Los padres autoritarios son padres tóxicos que someten a sus hijos a exigencias extremas según sus ideales, apreciaciones y maneras de ver la vida, sencillamente porque ellos consideran, son las más certeras. Estos seres tienden a no prestar mucho asunto a las necesidades emocionales o el deseo de sus pequeños, sobre todo si van en contra de sus dogmas. Toda vez que conciben algo, demandan que se cumpla como si fuera una ley.
Los padres autoritarios tienen un precepto: Tienes que hacer esto, sentir, ser y pensar de esta manera porque así lo digo yo; slogan que como consecuencia convierte a los niños en seres dependientes, sumisos, complacientes, de baja autoestima y poca confianza en sí mismos.
Si crees que ser una madre y un padre autoritario es inculcar disciplina, respeto y buena educación a tu hijo… te equivocas por completo. Quédate con nosotras para que sepas por qué.
A continuación compartimos con fines educativos la publicación del Portal educativo Guía Infantil, donde Borja Quicios, realiza un importante análisis sobre la conducta de los padres dictadores. Esperamos que el siguiente material sea de utilidad para la comunidad docente.
Padres autoritarios con sus hijos
Los padres que utilizan el estilo autoritario en la educación de sus hijos dejan de lado las necesidades emocionales de los más pequeños. La comunicación entre padres e hijos en el estilo autoritario es muy escasa. Los adultos no saben cómo ponerse al nivel de los pequeños para poder hablar y mantener una conversación. Por eso, los padres autoritarios dejan de lado la negociación y se centran en la imposición de reglas establecidas por la ley del “porque lo digo yo”.
Los padres autoritarios al no centrarse en las necesidades emocionales suelen ser poco afectuosos con sus hijos por lo que ejercen alta presión sobre ellos para que asuman responsabilidades y son muy exigentes con todo lo que los pequeños hacen.
Cómo aparece el estilo autoritario de padres a hijos
La utilización de este tipo de estilo educativo se puede deber a diversas razones:
- El modelo de toda la vida. El estilo autoritario se suele dar en padres que también tuvieron unos padres que fueron autoritarios con ellos. Repiten por imitación el estilo que utilizaron sus padres con ellos cuando eran pequeños porque están convencidos que funciona; con ellos sí lo hizo.
- Complicaciones en otros aspectos de la vida. Puede pasar que en el entorno laboral o en la relación con la pareja se den niveles altos de estrés. Debido a esto se tienen que manejar momentos tensos e irritables de manera constante que hace que los adultos se vuelvan intolerantes a las demandas de los hijos cuando ejercen su rol de padres. Ante las “malas” conductas o el bajo rendimiento académico de los pequeños que se suman al estrés acumulado, los padres ven como una posible solución en el control, ser rígido, exigente e inflexible, que son características del estilo autoritario.
- Proteger al niño. Los padres autoritarios son exigentes con sus hijos. Para que los pequeños cumplan de manera óptima con todas sus responsabilidades los padres ejercen un elevado control que le lleva a sobreproteger al niño sin dejarles experimentar por ellos mismos. Los padres creen que gracias a este control al niño se le protege de conductas no apropiadas, de las malas influencias, de las malas decisiones ya que se considera que el niño no tiene la capacidad de poder hacerlo.
Consecuencias del estilo autoritario de los padres
El reto de todos los padres es la de ejercer autoridad positiva en sus hijos para que crezcan siendo felices, seguros de sí mismos, curiosos, independientes, respetuosos, etc. El problema es que muchas veces al buscar esta autoridad y debido a diferentes motivos se llega a la antigua figura de padre autoritario de otras épocas y causando el efecto contrario:
- Provocando inseguridad. Las altas expectativas que tienen los padres sobre los niño provocan en los pequeños excesivo nerviosismo, malestar e incluso ansiedad provocados por querer satisfacer siempre a los padres.
- Baja autoestima. La inseguridad les provoca un concepto pobre de sí mismos.
- Poca inteligencia emocional. Los niños no aprenden a gestionar sus emociones. Pasan directamente por los extremos: o siente un odio y una rabia profunda por sus figuras paternales o todo lo contrario, son sumisos.
- Mala toma de decisiones. Los niños no tienen autonomía para poder escoger lo que quieren hacer. Deben de cumplir los objetivos que los padres les han impuesto. Debido a esto no tienen la oportunidad de ser independientes y de aprender las habilidades que hacen posible que puedan resolver sus propios conflictos
- Puede causar malestar y enfermedad. El estar bajo la presión de padres excesivamente exigentes día a día puede provocar que los niños estén bajos de defensas y estar expuestos a enfermedades, e incluso a tener depresión.
- No tener competencias sociales. El ser demasiado autoritario puede crear un miedo irracional en los niños a hablar con sus padres, comentar cualquier cosa, tener miedo a equivocarse. Esto hace que los niño no desarrollen las habilidades sociales necesarias para relacionarse en el futuro
Este contenido ha sido publicado originalmente por GUÍA INFANTIL en la siguiente dirección: guiainfantil.com