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15 consejos para prevenir el estrés de la vida docente

El fin de los cursos está cada vez más cerca, y aunque la perspectiva de las vacaciones es agradable, no lo es tanto el cansancio que se siente a esta altura del año. Según un estudio publicado en la Revista Colombiana de Psicología y Ciencias Sociales, los docentes de primaria y secundaria son muy propensos a padecer el síndrome de “burnout” –literalmente “estar quemado”– que se describe como “la sensación de fracaso y una existencia agotada que resulta de una sobrecarga por exigencias de energías, recursos personales y fuerza espiritual del trabajador”.

¿Sientes que el estrés está llegando a un extremo? Te acercamos 15 tips o conejos de docentes expertos recogidos por The Guardian y publicado por el portal Universia (México y Colombia) y que lo publicamos confines educativos – pastorales.

La tarea docente requiere de gran dedicación y esfuerzo por parte de quien la ejerce. Por eso es fundamental que todos los maestros y profesores se informen acerca de cómo prevenir el estrés en sus vidas.

Ser profesor en cualquier nivel de la enseñanza es una gran responsabilidad que requiere de enorme dedicación y esfuerzo. Entre la planificación de clases, la corrección de trabajos, la preparación de exámenes y las interminables listas de nombres de alumnos de distintos cursos que deben memorizar, es prácticamente imposible no sentirse presionado en el desempeño de la tarea docente. Por eso es esencial que todos los profesores y maestros se informen acerca de cómo prevenir el estrés laboral, un mal que afecta a cada vez más personas en nuestros días. A continuación, te presentamos 10 formas de prevenir el estrés de la vida docente.
1. Establece objetivos.

Si quieres llegar a fin de año al día con el currículum estipulado para el curso, es esencial que establezcas determinadas metas de forma mensual y anual.

2.  Elabora un calendario.

Es también fundamental que organices el calendario anual con todas las fechas de pruebas, exámenes y recesos planificados para el año lectivo.

3. Investiga.

Ponte al tanto de las últimas tendencias en materia educativa. Se trata de un ámbito que no deja de crecer, gracias a las nuevas tecnologías, por lo que es esencial que te mantengas actualizado.

4. Planifica reuniones con tus colegas.

El feedback entre colegas de un mismo centro de estudios es esencial para que el mismo pueda tener un buen desempeño global, más allá de cada asignatura.

5. Planifica reuniones de padres.

También es importante conocer la opinión de los padres de los alumnos, especialmente si se trata de niños y adolescentes.

6. Aliméntate correctamente.

Cuidar tu dieta significa cuidar tu cerebro. Incluye frutas y verduras a tu ingesta diaria y evita los excesos como la comida chatarra.

7. Duerme lo suficiente.

Si no duermes lo suficiente por la noche, tu cuerpo te pasará factura luego de varias horas de clase. Lo recomendable es alcanzar las 7 u 8 horas de sueño por noche.

8. Cuídate si te enfermas.

Si contraes una gripe o cualquier otra enfermedad que pueda contagiar a tus alumnos o colegas, opta por quedarte en tu casa y descansar hasta que te recuperes.

9. Recompénsate por tus logros.

Cada vez que hayas terminado una lección o que tus alumnos hayan cumplido con la tarea que les asignaste, recompénsate.

10. Habla con tus alumnos.

Lograr una buena comunicación entre alumnos y docentes es una de las claves para que tus clases sean fructíferas. Habla con tus alumnos e involúcralos directamente con el proceso de enseñanza.

1. Identifica el origen de tu estrés

Antes de poder lidiar con el estrés, necesitas saber exactamente cuál es su causa. Haz una lista que detalle todo lo que te está causando malestar, y luego divídela entre aquello que puedes controlar y aquello que no. Concéntrate en buscar soluciones para aquellas cosas que puedas controlar a través de metas realistas y positivas.

2. Practica una técnica de relajación

Si no acostumbras meditar o practicar yoga o pilates, existen otras técnicas de “mindfulness” –plena consciencia– que puedes aplicar para aminorar la marcha y reducir los niveles de estrés. Una de ellas es llegar unos minutos antes al salón de clases y sentarte en tu pupitre con música relajante. Intenta visualizar el día que tienes por delante con una actitud positiva, viéndote a ti mismo siendo lo más calmo posible frente a las situaciones que se te presenten, ya sea con tus alumnos, colegas o superiores.

Otra técnica que puedes aplicar es la del 7/11, que implica inhalar durante siete segundos y exhalar por once. El objetivo, al prolongar la exhalación, es llegar a un estado mental más calmo antes de responder impulsivamente ante una situación adversa.

3. Lleva un día a la vez:

Si dejas que el estrés te envuelva continuamente no te permitirás disfrutar de las alegrías que conlleva la docencia, y cuando mires para atrás quizás te arrepientas de no haber disfrutado más el año. Intenta llevar un día a la vez, sin dejar que las cosas pequeñas te abrumen. Admite que mucho de lo que sucede en el salón de clases escapa a tu control y pide ayuda siempre que la necesites.

Elena Aguilar, colaboradora del sitio educativo Edutopia, llama la atención sobre el hecho de que la mayoría de los docentes y funcionarios que conoce se saltean el momento del almuerzo, y si almuerzan lo hacen mientras califican trabajos, planifican las clases o realizan otras tareas. La experta recomienda tomarse en serio –aunque sea una vez a la semana–el momento del almuerzo. Aprovéchalo para concentrarte en la comida y conversar con un colega, sin quejarse de los estudiantes ni de cualquier otro tema relacionado al trabajo.

4. Háblalo con tus colegas

Por más que quejarse continuamente del trabajo en el almuerzo o los recreos no es de gran ayuda, sí es necesario de vez en cuando dialogar de forma abierta acerca de la carga laboral y el estrés. Los docentes deberían ponerse de acuerdo para determinar qué cantidad de trabajo es razonable y cuál no.

5. Define metas realistas

Si cada día te planteas hacer una cantidad enorme de tareas, siempre te irás a casa con una sensación de fracaso. Al comienzo de cada día, realiza una lista con las metas que deseas alcanzar procurando que sean realizables. Al final de la jornada examina lo que has podido hacer y lo que no, y para el segundo caso pregúntate por qué no has conseguido realizar esta tarea. Si no conseguiste corregir todos los exámenes porque pasaste media hora hablando con un estudiante que necesitaba apoyo, “debes darte cuenta de que no fue tu culpa no cumplir con todas tus tareas y que en su lugar hiciste algo muy bueno”, explica The Guardian.

Elena Aguilar recomienda eliminar de la agenda la mayor cantidad de actividades posibles: “no necesitas ir a cada evento deportivo que ofrezca la escuela para que tus estudiantes sepan que apoyas sus intereses extracurriculares, ni tampoco necesitas ir a cada reunión semanal para estar informado de las decisiones. Reduce lo que haces y la información que recibes. Aminorar la marcha ayuda a crear un espacio para la reflexión, el pensamiento y la consciencia. No llenes cada minuto”.

Este contenido ha sido publicado originalmente por Universia en la siguiente dirección: noticias.universia.net.mx

RECOMENDACIONES:
1. VACACIONES

Disfrute de sus vacaciones, aproveche el tiempo para meditar todo lo bueno y malo que hizo durante el año, hágase un chequeo médico general e invierta el 30% de sus vacaciones en capacitarse con algún curso o especialización (según su tiempo y posibilidades).



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