Definamos a la puntualidad como un valor, que esta fuertemente ligado con el respeto y sentido de responsabilidad. De forma mas precisa podemos reducir el concepto de puntualidad a la suma de acciones para cumplir con algo en un momento específico (tiempo).
Entonces el valor de la puntualidad es elemental para el ser humano, y por ende para el proceso educativo. Pero, ¿somos realmente puntuales?
Un error muy común con la puntualidad, es situarla de forma exclusiva al inicio del horario de clases, es decir reducir su concepto a solo llegar a tiempo.
Tanto docentes y estudiantes centran sus esfuerzos para llegar a tiempo y cumplir el horario de ingreso establecido, esto esta bien ya que coadyuva al desarrollo normal de la sesión planificada.
Sin embargo desde el rol docente la puntualidad no solo significa estar a tiempo en clase, va más allá, ya que el docente debe ser responsable de medir, cumplir y hacer cumplir la planificación de clase.
El horario fijado para una sesión, debe ser cumplido de manera religiosa por el docente, esto quiere decir: Iniciar y Terminar la clase de manera puntual. Los estudiantes valoran mucho el hecho de terminar a tiempo, sin retraso.
Un síntoma de mala planificación en la clase es solicitar a los estudiantes quedarse mas tiempo de lo establecido.
Además el docente debe tener en cuenta el tiempo máximo que el estudiante puede estar concentrado, generalmente el tiempo promedio de concentración en determinada actividad es de 45 minutos para un adulto, de allí proviene la llamada hora académica.
Si revisamos un poco con respecto al tiempo de concentración encontraremos que luego de 40 minutos de concentración el cerebro requiere al menos 10 minutos para hacer otra actividad o un descanso. Desde luego esto no significa que la persona este atenta desde el minuto cero, para alcanzar la concentración requiere de una preparación y motivación previas.
Entonces en una clase universitaria común, de dos horas académicas (90 minutos), es buena idea tener al meno un momento de preparación para lograr la concentración y de otro momento de descanso o cambio de actividad.
Desde esa posición podríamos configurar una clase de la siguiente manera:
- 1ra parte: Resumen de la sesión anterior, preparar enlace con lo nuevos conocimientos (10 minutos).
- 2da parte: Presentación de los objetivos de la nueva sesión, con breves explicaciones del aporte a la formación profesional que tiene cada objetivo planteado (5 a 10 minutos)
- 3ra parte: Desarrollo de la sesión (30 a 40 minutos)
- 4ta parte: Pequeño descanso y/o alguna actividad de descanso. (10 a 15 minutos)
- 5ta parte: Segunda parte del desarrollo de la sesión, orientada a la evaluación y verificación del alcance de objetivos (20 a 30 minutos)
- 6ta parte: Verificación de los objetivos alcanzados, dificultades y soluciones presentadas en la sesión (10 a 15 minutos)
Desde luego que la lista anterior es solo una posibilidad de organización, no es para nada una receta a seguir.
En conclusión podemos decir que la puntualidad es un valor que para ser aprendido, depende de una buena planificación de la clase y un alto compromiso docente.
El reto está en lograr una planificación flexible y que siempre cuente con un plan B para mitigar fugas de tiempo con el fin de lograr los objetivos establecidos.
5 consejos prácticos para ser puntual
Son muchas las acciones que podemos llevar a cabo como docentes para ser puntuales. A continuación enumeramos algunas que son tan sencillas como eficaces:
1. Procura llegar al colegio diez minutos antes de empezar tu primera clase. Este tiempo te servirá para saludar a tus colegas, ingresar a la sala de profesores, tomar y revisar el material pertinente, ir al baño, visualizar lo que llevarás a cabo durante tu jornada laboral, etc.
2. En lo posible, intenta llevar en tu bolso todo lo que necesitarás para las clases de ese día (guías, pruebas, CDs, etc.). Si llevamos la mayoría de lo que necesitamos en la jornada, evitaremos ir reiteradas veces a la sala de profesores o perder minutos al no encontrar el material. Este es un tiempo que nos puede permitir ser más puntuales.
