José Brunner: La subsistencia de universidades que burlan su obligación de bien común daña a la sociedad

Según el investigador y académico chileno José Joaquín Brunner (1944), director de la Cátedra Unesco de Sistemas y Políticas Comparadas de Educación Superior, los esfuerzos educativos de los estados deben de centrarse en la educación básica, pero analizando la educación superior.
Compartimos,  por motivos educativos y de formación permanente una entrevista que podría ser útil para reflexionar cómo la emergencia educativa (para algunos “catástrofe educativa”) con el uso obligado de la virtualidad, ha cambiado el panorama de la educación tradicional.
... ¿Será la pandemia el punto de inflexión que normalice la integración de herramientas digitales y mejore el proceso de aprendizaje?

JOSÉ BRUNNER: “Sí, creo que en este punto preciso la pandemia de la COVID-19 producirá un efecto de larga duración. Las instituciones de educación superior se verán forzadas, […] a revisar sus programas de enseñanza. […] Tenemos en América Latina una docencia universitaria que hace rato se ha vuelto disfuncional. Los programas/carreras son largos, demasiado especializados desde el inicio, curricularmente rígidos, centrados en contenidos, con largas jornadas presenciales y métodos puramente expositivos, lo cual los vuelve centrados en el docente y no en el estudiante. […]  las universidades hace rato ya están obligadas a revisar ese modelo docente para volverlo más acorde con los requerimientos actuales. Debemos movernos hacia una arquitectura de grados y títulos más flexible, modular, de base ancha, con mayor énfasis en el desarrollo de capacidades no solo cognitivas sino además socioemocionales y de carácter personal, que descanse más en el aprendizaje autónomo del alumno, y se apoye en diversas fuentes de información y métodos  formativos, con una combinación entre presencialidad e interacciones a distancia, con jornadas sincrónicas y asincrónicas, con menor duración pero provista a lo largo de la vida, con mayor preocupación por la práctica y trabajo en torno a proyectos y en equipos”.

… ¿cómo enfrentar la diversidad en las universidades? ¿Qué rol deberían tener los gobiernos para apoyarlas?

JOSÉ BRUNNER: “Para transitar hacia nuevas formas de docencia, será necesario ante todo «emparejar la cancha» en cuanto al acceso a las tecnologías digitales, y el aprendizaje de su manejo desde temprana edad y a lo largo de la trayectoria escolar. […] De lo contrario, corre el riesgo de incrementar todavía más el desigual acceso y tratamiento de los estudiantes según su origen socioeconómico y capital cultural. A los gobiernos corresponde invertir en la expansión tecnológica; a los colegios, construir capacidades más sofisticadas de uso de la tecnología; y a las universidades, revisar a fondo su modelo de enseñanza para revitalizar una docencia que se ha quedado detrás de lo que necesitan nuestras sociedades”.

¿Cómo se deberían preparar las universidades en su gobernanza para enfrentar este nuevo paradigma de cambios en la educación superior luego de la pandemia?

JOSÉ BRUNNER: “Para poder efectuar los cambios requeridos, las universidades necesitan contar con modalidades de gobierno organizacional que tengan una mayor capacidad de cambio, emprendimiento e innovación que no sucede en la actualidad, particularmente en el campo de la educación superior público-estatal. Contamos habitualmente con gobiernos universitarios bloqueados, pesados, burocráticos, sin posibilidad de introducir cambios y liderar procesos amplios de reforma. Si esta situación persiste, no habrá posibilidad de renovar a la institución universitaria y su cometido educacional. El gobierno de la universidad debe combinar legitimidad y efectividad, y para eso hay muchos arreglos posibles. [Se necesita que cuenten] con la efectividad y eficiencia necesarias para un  liderazgo y gestión de los cambios”.

… un número importante de estudiantes universitarios había quedado en una situación incierta luego del cierre de universidades […]  ¿Cómo cree que va impactar esta situación en la educación superior? ¿Qué políticas debería asumir el gobierno?

JOSÉ BRUNNER: “Sin duda, las universidades -en toda nuestra región- vivirán tiempos difíciles en los próximos años pospandemia, […] los gobiernos nacionales necesitarán ser especialmente cuidadosos en términos de proteger la autonomía de las universidades, reforzar el diálogo con ellas para convenir una estrategia de salida de la crisis, apoyar su financiamiento y evaluar continuamente su calidad para estimular su mejoramiento. Un cierre no bien planificado o justificado de instituciones causa enormes problemas de justicia social respecto a los estudiantes.

La subsistencia de universidades que burlan su obligación de bien común daña a la sociedad. De modo que aquí habrá que tener unas políticas muy balanceadas y avanzar con cautela, para fortalecer el sistema de educación superior, elevar sus capacidades de autogobierno y, a la vez, reclamar de las universidades que cumplan su alta misión y rindan cuenta ante la sociedad y la autoridad pública en las materias que la ley obliga.

¿Qué se puede hacer para remediar las brechas entre los alumnos que llegan con educación deficiente a sus primeros años universitarios?

JOSÉ BRUNNER: “… con apoyo de tutores para pequeños grupos de estudiantes vulnerables en riesgo de desertar, apoyo económico a aquellos alumnos con problemas para cubrir los costos asociados al estudio, como transporte, libros, etc. Hay, hoy, todo un abanico de medidas posibles. Lo que pasa es que las universidades no han sentido que son responsables de que sus alumnos se gradúen. Si se aceptó al alumno con déficit en comprensión lectora, habilidades de comunicación, disciplina de trabajo o con mal manejo numérico, tiene que hacerse un esfuerzo de compensación para que esos jóvenes lleguen a graduarse, […]”.

… ¿se debería trabajar primero las bases?

JOSÉ BRUNNER:  “Así creo yo. La discusión principalmente se centra en la educación superior, pero, en realidad, si nuestras sociedades pretenden conquistar mayores niveles de equidad, solo lo van a lograr siempre que se parta desde lo más cercano a la cuna posible. Es decir, atención temprana entre 0 y 3 años, jardines infantiles en torno a esa edad, preescolar y luego la educación básica. Es ahí donde la educación puede jugar su papel de compensador de desigualdades sociales. Pretender hacer eso a nivel de la educación superior es simplemente un error de enfoque de política pública, no se puede hacer cuando ya las diferencias están consolidadas. La educación superior en América Latina no compensa, sino reproduce y consolida desigualdades”.

El contenido de esta publicación la encuentra completa en el siguiente enlace: ”LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN AMÉRICA LATINA NO COMPENSA, SINO REPRODUCE Y CONSOLIDA DESIGUALDADES»



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