Maestros al servicio de la educación

Carlos Javier González: Escribir a mano mejora la atención, la memoria, la comprensión, el aprendizaje, y nos obliga a parar: «Requiere un tiempo, una pausa… y eso es algo que se está olvidando»

El profesor Carlos Javier González Serrano, (Madrid, 1985), es licenciado en Filosofía, Máster en Estudios Avanzados en Filosofía, Máster en Psicología del Trabajo y de las Organizaciones y Gestión de Recursos Humanos, Máster en Psicología Clínica y Psicoterapia Infantojuvenil y Máster del Profesorado de Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato. Director editorial, asesor de cultura y comunicación y gestor y consultor de equipos de trabajo, afirma que “el papel del maestro es acompañar, enseñar, pero para que ellos puedan llegar a vivir una vida autónoma y plena.

Somos como lanzaderas, para ayudarles a echar el vuelo”, fue entrevistado por Irene Fernández Novo para NIUS (12/02/2023), y por motivos únicamente educativos y de formación permanente compartimos partes  del diálogo, sugiriéndoles leer completa la publicación en el enlace que le indicamos al final.

González Serrano es  también comunicador  y escritor, y comenta: “Los chavales te ven en la radio, en la tele, en la prensa, y te miran con cierta admiración. Te conviertes un poco en una referencia, …” […] sus reflexiones en redes sociales sobre temas filosóficos, psicológicos o educativos cada vez tienen más eco. Y algunas nos recuerdan la importancia de algo tan sencillo, y tan olvidado, como escribir a mano”. 

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IRENE FERNÁNDEZ: ¿Cómo se te ocurrió empezar a llamar la atención sobre este tema, reivindicarlo?

CARLOS JAVIER GONZÁLEZ: “Si miro a mi alrededor ahora mismo, mientras hablo contigo, veo dos ordenadores, el iphone, el ipad, la televisión… Estoy rodeado de aparatos en los que se puede escribir. Pero no deja de ser una escritura totalmente aséptica, con la que no te manchas, que puedes borrar, no hay un rastro humano. Lo que se busca en el acto de escribir a mano, con bolígrafo y papel, es humanizar un acto tan absolutamente cotidiano como el hecho de escribir. Nos hemos olvidado de algo que antes hacíamos en nuestro día a día. La tecnología se ha convertido casi en una ideología, porque damos por hecho que existe y que la tenemos que utilizar, como un imperativo. Y nos olvidamos de hacer otras cosas de la manera en que las hemos hecho durante toda la vida. Y esto no tiene que ver con un conservadurismo rancio ni con un intento de volver atrás casposo, no se trata de que los adolescentes están perdidos y subyugados por el móvil. No. Yo creo que eso es un paternalismo del que hay que salir. Tiene que ver con que estamos dejando de hacer cosas que nos humanizan. El bolígrafo es un objeto que nosotros manipulamos a nuestra voluntad. En un dispositivo electrónico nos tenemos que adaptar a las condiciones en que funciona: encenderlo, desbloquearlo… […] Es recuperar el contacto con el mundo, que estamos perdiendo a través de la virtualización de las relaciones y de los objetos”.

IRENE FERNÁNDEZ: Recuperar el contacto con el mundo real, el tangible, el palpable…

CARLOS JAVIER GONZÁLEZ: “Eso es, volver a palpar el mundo, no olvidarnos de que podemos tocarlo. Estamos tratando de comunicarnos de forma permanente con el otro, a través de todos los dispositivos posibles, y sin embargo se está deshumanizando todo”. […].

IRENE FERNÁNDEZ: Cuando hablas de los beneficios de escribir a mano, hablas de mejorar la memoria, por ejemplo…

CARLOS JAVIER GONZÁLEZ: “[…]  que los chavales utilicen la memoria de manera efectiva y funcional, es que hay que saber tirar del hilo. Es decir, tirar de un concepto para que de ese concepto salgan muchos otros. Yo les digo: tenéis que escribir palabras clave, de las que podáis tirar, para poder recuperar el contenido que vuestra memoria ha recopilado de forma conceptual”.

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IRENE FERNÁNDEZ: Y no sólo eso, escribir a mano ayuda a centrar la atención…

CARLOS JAVIER GONZÁLEZ: “Esto tiene que ver con el mundo hiper-acelerado en que vivimos, y con lo que en psicología se llama ‘demora en la gratificación’. […] Si estamos todo el rato dando gratificaciones constantes e instantáneas, ellos están acostumbrados a eso. Hay que hacer de todo para que estén entretenidos permanentemente. Y escribir a mano hace que se detengan en eso que está pasando, en lo que está ocurriendo. […] Y al final de clase hacen una reflexión. Y se crea un clima de trabajo, de mirarse, de interpelarse entre ellos…Recuperamos la atención, el estar pendiente de lo que ha escrito el otro. Y esto tiene que ver también con reconocerse en la propia escritura.”

IRENE FERNÁNDEZ: Pero ¿los alumnos escriben a mano sólo en tus clases o en todas, en algún momento?

