentador
De acuerdo con estudios recientes, los niveles de estrés entre los profesores han crecido un 24% en tan solo tres meses, y más de tres cuartas partes de los docentes reconocen sentirse sobrepasados por las exigencias de su trabajo. Este aumento está directamente relacionado con las largas jornadas laborales, que en algunos casos se extienden hasta las 8 de la noche, y con las crecientes expectativas de atender a las familias y estudiantes fuera del horario escolar, especialmente a través de plataformas digitales.
A esto se suma el desafío de gestionar la educación a distancia. Aunque las herramientas tecnológicas han facilitado la continuidad del aprendizaje, su implementación ha requerido un esfuerzo adicional por parte de los docentes, quienes no solo deben adaptarse rápidamente, sino también garantizar que los estudiantes se mantengan comprometidos. Este contexto ha generado una carga emocional significativa y ha intensificado el agotamiento.
Factores de estrés principales
- Jornadas interminables: Los docentes no solo deben planificar y ejecutar sus clases, sino también atender consultas de estudiantes y familias fuera del horario laboral, una práctica que se ha normalizado con el uso de plataformas de mensajería como WhatsApp.
- Expectativas desbordantes: Se espera que los profesores actúen no solo como educadores, sino también como psicólogos, mediadores y figuras de apoyo emocional para estudiantes que enfrentan crisis personales y académicas.
- Falta de recursos y apoyo: A pesar de los avances tecnológicos, muchos docentes siguen enfrentándose a limitaciones en infraestructura y formación adecuada, lo que agrava el estrés de cumplir con las expectativas.
Consecuencias en la salud mental
El impacto de estas condiciones se traduce en un desgaste emocional y físico que amenaza con aumentar la deserción docente. La combinación de estrés crónico, agotamiento y falta de reconocimiento está llevando a muchos profesionales a reconsiderar su continuidad en la carrera. Si bien el compromiso con su labor es alto, las condiciones actuales son insostenibles a largo plazo.
¿Por qué es importante actuar?
La salud mental de los docentes no solo afecta su bienestar individual, sino que también tiene un impacto directo en la calidad de la educación. Profesores agotados y estresados no pueden desempeñarse de manera óptima, lo que repercute en el aprendizaje de los estudiantes. Además, la deserción docente podría llevar a una crisis en el sistema educativo, dejando vacantes difíciles de cubrir en un contexto ya complicado.
Hacia una solución integral
Para abordar esta problemática, es necesario implementar medidas concretas que protejan y prioricen la salud mental de los docentes. Entre estas medidas se incluyen:
- Establecer límites claros en los horarios laborales para evitar la sobreexplotación.
- Proveer recursos adecuados para la enseñanza, tanto en términos tecnológicos como formativos.
- Reconocer y valorar el trabajo docente de manera tangible, no solo con palabras, sino también con mejores condiciones salariales y laborales.
- Ofrecer acceso a servicios de apoyo psicológico y emocional para el profesorado.
La educación es un pilar fundamental de cualquier sociedad, y su éxito depende en gran medida de la salud y el bienestar de quienes la hacen posible: los docentes. Ignorar esta crisis no solo pone en riesgo la estabilidad del sistema educativo, sino que también amenaza el desarrollo de las próximas generaciones. Es hora de actuar con urgencia para garantizar que nuestros maestros reciban el apoyo que necesitan y merecen.
Hablemos del estrés en el Docente
Ser profesores es saber que estamos en la primera línea de una experiencia emocional y cognitiva que compartimos con nuestros estudiantes, ahora ayudados por sus padres (donde los tienen). Estamos ante un nuevo reto pedagógico que necesita nuestra imaginación, creatividad y mucha, pero mucha paciencia. No vamos a descubrir la pólvora, pero si vamos a hacer lo posible por hallar nuevos y eficaces caminos de enseñanza – aprendizaje, como dijo el filósofo chino Confucio: “Quien, volviendo a hacer el camino viejo, aprende el nuevo, puede considerarse un maestro”.
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Esperamos que el leer, visualizar los videos, reflexionar y disfrutar estos mensajes (que pueden ser una auténtica medicina para el alma abierta y sencilla), se conviertan en efectivos recursos de autoayuda. Podemos darnos verdadero un obsequio que podemos hacernos, si querernos. Ojalá tengamos tiempo para lograr el equilibrio entre la demanda de nuestros estudiantes y lo que nosotros mismos necesitamos. Unos pocos minutos (o el tiempo que cada uno disponga o “busque disponer”) puede hacer la diferencia, el punto de quiebre para mejorar (o recuperar) el equilibrio emocional y la salud mental que nos permita ser educadores felices y motivados.
