“Creo que a todos los padres de familia les gustaría que sus hijos fueran ordenados, generosos, sinceros, responsables, etcétera. Pero existe mucha diferencia entre un deseo difuso que queda reflejado en la palabra ojalá y un resultado deseado y previsto, y alcanzable. Si la formación de los hijos en las virtudes humanas va a ser algo operativo, los padres tendrán que poner intencionalidad en su desarrollo.
Para ello hace falta estar convencido de su importancia. Hay que aprovechar la cotidianidad de la vida en familia, pero se necesita aumentar la intencionalidad respecto del desarrollo y reflexionar sobre dos aspectos: la intensidad con la que se vive y rectitud de los motivos al vivirla”, son las palabras del Profesor Ordinario de Educación en la Universidad de Navarra (España), David Isaacs, autor del libro La educación de las virtudes humanas.
¿Qué puede hacer la escuela, y nosotros como educadores, para consolidar los valores en nuestros estudiantes? “La función de la escuela en la formación de valores es por supuesto limitada; nunca podrá sustituir las responsabilidades de la familia, pero su contribución es importante porque puede apoyar este aspecto de la educación de una manera sistemática y permanente, y además cuenta con muy valiosos recursos para ello; para formar los valores deseables, la escuela debe en primer lugar funcionar como una verdadera comunidad, cuyos valores estén presentes en su ambiente y organización y sobre todo en las personas… […] “el maestro influye de manera especial en la formación de ideas, actitudes y modos de interpretar la realidad de sus alumnos.
Es necesario también reconocer que nadie da lo que no tiene, es decir, que ningún profesor enseñará un valor que ni él mismo profesa o se encuentra en su persona, pero que no es difícil adquirir con un poco de voluntad”. LA IMPORTANCIA DE FOMENTAR VALORES EN EDUCACIÓN PRIMARIA.
Sabemos que uno de los retos en la educación integral es formar en valores, lo que implica necesariamente, formar permanentemente a los docentes, en estos temas como sujetos de valores y como formadores de valores. Los maestros, junto con los directores, y toda la comunidad educativa, tienen la gran responsabilidad, más que enseñarles o predicarles, de ser testimonio de y modelo para sus estudiantes, de la práctica de los valores y la observancia de las normas.
Compartimos, con fines educativos, tres de las preguntas y sus respuestas, de la entrevista de Laura Peraita peridista de ABC (España), a Ana Herrero Jiménez, Licenciada en Psicología, quien ha trabajado en Educación Especial, y ahora es coordinadora de una cadena de colegios en España; ella, en este diálogo, sobre el tema de la tarea de la escuela en la consolidación de los valores en sus estudiantes, sostiene que lo importante es cuando actuamos de manera coherente entre lo que hacemos y lo que les pedimos a nuestros estudiantes. “La seguridad y confianza en uno mismo, la autoestima, van a ser valores muy importantes en la primera infancia, y van a depender del nivel de confianza, de seguridad, de aceptación que les transmitimos los adultos y lo que hacemos”; “…los padres queremos hacer las cosas bien, pretendemos que nuestros hijos sean buenas personas y sean felices, aunque a veces no sabemos cómo hacerlo. Y, en general, los padres se muestran muy conscientes y a veces hiper-responsabilizados sobre las consecuencias de “hacerlo bien”.
[LAURA PERAITA]: ¿Es la escuela un apoyo importante en este objetivo?
[ANA HERRERO JIMÉNEZ]: La escuela siempre es una transmisora de valores, tanto de forma implícita como explícita. Además de los programas y las iniciativas que los colegios implementan para trabajar los valores, la ética, la inteligencia emocional, etc., la figura del profesor es la clave, va a ser la principal vía para inculcar valores, al ser un modelo educativo.
Al igual que en la familia, la manera (siempre única y personal) con la que ejercen la autoridad, ponen límites, gestionan sus emociones y las de los alumnos, las frustraciones (también propias y ajenas), la manera de escuchar, motivar, reconocer, apoyar, reforzar… todo ello va a ser la manera más auténtica y directa de educar en valores.
