Maestros al servicio de la educación

[MARCELO PAYACAN] EDUCACIÓN, SOCIEDAD Y DEMOCRACIA, DEUDA DE LA FORMACIÓN ACTUAL

Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú.
Donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú.
Donde haya un esfuerzo que todos esquivan, hazlo tú.
Sé tú el que aparta la piedra del camino.

Gabriela Mistral (1889-1957)

La necesidad de formar ciudadanos democráticos, para sociedades democráticas

El presente escrito pretende explorar temas tan simples y complejos a la vez, como persona y sociedad, democracia y educación. La liviandad que muchas veces se aborda estas temáticas, hacen que la perspectiva de los requerimientos sociales en democracia se vean sesgados por la falta de una formación en y para la democracia. La vida en una sociedad libre requiere de una formación sociopolítica y cultural, que brinde una contundente opinión pública, crítica, autónoma y plural. Con ciudadanos activos, informados y defensores en el ejercicio de sus derechos y deberes. Este concebir social se ampara en el pensamiento de que sin demócratas no existe la democracia.

Demócrata es cualquier persona comprometida con la igualdad civil (respeto público por las personas en su carácter de agentes éticos). Por lo tanto, no necesariamente los demócratas han asumido ese compromiso en virtud de su identificación con otros; podrían sentirse comprometidos porque creen que todas las personas merecen respeto como igualdad civil. Sin embargo, algunos partidarios de la democracia se comprometen a esos principios debido a su identificación con otras personas. (Gutmann, 2008, pág. 56)

Uno de los pasajes más excepcionales que trae consigo la vida, es encontrarle sentido a la propia existencia. Si bien es cierto que la vida misma tiene un designio, corresponde a cada persona individualmente encontrarle un sentido propio, que le permitirá el júbilo por el tránsito en ésta. El sentido de la vida es atribuible al individuo, solo en ejercicio de ser persona. Personas formadas como resultado de múltiples contextos, patrones sociales y culturales.

La vida por sí sola, carece de sentido en la persona. El sentido está en la génesis que orienta una moralidad correlativa a su condición de persona, de la vida propia y en sociedad. El sentido de vida no viene manifestado al nacer, es la existencia misma quien le comunica a la persona su sentido, cuando ésta se desarrolla. Es decir, que es en el trayecto con sus semejantes, donde la persona halla un concepto universal del sentido de la vida, ya que no solo estará definido por lo que es, sino también por lo que ha dejado de ser.

Para muchas personas, la felicidad es lo que le da sentido a la vida. Una vida vale la pena solo cuando se llega al estado de felicidad. Las distinciones están en las definiciones de felicidad y en las formas de alcanzarla. Es en esta búsqueda de la felicidad, en todas sus formas, donde el hombre aunó fuerzas con sus pares para encontrarla. En esta comunidad de personas se organizaron, dictaron leyes, normas, se traspasaron valores, creencias y culturas, en definitiva se creó una sociedad. Esta forma civil de vivir no asegura la revelación del sentido de la vida, ese sigue siendo un quehacer individual e intransferible.

Hoy las sociedades en el mundo, están constituidas por personas. Individuos que mantienen objetivos en común, valores, una cultura y se rigen por las mismas leyes. Estos elementos unificadores forjan una convivencia sustentable en el tiempo. Pero ¿Cómo transfiere y perpetúa esos conocimientos, pasado histórico, cultura y valores la sociedad a sus nuevos integrantes?. La educación es una, o tal vez la única forma de asegurar esa transmisión generacional. Si bien la educación en un comienzo, se gestó en respuesta a la necesidad de formar y no de educar, hoy su propósito es otro.

…tan pronto como una comunidad depende en una medida considerable de lo que está más allá de su propio territorio y su propia generación inmediata, tiene que acudir al auxilio de las escuelas para asegurar la adecuada transmisión de todos sus recursos.(Dewey, 1967, pág. 28)

La educación actualmente tiene distintas finalidades de acuerdo al enfoque social que se le quiera dar, según sus ideales y posibilidades de acción. Entendiendo enfoque social como una visión teórica y conceptual de distintas perspectivas filosóficas y políticas, enfoques utilitarios para el entendimiento de las insuficiencias sociales y mejora de marcos éticos y políticas sociales específicas. Estas insuficiencias son consideradas como principios universales, que pasan a formar parte el sustento teórico y metodológico de las distintas intervenciones políticas ubicadas históricamente. Los enfoques sociales que se hace mención, son aquellos que se fundamentan –  en políticas de Estado –  en las necesidades humanas como concepto o categoría de acción y reflexión.

