Aunque considero que nuestra profesión es de mucha entrega y pasión por la enseñanza, también hay situaciones que no podemos controlar y que de vez en cuando nos desmotivan.
Un gran porcentaje las situaciones adversas que vivimos son producto de actos cometidos por personas con quién nos relacionamos en nuestra actividad laboral.
Hace tiempo que había querido compartir este post. Sé que puede ser algo egoísta el pensar que nos merecemos explicaciones y disculpas de todo lo que sucede a nuestro alrededor, pero se vale soñar.
Por ello, que sin afán de que suene a que no disfruto ser docente; les comparto algunas de las siguientes disculpas que no me caerían nada mal y que me harían muy feliz.
- Disculpa no haber hecho la tarea, entiendo que es mi responsabilidad y no hay excusa que pueda inventar que sustituya el trabajo que debía haber entregado.
- Disculpa el no poner atención y distraerme con mi celular. Considero que es una falta grave de respeto estar consultando mis mensajes a cualquier oportunidad durante la clase.
- Disculpa por esperar todo de ti, y no me quiera esforzar por hacerme responsable de mi propio aprendizaje.
- Disculpa por llegar tarde e interrumpir tu clase.
- Disculpa por no hacerme corresponsable del aprendizaje de mi hijo.
- Disculpa por mandar a tu clase a mi hijo sin los materiales mínimos para lograr los objetivos que te has planteado.
- Disculpa que te atiborre de trabajo administrativo y aun así espere logres la excelencia académica en tus alumnos.
- Disculpa por pedir tu planeación y no tomarme la molestia siquiera en leerla.
- Disculpa por suponer que si en tu clase los alumnos se divierten no tienes control de grupo.
- Disculpa que te exija resultados y no te de los recursos mínimos para lograrlos.
- Disculpa que tienda a generalizar tu trabajo. Entiendo que si un alumno no llega a los aprendizajes esperados no es que seas un mal maestro.
- Disculpa por no invitarte a la reflexión, ni proveer la capacitación necesaria para tu desarrollo profesional.
Sobre todo, disculpa por no promover el diálogo contigo, para comprender lo que se requiere para hacer lo que tus haces, así como conocer tus necesidades, tus sueños y aspiraciones.
La cuestión es fácil: el día que nos pongamos en los zapatos del otro – seamos más empáticos-, lograremos corregir todo por lo que en este momento debemos disculparnos.
Autor: Abdel Jacobo Vázquez. Doctor en Educación, especialista en diseño curricular, formador de docentes, especialista en enseñanza del inglés.
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