Cometer errores en cualquier profesión es parte del proceso de aprendizaje. En cualquier trabajo se cometen errores ya que se aprenden de las equivocaciones. El dilema viene cuando esa profesión es ser profesor. Los errores de los docentes serán examinados con lupa, ya que son el referente de muchos alumnos.
Por esa razón, y debido a la gran responsabilidad de los profesores, debemos intentar evitar algunos errores que siguen siendo muy comunes en este sector. Muchos de ellos te harán reflexionar y te darás cuenta de que a veces caías en estos errores de forma inconsciente.
Hoy puedes ponerle fin a todos ellos y sacar de esto una simple anécdota. ¿Qué no debe hacer un profesor en clase? ¡Te lo contamos todo a continuación!
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Un mal profesor siempre…
1. Busca culpables e infunde cierto temor
Le gusta exponer a sus alumnos ante sus fracasos e incluso ridiculizarlos. Además, este tipo de profesores suelen generar un mal comportamiento en el alumno, disminuyendo su capacidad de aprendizaje.
Logra que sus temores se acrecienten ante cualquier interrogatorio, sobre todo cuando por alguna razón pudiera equivocarse ante una pregunta formulada por el profesor. Esto llega a ocasionar ciertos grados de desconfianza en los alumnos y hace que sus intervenciones se minimicen por sentir temor a equivocarse.
2. No propicia la participación ni se basa en la evaluación continua
Un mal profesor nunca toma en cuenta la participación de sus alumnos, es otra de sus características.
Siempre quiere tener el control total y absoluto de la clase, negando incluso explicaciones adicionales cuando un alumno desea profundizar sobre un aspecto . Y en ocasiones lo hace argumentando que no se pueden retrasar en el programa académico.
Además, es común que no tomen en cuenta las intenciones de los alumnos en el desarrollo de las clases. O bien, cualquier actitud que estos tomen para mejorar su desempeño. Solo califica en base al examen.
3. Presenta problemas para llevar la clase
El profesor sin liderazgo pierde el control de la clase y solo puede conservarlo intimidando a los estudiantes. Le resultará imposible estimular la cultura del aprendizaje, la cual requiere emoción y deseo de inspirar prácticas de excelencia y compromiso con el impulso de la escuela.
Cuando se pierde el control de la clase, la construcción de conocimientos se interrumpe, los estudiantes pierden interés y terminan deseando que el tiempo pase rápido para poder salir del salón.
4. No entusiasma ni está comprometido con la institución
Como consecuencia de la falta de liderazgo dentro del salón, el mal profesor tiene entre sus características que llega a clases y se va sin dejar una huella perdurable, sin fomentar la discusión, la investigación, la duda constructiva.
Sin pena ni gloria transcurre su tiempo, desperdicia la oportunidad de emocionarse con la energía de los jóvenes y su capacidad de asombro. Valga apuntar que las emociones «encienden» las conexiones «para que el cerebro alcance el máximo de sus funciones cognitivas y mentales», así como potencian la creatividad y el aprendizaje.
5. Fomenta la competencia no saludable
Lo que pudiera ser una estrategia, se convierte en una práctica que va dejando en el aula sinsabores y rencillas.
La competencia estimulada provoca en los estudiantes peleas sordas e intestinas . Conflictos generados por alcanzar a como de lugar el favor del docente, dejando a un lado valores como la solidaridad y la cooperación.
Es sabido que el conocimiento es una construcción social y colectiva, pero la competencia, sobre todo cuando se legitima, y en algunos casos premia la superioridad, corrompe las relaciones sociales.
6. Culpa a los alumnos de los bajos resultados del conjunto de la clase
No se detiene a pensar por qué el 90 % del salón tuvo mala nota, aunque alega que todo es producto del desinterés demostrado por los alumnos por las materias estudiadas. Nunca hace una evaluación sobre cuál fue su cuota en todo esto.
7. Se pregunta y se responde a sí mismo
La pregunta es un activador de la participación. Pero será un mal profesor si pregunta y no espera a que los estudiantes piensen para responder, y en cambio se responde a sí mismo.
Con esta actitud solo logrará que los alumnos se inhiban. Pues siempre será más fácil esperar a que el profesor responda, antes que someterse a l frío en el estómago que provoca el temor a equivocarse.