CARLOS JAVIER GONZÁLEZ: “[…]  depende del equipo directivo de cada centro. Muchas veces se decide que no más del 50% del tiempo se hará con dispositivos electrónicos, otras veces es un 70%-30%… Aunque, después, cada profesor puede elegir dar la clase más o menos como quiera. […] Porque no es lo mismo copiar, o un dictado, que una reflexión sobre la libertad, por ejemplo. Lo fundamental es que el mecanismo cognitivo de pensar se haga efectivo a través de la mano: activar la motricidad gracias a un pensar consciente y autónomo”.

IRENE FERNÁNDEZ: Explicas también que mejora el aprendizaje y la comprensión lectora…

CARLOS JAVIER GONZÁLEZ: “El problema es que cada vez se entiende menos lo que se lee, […]  los alumnos no saben qué dice el texto porque su cabeza está mediatizada porque todo tiene que ser rápido: aquí y ahora. No puedo detenerme mucho, por miedo a que la vida se me escape… Esto tiene un nombre: síndrome FOMO (siglas en inglés de ‘fear of missing out’: temor a perderse algo). […] Cuando tienen que centrarse en la comprensión de un texto, no lo entienden, porque no pueden mantener la atención. Y si no lo comprenden, no se pueden desarrollar de manera funcional en el mundo. Porque ya todo se lo dan hecho. […] Está todo automatizado. La escritura a mano te saca de esa experiencia de lo automatizado, de que todo te lo den hecho, aquí y ahora. Requiere un tiempo, una pausa, mirar si lo estás escribiendo bien… Y eso es algo que se está olvidando”.

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IRENE FERNÁNDEZ: Algunas de esas cosas también se pueden hacer si escribes a ordenador…

CARLOS JAVIER GONZÁLEZ: Pero el ordenador te atomiza, te hace estar sentado frente a una pantalla. Las letras son golpes, no están asociadas a un trazo, es puro automatismo… No, no tiene nada que ver”.

IRENE FERNÁNDEZ: ¿Los chavales leen?

CARLOS JAVIER GONZÁLEZ: “Sí leen, pero buscan experiencias de lectura rápidas, casi inocuas, nada con un poso intelectual sesudo, porque requiere fijar la atención”.

IRENE FERNÁNDEZ: ¿Pero leen por el puro placer de leer?

CARLOS JAVIER GONZÁLEZ: “Muchos sí, otra cosa es lo que lean. A mí me interesa que lean, […] De hecho, yo regalo libros a mis alumnos… […].

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IRENE FERNÁNDEZ: ¿Y los leen?

CARLOS JAVIER GONZÁLEZ: “Sí, sí, ¡claro que los leen! T[…] Se lo toman como algo que no estás haciendo en tu rol de profesor, sino que simplemente quieres lo mejor para ellos”.

IRENE FERNÁNDEZ: Lo tienen más en cuenta que si lo recomiendas en clase, ¿no?

CARLOS JAVIER GONZÁLEZ: “Totalmente. La labor del profesor es inspirar a los chavales a alcanzar la autonomía y el pensamiento propio. […] Hay que jugar mucho con eso, con esa pasión que un docente debe transmitir a los alumnos. Un docente sin pasión garantiza una enseñanza totalmente muerta. Sin pasión es muy difícil transmitir conocimiento. La emoción tiene que estar presente en el aula”.

IRENE FERNÁNDEZ: ¿Tienes alguna experiencia de alumnos que hayan comenzado a hacer lo que propones: un diario, cartas, un cuaderno de citas…?

CARLOS JAVIER GONZÁLEZ: “Más que en clase, me ha ocurrido en la orientación. Cuando viene alguno con un incipiente trastorno emocional o de la conducta, lo primero que le pregunto es: ¿Tú has escrito algo sobre ti? ¿Te has hecho esta pregunta: «quién soy yo»? ¿Has probado a escribir sobre ti, aunque luego lo tires? La respuesta suele ser no. Pero luego lo hacen. Y resulta que había aspectos suyos que no conocían, o encuentran cosas de su pasado, o empiezan a encontrar expectativas de futuro, sus ilusiones… Y me dan las gracias. Esto tiene mucho que ver con el autoconocimiento, y el dictado socrático de “conócete a ti mismo” (nosce te ipsum). Cuando uno se sienta delante de un folio con un bolígrafo, está el abismo de lo que está por escribir. La escritura a mano es una metáfora de la propia vida. […]  Cuando te pones a escribir delante de un papel, salen cosas que tú no esperabas, te encuentras ante un «yo» que se extraña de sí mismo, […]  La escritura tiene mucho que ver con un ejercicio casi filosófico de reflexión. […] pero también tienen que saber que estás ahí. Yo les digo: si escribes y encuentras algo que te raspe o te incomode ahí dentro, estoy aquí. Es importante que tengan el acompañamiento del adulto. Escribir no es una actividad aséptica”.

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Este contenido ha sido publicado originalmente por NIUS con el título muy similar. Las palabras en negritas y con letras cursivas son nuestras. Los corchetes indican que hemos omitido alguna parte del texto. Como le sugerimos al inicio, le recomendamos leer la entrevista completa en la siguiente dirección:niusdiario.es | Autora: Irene Fernández Novo



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