Hay niños que sienten curiosidad por las letras desde muy pequeños y aprenden a leer muy temprano, pero no es lo habitual. La etapa del aprendizaje de la lectura no es fácil, pues éste requiere de un proceso complejo en términos neurológicos. Lo normal es que, al principio, cueste adquirir esta habilidad y que haya ciertas dificultades no significa que el niño tenga poca inteligencia o problemas neurológicos.
Si estás preocupada porque tu hijo no aprende a leer, quizás te tranquilice saber que, aunque de manera oficial se enseña a leer con 6 años, muchos niños/as no lo hacen correctamente hasta bastante tiempo después.
Entre los 3 y los 5 años, en la edad preescolar, lo normal es que los niños se vayan aproximando a la lectura desde el juego. En esta edad se puede aprender a coger el lápiz para hacer trazos, ir conociendo algunas letras y familiarizarse con las palabras. Todo ello les va preparando para aprender a leer y escribir posteriormente.
En la actualidad existen diferentes corrientes pedagógicas que abogan por el retraso en el comienzo del aprendizaje de la lectura hasta después de los 6 años (especialmente la corriente escandinava) y su implantación progresiva hasta los 12 en función del desarrollo de cada niño.
El problema es que la mayoría de los colegios basan el aprendizaje en las mismas normas para todos los niños independientemente de su nivel de desarrollo del área del lenguaje, emocional y psicomotor.
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¿Cuándo aprenden a leer los niños?
La respuesta es, cuando están preparados para ello. Aunque de manera estándar se considera que los 6 años es una edad en la que los niños presentan la madurez suficiente para aprender a leer, hay niños que aún no están preparados y eso no significa que vayan a tener problemas de aprendizaje.
Para que un niño aprenda a leer de manera efectiva primero deben darse estas tres circunstancias a la vez:
1. Manejo del lenguaje y nivel de vocabulario suficiente.
Primero debe tener una adecuada comprensión oral, lo que supone haber adquirido un vocabulario de cierta amplitud y saber pronunciar y reconocer las letras y sílabas escritas.
2. Desarrollo psicomotor adecuado.
Debe tener control y coordinación de sus movimientos. Primero control de su movilidad gruesa (movimientos amplios) y después control de movimientos finos como puede ser el rastreo visual necesario para la lectura. También debe tener capacidad para mantenerse concentrado y quieto.
3. Motivación continuada en el tiempo
Ya que la tarea de aprender a leer conlleva trabajo y esfuerzo por parte del niño, a veces es necesario “ayudarle” y darle un empujón cuando se enfrenta con dificultades durante el proceso.
Si tu hijo no aprende a leer quizás sea porque algo falla en alguna de estas tres áreas.
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Problemas para aprender a leer
Algunas de las causas que pueden estar causando los problemas de aprendizaje en el proceso de lectura de tu hijo son:
- TDAH
Si tu hijo o hija no controla la necesidad de moverse y tiene problemas para centrar la atención puede que sufra de Trastorno por déficit de atención. Esta sería una causa que explicaría la dificultad en el aprendizaje de la lectura.
Si observas síntomas compatibles con el Tdah es un buen momento para consultar con el pediatra o terapeuta ocupacional.
- Problemas de visión:
como pueden ser la miopía, la hipermetropía, estrabismo o problemas para seguir las líneas de los libros sin saltos, es decir, problemas de coordinación ocular. Un oftalmólogo podrá orientarte a este respecto.
- Problemas de audición:
que estén dificultando al niño su propia escucha en voz alta cuando lee o cuando los demás le leen. Puede ser realmente frustrante para el niño y provocarle rechazo a la lectura.
- Problemas de lateralización:
Para poder seguir la dirección adecuada de las frases y las silabas. es importante tener una buena orientación espacial, entender los conceptos de arriba y abajo. Tener clara la propia posición corporal en el espacio. Si tu hijo presenta problemas de orientación espacial puede ser el momento para consultar a un fisioterapeuta neurológico o terapeuta ocupacional infantil.
- Problemas de motivación:
Pueden bloquear al niño/a al sentir demasiada presión por parte del entorno para aprender a leer sin equivocarse.
Bajar “el pistón” en nuestras expectativas sobre los niños puede ayudar. Utilizar un sistema de aprendizaje de lectura adecuado al nivel madurativo del menor es importante, así como proponer lecturas adecuadas para su edad e intereses.
- Problemas de pronunciación (dislalia)
o problemas de conexión de las letras a sus sonidos correctos (dislexia).
El logopeda es el especialista adecuado para ayudarte si esta es la causa de los problemas para aprender a leer.