Es muy importante que el profesorado, y toda la comunidad educativa, sean conscientes y se hagan responsables de todo lo que se transmite en las actitudes, el lenguaje (verbal y no verbal), acciones… para educar en valores positivos.
[LAURA PERAITA]: ¿Se involucran los colegios en esta labor?
[ANA HERRERO JIMÉNEZ]: Generalmente los colegios están muy involucrados en la educación en valores que están definidos en los idearios de los centros, en sus proyectos educativos.
Implica muchas acciones que se desarrollan en programas de inteligencia emocional, de educación para la salud, para el cuidado del medioambiente, de igualdad de oportunidades, de atención a la diversidad, acciones solidarias y de voluntariado, de prevención del acoso escolar, etc.
Un aspecto muy importante respecto a la educación en valores tiene que ver con el Plan de Convivencia de los centros. Se basan en los valores del respeto, la tolerancia, la capacidad de resolver conflictos de forma positiva y no violenta, etc.
Los centros también se definen, en sus valores, al aplicar la disciplina cuando no se respetan las normas de convivencia. No es lo mismo aplicar castigos o sanciones, como una manera de “pagar” por la falta, que implicar a los alumnos en la búsqueda de soluciones, comprometiéndose en la reparación del daño, y comprendiendo las causas que han provocado esta falta de cumplimiento de las normas, de forma individualizada, para poder ajustar mejor las respuestas y las actuaciones que se pueden derivar (e implicando a la familia cuando sea necesario).
Pero también los valores están implícitos en los proyectos educativos, en los planes de estudio, en las metodologías que se eligen para desarrollarlos. Van a favorecer en mayor o menor medida, según se definan, el espacio e importancia que se da a la creatividad, al pensamiento crítico, al trabajo en equipo, a la cooperación, la búsqueda de la excelencia, etc., y van a condicionar también el sistema de evaluación, la valoración del proceso y del resultado, del error, del esfuerzo, de la perseverancia, etc.
[LAURA PERAITA]: ¿Es necesario un trabajo conjunto de escuela y familias? ¿De qué manera?
[ANA HERRERO JIMÉNEZ]: Es necesario que el trabajo sea conjunto y esté alineado. Cuando esto no es así genera mucho malestar, tanto a las familias como a los centros educativos. Los profesores se quejan en ocasiones de la falta de colaboración de algunas familias, normalmente de estilo sobreprotector, quienes les desautorizan frente a sus alumnos. Claramente no comparten valores fundamentales con la escuela
Pero también hay muchas familias muy implicadas y cada vez mejor informadas y que tienen mucho que aportar para que la escuela pueda comprender mejor a cada alumno, para que pueda adaptarse de forma flexible y respetuosa con los diferentes ritmos y características de cada niño.
La manera mejor de colaborar suele ser a través de la figura del tutor, quien es el mejor interlocutor entre familia y escuela. Compartir información, definir situaciones de conflicto o mejora, establecer pautas de colaboración o apoyo desde casa (o en sentido contrario también), valorar o reforzar los progresos del alumno, ajustar expectativas y exigencias, etc. son algunos ejemplos de trabajo conjunto.
Otras iniciativas de colaboración y alineamiento en la educación en valores son las escuelas de padres, así como la participación e implicación en actividades conjuntas (talleres, voluntariado y acciones solidarias, etc.).
La entrevista completa, si le interesa, está en «ELEGIMOS MENTIR, SER COBARDES, EGOÍSTAS, INJUSTOS… CUANDO NOS SENTIMOS DÉBILES E INSEGUROS».
“La felicidad es un objetivo que, en ocasiones perdemos de vista. Educar para ser feliz no es lo mismo que hacerlo todo fácil, sin normas, sin problemas”.
REDACCIÓN WEB DEL MAESTRO CMF