[Matilde Alvino] Aprendizaje Humano (Parte I)

El actual modelo educativo socioconstructivista que nos plantea el desafío de desarrollar capacidades y actitudes en el estudiante, que lo lleven a construir su propio aprendizaje, demanda que seamos mejores maestros cada vez. Para ser mejores maestros, debemos empezar por conocer mejor a nuestros alumnos y saber cómo aprenden y qué factores contribuyen a que aprendan de manera significativa. Esto aunado al gran impacto de la Neurociencia en la educación, hace que replanteemos nuestra manera de enseñar, incluso nuestros entornos de aprendizaje. Es imperativo entonces, conocer cómo se produce el aprendizaje en el cerebro de nuestros estudiantes para colaborar con ello y conseguir que todo lo que aprendan les sirva para la vida, para que se manejen con éxito en el ámbito profesional y personal.

La búsqueda de significado es propia del cerebro (Bechara & Damasio, 2005). Pero se hace efectivo rápidamente si tenemos una conducta activa y una actitud ávida por adquirir nuevos conocimientos y por supuesto la motivación necesaria para ello. El ámbito más propicio para aprender es el espacio donde el alumno se sienta emocionalmente bien (Ortiz, 1999).

No olvidemos que, en clase se desarrolla una serie de interrelaciones afectivas entre docentes y alumnos que determinará que aprendamos juntos, ellos guiados por nosotros en el campo nuevo y nosotros los docentes aprendemos más cuando enseñamos mejor.

Por muchos años, el cerebro humano representó para todos un gran misterio, porque desconocíamos cómo funcionaba en su interior, ahora gracias al avance científico y tecnológico sabemos que, el cerebro humano es una gran maquinaria que procesa, almacena y recupera mucha información, pero no sólo eso; establece una serie de conexiones neuronales en una gran estructura  y simultáneamente se conecta con varios otros sistemas celulares,  de manera muy  potente y compleja, que en determinado contexto utiliza para resolver problemas o situaciones a las que se enfrenta.

Los estudios más recientes de los neurocientíficos, dan cuenta que todas las actividades que el maestro hace con sus alumnos en clase, configuran nuevas redes de comunicación en las neuronas de sus cerebros contribuyendo significativamente a su aprendizaje.

Pero ¿cómo se producen estos procesos?

Para los neurólogos, el cerebro está constituido por sistemas, módulos, redes, circuitos relacionados y comunicantes con otros circuitos y sistemas interconectados entre sí y configurados en una sola estructura neuronal y aunque aún se desconoce a ciencia cierta, cómo es la dinámica del cerebro y el proceso de toda acción cerebral, se sabe que la capacidad de predicción es la función más importante del cerebro humano y que esa predicción se da de manera consciente como inconsciente (Llinás, 2003). Lo cierto es que el cerebro genera percepciones del mundo real aún cuando dormimos.

Para Thomas DeMarse, el cerebro es por naturaleza vivo, dinámico y creativo, sus neuronas actúan de manera autónoma sin instrucciones. Esto lo demostró creando un cerebro vivo con neuronas de ratas que fueron capaces de  estabilizar un vuelo virtual, trabajando en equipo y sin necesidad de recibir instrucciones.

Éste evento, lo llevó a aseverar que el cerebro aprende por sí mismo y en su interacción con el medio.

El cerebro trabaja con toda la información almacenada a lo largo de su vida, la relaciona de manera coherente y crea nuevo conocimiento, estableciendo nuevas redes y circuitos neurológicos que le permiten luego resolver problemas con los que se enfrenta en el entorno exterior.

La pregunta es si el aprendizaje significativo se da, cuando lo interno (procesado en el cerebro), se relaciona con lo externo (considerado como agente motivador del aprendizaje). Para responderla encontramos varias teorías: la que dice que son los genes con los que nacemos, los que definen nuestro desarrollo intelectual, emocional, conductual y psicológico, que más de 50 trillones de sinapsis se producen en el cerebro antes de recibir influencias del mundo exterior.  Y la que admite que la experiencia y los genes influyen en el comportamiento humano de manera equitativa (50% cada uno), es decir, en nuestro cerebro tenemos mitad configuración genética y biológica y mitad configuración social y cultural. Tanto lo interno como lo externo influyen en nuestras emociones, percepciones, cogniciones, aprendizajes y comportamientos.