Les compartimos, en esta primera parte, dos mensajes con sus respectivos videos: uno de la Premio Nobel de la Paz, Madre Teresa de Calcuta, quien se dio el tiempo y tuvo la serenidad de ayudar a todo aquel que le requirió o se presentó en su camino; y también dejamos a su reflexión otro mensaje del gran artista inglés, Charles Chaplin, quien “sin palabras” expresó tanto a nuestras generaciones precedentes.
“NO TE DETENGAS” (Madre Teresa de Calcuta) (02´41”)
“NO TE DETENGAS” (Madre Teresa de Calcuta) (02´41”)
Siempre ten presente qu
los días se convierten en años…
Pero lo importante no cambia,
tu fuerza y tu convicción no tienen edad.
Tu espíritu es el plumero de cualquier telaraña.
Detrás de cada línea de llegada, hay una de partida.
Detrás de cada logro, hay otro desafío.
Mientras estés vivo siéntete vivo.
Si extrañas lo que hacías, vuelve a hacerlo.
No vivas de fotos amarillas…
Sigue, aunque todos esperen que abandones.
No dejes que se oxide el hierro que hay en ti.
Haz que, en vez de lástima, te tengan respeto.
Cuando por los años no puedas correr, trota.
Cuando no puedas trotar, camina.
Cuando no puedas caminar, usa el bastón…
¡Pero nunca te detengas!
Si hemos practicado, en el tiempo ordinario de clases, el silencio como fuente de fortaleza espiritual, esta publicación le puede ser de utilidad: EL SILENCIO COMO RECURSO PARA EL APRENDIZAJE
CUANDO ME AMÉ DE VERDAD (Charles Chaplin) (04´41”)
CUANDO ME AMÉ DE VERDAD
«Cuando me amé de verdad
comprendí que en cualquier circunstancia,
yo estaba en el lugar correcto, en la hora correcta,
y en el momento exacto, y entonces, pude relajarme.
Hoy sé que eso tiene un nombre… Autoestima.
Cuando me amé de verdad,
pude percibir que mi angustia,
y mi sufrimiento emocional, no es sino una señal
de que voy contra mis propias verdades.
Hoy sé que eso es… Autenticidad.
Cuando me amé de verdad,
dejé de desear que mi vida fuera diferente,
y comencé a aceptar todo lo que acontece,
y que contribuye a mi crecimiento.
Hoy eso se llama… Madurez.
Cuando me amé de verdad,
comencé a percibir que es ofensivo tratar de forzar alguna situación, o persona,
sólo para realizar aquello que deseo, aun sabiendo que no es el momento,
o la persona no está preparada, inclusive yo mismo.
Hoy sé que el nombre de eso es… Respeto.
Cuando me amé de verdad,
comencé a librarme de todo lo que no fuese saludable:
personas, situaciones y cualquier cosa
que me empujara hacia abajo.
De inicio mi razón llamó a esa actitud egoísmo.
Hoy se llama… Amor Propio.
Cuando me amé de verdad,
dejé de temer al tiempo libre
y desistí de hacer grandes planes,
abandoné los mega-proyectos de futuro.
Hoy hago lo que encuentro correcto, lo que me gusta,
cuando quiero, y a mi propio ritmo.
Hoy sé que eso es… Simplicidad y Sencillez.
Cuando me amé de verdad,
desistí de querer tener siempre la razón,
y así erré menos veces.
Hoy descubrí que eso es… Humildad.
Cuando me amé de verdad,
desistí de quedarme reviviendo el pasado,
y preocupándome por el futuro.
Ahora, me mantengo en el presente,
que es donde la vida acontece.
Hoy vivo un día a la vez.
Y eso se llama… Plenitud.
Cuando me amé de verdad,
percibí que mi mente puede atormentarme y decepcionarme.
Pero cuando la coloco al servicio de mi corazón,
ella tiene una gran y valioso aliado.
Todo eso es… Saber Vivir.
No debemos tener miedo de cuestionarnos,
de hecho hasta los planetas chocan,
y del caos suelen nacer la mayoría de las estrellas.»
Es de gran ayuda para lograr el equilibrio emocional y la salud mental, la voluntad de querer, la búsqueda de espacios para uno mismo que, como muchas otras cosas en la vida, solo se logran y se hacen realidad desde la conciencia. Ser capaz de identificar qué emociones estamos sintiendo, y por qué, es lo que determina el equilibrio emocional y la salud mental para desarrollar nuestra labor educativa y cuidar la salud mental. “Es una cuestión de autoconsciencia, a menudo porque sentimos emociones que no podemos explicar. Comprender nuestras emociones es la única manera de mantenerlas bajo control y sentirnos en equilibrio” (Psioactiva.com).
“Cada estructura debe concebirse como una forma particular de equilibrio, más o menos estable en su campo restringido y susceptible de ser inestable en los límites de éste” (Jean Piaget).
REDACCIÓN WEB DEL MAESTRO CMF