Un buen profesor propicia el intercambio de ideas y despeja el camino para que los estudiantes respondan con sus propios argumentos, y si están errados, al menos darán pie a otras miradas o posibilidades.
En un ambiente de discusión y construcción de ideas, no hay errores a priori. Por lo tanto, las equivocaciones no son juzgadas sino aclaradas y contraargumentadas a partir de evidencias textuales y científicas.
8. Quiere ser la autoridad
Para algunos profesores mantener una distancia prudencial con sus alumnos es algo que les brinda un gran beneficio porque serán vistos como la verdadera autoridad. Sin embargo, se considera que todos aquellos profesores que llegan a relacionarse de manera estrecha con sus alumnos, son los que mejor respeto y admiración adquieren de ellos, llegando a suministrarles un nivel de confianza y seguridad para el resto de sus vidas.
El mal profesor, además, asume que las decisiones las toma él y solo él. Los estudiantes se deben acoger a los dictados, al capricho y al humor, y a veces el mal humor, del profesor que no considera otras opiniones.
Basa su comportamiento en una idea distorsionada de la autoridad, que se expresará en calificaciones y descalificaciones que imparte y reparte desde una altura pretendidamente incontestable.
9. No profundiza
Solo le interesa enseñar a sus alumnos las cosas básicas sobre los temas estudiados. En consecuencia del miedo que infunden, los alumnos no serán capaces de pedir una mejor explicación al profesor.
10. No se actualiza
Parte del problema de no profundizar es que tampoco se dedica a actualizarse. No investiga, no tiene curiosidad por aprender y cree que ya lo sabe todo acerca de las materias que imparte. No invita a los estudiantes a indagar y a expandir las formas de conocer, yendo más allá de los libros de texto y consulta básica.
Una de las principales características de un mal profesor es que siempre tiene una línea de enseñanza enfocada a la antigua. Asimismo, se excusa en mitos, tabúes o desconocimientos, propios de la brecha generacional.
Por ejemplo, no se preocupa por mejorar, actualizándose con las nuevas tecnologías. Incluso muchos no permiten que sus alumnos utilicen estos recursos modernos y avanzados.
Él mismo no revisa los avances en pedagogía y didáctica, los cuales lo ayudarían a explorar técnicas y procedimientos exitosos a la hora de enseñar.
11. No se organiza
La docencia es particularmente compleja. Se necesita formación, actualización, entrega y dedicación cotidiana a las actividades no solo docentes, sino administrativas. De modo que la organización es una de las características imperativas si no se quiere ser un mal profesor.
Esa necesidad de organización se refleja en el hecho de que los buenos profesores «se involucren afectivamente con su labor, en una escala mucho mayor que cualquier otro trabajador del sector de la industria».
Implementando pedagogía y didáctica, debe preparar las clases y evaluaciones; pero además, tomar en cuenta su cuidado físico. Todas estas claves son parte de su día a día y, entre las exigencias, destaca la puntualidad. Fallar en una le traerá problemas que no prescriben y al contrario, se acumulan como un alud.
Si un profesor no se organiza, colapsa.
12. Un mal profesor no le gustan los niños
Si lo más natural es que un profesor tenga cierta empatía con cada uno de sus alumnos y procure que disfruten su estancia en clase, ¿por qué existen unos a quienes no les gustan los niños? Estas son algunas de las razones:
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- En las escuelas primarias el motivo principal son los gritos y la algarabía que suelen originar los alumnos, algo normal a esta edad.
- En las de secundaria el caso es que son jóvenes y, muchas veces, los usuarios consideran que no son capaces de prestar atención o poner interés, que les importan más otras cosas.
- Y en la universidad, los profesores son personas más exigentes por lo poco que cobran, necesitando más esfuerzo para enseñar y exigiendo mayores dosis de sacrificio. Si la motivación es nula, la consecuencia está clara.
Más allá de las características de un mal profesor descritas, algo común persiste en estos educadores: poseen una falta de compromiso con sus alumnos y muchas debilidades en sus conocimientos.