Por otro lado, según la teoría del “Cerebro Triuno” de Paul MacLean , el cerebro humano tiene 3 partes:

  • El cerebro reptil (primitivo), aquel que nos permite la supervivencia, que controla el músculo del corazón y la respiración.
  • El cerebro líbico (medio), que controla las emociones y las relaciones con los demás.
  • El Neocórtex (corteza cerebral), que permite el desarrollo de la memoria, la creatividad y resolver problemas.

Sin embargo, otra teoría define al cerebro como un órgano integral compuesto por dos hemisferios, derecho e izquierdo, especializados e interrelacionados (Sperry, 2004). Por un lado, el hemisferio izquierdo administra la parte racional del ser humano (las funciones lógicas, analíticas y verbales ) y ejerce control sobre la destreza manual, la lectura y el lenguaje. En tanto el hemisferio derecho gobierna las emociones, la comunicación no verbal, la capacidad espacial, la sensibilidad, la creatividad y aspectos del talento humano.

Uno procesa el lenguaje, la lógica y las matemáticas, el otro el arte, la música y la creatividad.  Aunque tienen funciones distintas están interrelacionados y se involucran juntos en todas las actividades mentales (Cruz, 2003). Los dos hemisferios no sólo trabajan juntos sino que se complementan a tal punto, que cuando uno, por algún accidente físico se ha inhibido, el otro hemisferio trabaja por los dos, aunque no con la misma eficacia (Sperry, 1963).

En nuestro cerebro existen configuraciones matemáticas genéticamente heredadas, como también están las configuraciones lingüísticas y también las que permiten nuestras capacidades musicales. Lo que quiere decir, que nuestros genes son los responsables de éstas configuraciones que hacen posible el aprendizaje y el desarrollo intelectual (Alper, 2008).

Todo está instaurado en nuestro cerebro: el amor, el afecto, todas las inteligencias de las que habla Gardner y la inteligencia emocional que refiere Goleman, así como la música, la visión, hasta la conciencia moral, todo tiene una zona específica en el cerebro que lo genera y determinan finalmente el comportamiento humano.

Conocer esta información científica es valiosísima para toda persona y quizás más para quienes nos  dedicamos a la docencia, ya que está demostrado que el cerebro procesa todos los aspectos cognitivos y emocionales que determinan la conducta de nuestros alumnos. Así como también, es muy bueno, conocer sobre las neurociencias aplicadas a la educación, para conocer de qué manera enseñar afectando o  reconfigurando positivamente ciertas zonas cerebrales en pro de un aprendizaje significativo en nuestros alumnos.

En conclusión, todas éstas teorías desarrolladas a finales del siglo XX, pretenden explicar en qué consiste la dinámica del cerebro al momento de aprender algo nuevo y todos los aportes de la Neurociancia actual, ofrecen alcances realmente valiosos para mejorar nuestra forma de enseñar en el aula universitaria.

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Autor:
 Matilde Alvino, ciudadana peruana, nacida en Lima Perú.Experiencia Laboral: Soy Comunicadora Social de la Universidad de Lima con especialidad en Comunicación Organizacional , Producción de TV y Periodismo Televisivo y Radial; con Pos grado en Dirección de TV en la Pontificia Universidad Católica del Perú, con 27 años de experiencia en el medio televisivo, actualmente soy Directora General del programa educativo La Pre Aprendo en Casa del Ministerio de Educación que se pasa por televisión nacional. Con 5 años de experiencia en Educación Superior en los cursos de Periodismo Televisivo para la facultad de Ciencia de la Comunicación de la Universidad Tecnológica del Perú (UTP) y directora del canal universitario de TV, capacitadora en programas para gente que trabaja en televisión, Asesora Externa del área de Comunicaciones de Desarrollo Urbano de Lima, Gerente General de Markcom Perú emprendimiento propio.
Actualmente cursando la maestría en Docencia Universitaria y Gestión Educativa en la UTP.
E-mail: [email protected]
Twitter: @matialvino

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