- Falta de vocabulario y comprensión del lenguaje:
si el niño/a no tiene el suficiente vocabulario o su lenguaje está muy poco maduro, tendrá muchas dificultades para aprender a leer.
A veces esto se produce porque existe un retraso en el lenguaje que la mayor parte de las veces se corrige solo pero que al que hay que estar atento por si fuera provocado por alguna otra causa.
Además de estas causas, puede haber otras que estén limitando la capacidad del niño para aprender a leer, por lo que como madre o padre debes estar atenta y llevar a tu hijo a un especialista para evitar futuros problemas de aprendizaje más graves.
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¿Cuándo hay que preocuparse?
Isabel Rodero, psicopedagoga del Centro TAP de Madrid, afirma que, por regla general, al inicio de la edad escolar es cuando empiezan a detectarse más claramente las dificultades relacionadas con los procesos de lectoescritura.
Sin embargo, la familia también puede detectar una serie de síntomas que pueden indicar que algo no va en la dirección adecuada y es el momento de consultar con un especialista: “Es importante apuntar que las dificultades varían según la edad. Debemos observar y prestar atención a la actitud que el niño muestra ante tareas relacionadas con la lectoescritura, si hay un descenso en el rendimiento escolar, si existen dificultades a la hora de gestionar las emociones (explosiones de ira, llanto, etc.), si el niño evita realizar tareas que tienen que ver con la lectura y la escritura o si muestra una negación absoluta ante las tareas escolares”.
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¿Cómo puedes ayudar a tu hijo a aprender a leer?
Si no existe ningún problema concreto que tenga que ser tratado por un especialista, siempre habrá acciones que tu puedas hacer en casa para acompañar a tu hijo en el proceso de aprender a leer.
- Enseñarle las letras, su forma y sonido y que las vaya practicando a través de trazos, arcillas u otros materiales. Si consigue aprender algunas letras y leer algunas palabras se motivará rápidamente para seguir aprendiendo.
- No fuerces demasiado pero no lo dejes. Insiste en el proceso y enseña a tu hijo que el esfuerzo merece la pena. Motívale en lugar de regañarle.
- Lee a tu hijo en voz alta y haz hincapié en los sonidos de las letras y sus formas (puedes dibujar letras en su espalda y jugar a adivinarlas, no es tan fácil como parece…;=)
- Busca lecturas adecuadas, que le gusten, con dibujos y fomentando la repetición y la rima.
- Puedes introducir palabras cortas, fáciles de retener y que visualmente y/ fonéticamente sean fácilmente identificables. Puedes utilizar tarjetas de memoria para ello.
- Utiliza palabras que tengan silabas en común para que el niño o la niña identifique que se leen igual, aunque pertenezcan a palabras distintas.
- Poco a poco asegúrate de que va comprendiendo lo que va leyendo porque si no lo comprende no lo disfrutará y le costará más practicar.
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Qué otras cosas puedes hacer
En cualquier caso, la etapa del aprendizaje de la lectura es compleja y todos los niños (independientemente de que les cueste más o menos) necesitan de la atención y el apoyo de los padres. A continuación enumeramos una serie de consejos muy útiles para aplicar desde casa:
- Predica con el ejemplo: Es importante saber que los padres servimos de modelo, así que queramos o no, nuestros hijos copian nuestros comportamientos, gestos y también nuestros hábitos. Por eso es importante que si queremos que nuestros hijos adquieran hábitos de lectura, los vean en sus cuidadores de referencia.
- Repetimos otra vez este puento «Léele»: Ofrécele espacios de lectura ya aprovecha esos momentos para pasar tiempo de calidad con tus hijos. Pero si el niño no muestra interés o no es el momento adecuado, no hay que forzar la situación. Recuerda que es un momento de ocio, distendido, dónde vamos a disfrutar de la lectura.
- Hacer de la lectura un momento divertido: Podemos contar un cuento y después hacer preguntas como, por ejemplo, ¿Qué pasaría a partir de ahora? e inventarnos finales divertidos.
- No juzgar: Debemos evitar emitir juicio de valor sobre la forma de leer de nuestros hijos, máxime cuando existe una dificultad.
- Busca métodos alternativos: leer los carteles que encontramos de camino de vuelta a casa, leer una receta juntos…
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Juegos para aprender a leer en familia
que ayudan a trabajar los aspectos clave del proceso de lectura entre los 3 y los 10 años.
En cada juego, encontrareis la edad para la que está pensado, en qué consiste y qué áreas o aspectos del proceso de aprendizaje trabajamos a través de él.
Bibliografía:
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