3. Evita ir al baño, beber o comer una vez ha sonado el timbre de inicio o de cambio de hora. Hay profesores que tienen por costumbre hacer diversas acciones en el momento que suena el timbre. Hay que evitarlo en la medda de lo posible. La jornada laboral de un docente tiene momentos en los que pueden llevarse a cabo estas acciones.
4. Finaliza las reuniones cinco minutos antes de que suene el timbre. Durante la semana solemos tener diversas reuniones, bien con otros profesores, directores, coodinadores, etc. Hay que ser previsores y acabar unos minutos antes para llegar puntuales a nuestra siguiente sesión lectiva.
5. Programa correctamente el final de una sesión lectiva. No hay que esperar a que suene el timbre para acabar de golpe con la clase. Esta acción debe hacerse unos minutos antes. Algunos docentes en estos minutos aprovechan para cerrar computadores, apagar y guardar proyectores, etc. Cuanto mejor calculemos el final de la sesión, más puntuales seremos a la hora de llegar a la siguiente clase.
Cómo conseguir que los niños sean puntuales
Existen algunas ideas que pueden ayudar a los padres y educadores para conseguir que los niños sean puntuales y hagan las tareas que les corresponden a su debido tiempo.
1. Es necesario que el niño comience a valorar la importancia de hacer una determinada cosa en un tiempo determinado. Para ello, es importante el diálogo con el niño y hacerle comprender, por ejemplo, que si no llegamos al cine a la hora convenida, la película habrá comenzado y no podremos verla.
2. Crear rutinas. La rutina no sólo es buena porque ayuda al niño a sentirse seguro. Además, ayuda a crear hábitos a los niños. A pesar de no saber medir el tiempo, les guiará para saber que después de levantarse de la cama tienen que lavarse, después vestirse, desayunar e ir al colegio. Poco a poco, irán aprendiendo que esta serie de pequeñas acciones, tienen que llevarse a cabo en un tiempo determinado para poder llegar al colegio antes de que lo cierren.
3. Los niños han de conocer qué tipo de sentimientos desencadena alguien impuntual. Un valor importante es enseñar a los niños a no hacer a los demás aquello que no les gustaría a ellos mismos. Por lo tanto, han de comprender cómo se siente alguien cuando espera a una persona que no llega.
4. Hay que enseñar a los niños que las distracciones les llevarán a ser impuntuales. Hacer una tarea require su concentración, sobre todo en la infancia, donde la abstracción es mayor. El niño no podrá vestirse bien y con agilidad, si le televisión está encendida y están emitiendo sus dibujos favoritos.
5. Las personas aprendemos a partir de la experiencia, por ello aunque los padres mantengan un diálogo constante con los niños para educarles en valores, en ocasiones han de aprender de sus propios errores y experimentar ellos mismos qué ocurre si son impuntuales.
6. La puntualidad se enseña a los niños con el ejemplo, si los padres suelen llegar tarde a los sitios, los niños no valorarán la importancia de llegar a un lugar a la hora convenida.
7. Los niños han de conocer que las personas impuntuales van perdiendo la credibilidad y el respeto de los demás. Si el niño no llega a tiempo a jugar su partido de fútbol un día tras otro, quizás dejen de contar con él para próximos encuentros.
8. La impuntualidad puede hacer perder grandes oportunidades a las personas. Hacer comprender al niño lo que puede perderse si llega tarde a los sitios sistemáticamente, ayudará a que comprenda la importancia de este valor.
9. El niño ha de aprender que algunos imprevistos pueden hacer que alguien no llegue a tiempo o que la tarea no se realiza en el tiempo determinado. Para evitar estos imprevistos es conveniente dar un poco más de tiempo a cada tarea y no ir con prisas y a última hora.
10. La impuntualidad da una mala imagen de uno mismo. Una persona imputual es vista por los demás como poco seria o con una incapacidad de organizar su tiempo. Cómo nos ven los demás y que las personas tengan una buena impresión de nosotros habla bien de nosotros.
Este contenido ha sido publicado originalmente por Pensamientos Didácticos en la siguiente dirección: pensamientosdidacticos.wordpress.com
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