Construyendo una sociedad democrática desde la individualidad

Todas las perspectivas de educación debiesen coincidir en formar a personas libres, con elementos morales sólidos, con las competencias para transformar su entorno, con herramientas de progreso y desarrollo individual y social. Les concierne a los centros educacionales fortalecer de esta manera el capital social inclusivo de cada comunidad, en donde el proceso de educación es continuo, a largo plazo y no solo limitado a los centros formales de educación, sino que compete a toda la sociedad en su conjunto. Es en este proceso de formación integral y continuo que se pierde el eje humanizante que tiene la educación.

Pero aquí está la gran dificultad. Cada generación se inclina a educar a su juventud para salir delante de un mundo presente en vez de hacerlo con vistas al fin más propio de la educación: la promoción de la mejor realización posible de la humanidad como humanidad. (Dewey, 1967, pág. 107)

La educación tiene como función ser una parte del proceso de evolución que conlleva de ser humano a persona, siempre fortaleciendo su individualidad. Esta persona individual, debe ser un elemento constructivo para la sociedad donde está inserto, considerando el presente, comprendiendo la relación entre el pasado y su la trascendencia en el futuro. A la educación le corresponde formar a ciudadanos, con anhelos de superación, capaces de vivir y salvaguardar la vida en sociedad, con sus pluralidades y heterogeneidades. Es en esa sociedad diversa donde la democracia es el instrumento que asegura las condiciones y relaciones sociales que garantizan la igualdad y la participación.

Porque educar es creer en la perfectibilidad humana, en la capacidad innata de aprender y en el deseo de saber que la anima, en que hay cosas (símbolos, técnicas, valores, memorias, hechos…) que pueden ser sabidos y que merecen serlo, en que los hombres podemos mejorarnos unos a otros por medio del conocimiento. (Savater, 1997, pág. 111)

Los elementos que llevan a democratizar la educación, son de tipo instructivo, es decir formar para una vida en democracia, inculcando que no hay democracia sin demócratas, que las sociedades libres son el resultado de luchas y conquistas, siendo los centros educacionales ejes privilegiados en este documentar, ya que son en ellos donde mayor tiempo pasan los individuos.

Los esfuerzos de este tipo de educación, apuntan a integrar valores de igualdad y libertad, asimismo de generar competencias en: actitud crítica y autocrítica, veracidad, respeto a la diversidad y participación social. Esta fusión epistémica de valores y competencias, tiene como fin último, el de menguar las desigualdades sociales existentes y que están reflejadas en los sistemas educacionales. La formación democrática ambiciona desarraigar los elementos que crean disimilitudes, para ello debiese emplear medidas pedagógicas que tomen los principios de igualdad, acceso equitativo a bienes sociales, y de libertad, participación libre de todos los integrantes de la comunidad.

Cuando utilizo el término democracia, lo uso para significar un compromiso político con la igualdad civil de todos los individuos. Una democracia también puede ser, e idealmente debería ser, una democracia deliberativa, que brinde oportunidades a sus ciudadanos, para que deliberen sobre contenidos de la justicia democrática y para que definan lo que mejor entiendan por justicia en cualquier momento dado.

Una democracia justa, en consecuencia, respeta la capacidad de acción ética de las personas, y dado que éstas son la fuente última de valor desde el punto de vista ético, el respeto por la capacidad de acción ética es un bien fundamental. (Gutmann, 2008, pág. 45)

Al hacer una inflexión en los elementos, ya mencionados como eje de este escrito – personas y sociedad, educación y democracia – es necesario vincular educación democrática y persona. Es en este proceso de socialización de la persona como elemento primordial de la sociedad, que emerge la educación como un derecho inalienable del hombre, como una herramienta social a manera de transmisor. Este tipo de formación busca la felicidad y el bienestar por medio de la potenciación y desarrollo del progreso individual y colectivo.

  1. Biografía.
  2. Democracia, política y políticos.
  3. Educación democrática cómo agente generador de cambios.
  4. Manipulación de la educación.
  5. La educación democrática como afianzador de la libertad e igualdad.
  6. Centros educativos como formador de ciudadanos democráticos.
  7. Conclusión.
Autor: Marcelo Payacan.
Chile.
Profesor de Estado para la Educación Técnico profesional.
[email protected]

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