Los errores de los docentes más comunes
Ya analizamos las cualidades que se necesitan para ser un buen profesor, y sabemos que esta profesión requiere de mucha responsabilidad. Y aunque el nivel de exigencia sea alto, es inevitable cometer errores.
Hemos reunido los 10 errores de los docentes más comunes para que evites caer en ellos:
1. Poner foco en el resultado y no en el proceso
Muchos profesores novatos y veteranos se centran exclusivamente en evaluar a sus alumnos con exámenes, sin tener en cuenta otros instrumentos de evaluación que no se focalizan tanto en el resultado.
Esto es algo que con el tiempo cobra valor el proceso del aprendizaje más que el resultado. Desde ELE Internacional aconsejamos que analizar qué ha aprendido el alumno en ese camino y no obsesionarse con una nota final.
2. No escuchar activamente a tus alumnos
Parece algo simple, pero no es así. Es una realidad que pocos profesores escuchan a sus alumnos. ¿Cuántas veces se mira a un estudiante sin prestarle atención a sus palabras de forma activa. Se debe realizar también manteniendo el contacto visual.
La escucha activa está relacionada con la empatía, es decir, entender la situación de cada uno en su contexto. Eso es clave para motivarlos en su proceso de aprendizaje.
3. Querer crear alumnos perfectos
Cuando se evalúa con exámenes se busca la perfección. El perfeccionismo no debe ser el objetivo del aprendizaje, más bien hay que crear alumnos excelentes que puedan desenvolverse eficazmente en el mundo laboral.
4. Sancionar antes que mediar
¿Por qué recurrir al castigo sin darle una oportunidad al diálogo? Con la mediación se intenta buscar soluciones, aunque sea una vía más larga que la sanción. Sin embargo, con la sanción no se le da opciones a los alumnos. Este no es un método de rapidez en la corrección, sino que puede provocar frustración y bajo rendimiento a largo plazo.
5. El silencio no siempre es bueno
El silencio es importante en el aula para escuchar al profesor. Esto demuestra disciplina y respeto. Abusar de este silencio significa que es el profesor el que únicamente habla, de forma unidireccional, a sus alumnos, sin dejar oportunidad a que ellos opinen y participen.
Sin duda, es necesario en clase el debate, que fomente la crítica y la autoreflexión. Es primordial conseguir que los alumnos empiecen a tener confianza en sí mismos y pierdan el miedo a hablar la segunda lengua.
6. Formular preguntas que no invitan al debate
Otro de los errores de los docentes es formular preguntas cerradas, es decir, aquellas donde sus respuestas son “sí” o “no”.
¿Por qué en lugar de esto no formulamos preguntas que inviten a los alumnos a dar su opinión?
7. Explicar VS enseñar
Cuando un docente explica o da un discurso, este lo hace de forma unidireccional y pasiva, es decir, el profesor es el protagonista del proceso. ¿Por qué no darle la vuelta a esto?
Empieza por que el alumno sienta que es el protagonista. Lanza preguntas en lugar de dar respuestas, fomenta la cooperación y no el individualismo, genera debate y no aburras con tu discurso.
8. Seguir los procesos de una educación lineal
Existe el concepto de una educación emocional. Esto quiere decir que, al dejar que nuestros alumnos se expresen y muestren sus emociones, se observará una conexión entre el intelecto y las emociones.
Debemos enseñar en base a la inteligencia emocional, es por eso que hemos dedicado un post en nuestro blog completamente a esta cuestión. ¡No debes perdértela!
9. No usar las TIC como una herramienta complementaria
Pensar que las herramientas digitales son una pérdida de tiempo no te ayudará nada en tu camino como docente.
Gracias a la gamificación en el aula y otras herramientas online que están a tu alcance verás cómo tus alumnos aumentan su motivación.
10. Dar más prioridad a memorizar en exceso que a aprender destrezas y habilidades
El objetivo del docente debe ser crear alumnos resolutivos con un espíritu crítico e independiente y que sean capaces de enfrentarse a los problemas. Para ello, se debe priorizar el saber hacer antes que el saber (memorizar definiciones, fechas y conceptos).
Este contenido ha sido publicado originalmente por eresmama.com y eleinternacional.com
Muy interesante lo que nencionan sobre cómo debe ser un buen Maestro, y cuáles son los errores más comunes.