Maestros al servicio de la educación

La autoridad, el respeto y la obediencia en la casa y en la escuela (III Parte)

Al iniciar esta tercera parte, quizá conviene recordar la etimología de la palabra autoridad. “El verbo latino augere (aumentar, hacer crecer) devela su centralidad en el campo de una educación concebida como relación interpersonal favorecedora de un despliegue hacia la mejora”. Sabemos que los niños y jóvenes crecen con referentes de comportamiento y lo manifiestan en su convivencia familiar y escolar. Los padres de familia y los profesores (sin ignorar la influencia de los “héroes” que proponen los medios de comunicación) son los primeros modelos de referencia de mayor trascendencia en sus vidas. Son los que orientan “la actividad del niño hacia un proceso de desarrollo paulatino, utilizando el razonamiento y la negociación como estrategias para alcanzar estados que faciliten su integración plena en el entorno social”.

Quienes crecen (desde los primeros años) en una familia y una escuela donde hay normas y valores compartidos, aprenden a distinguir las conductas socialmente propias o impropias, a hacer respetar las reglas y dar el ejemplo, a tener autoestima y no permitir ser humillados, a considerar al otro como sujeto de estima y no lastimarlo, a no ser autor, cómplice o indiferente ante las injusticias.

Los medios de comunicación son una de las causas que podrían influir perniciosamente en el cuestionamiento y/o enfrentamiento con los valores éticos que conciernen a las relaciones interpersonales en la familia y en la escuela, sobre la autoridad, el respeto y el cumplimiento de las normas de convivencia. Los medios de comunicación no tienen interés en orientar en el uso responsable de la libertad, de “los valores morales acerca del deber o los imperativos normativos, porque se resalta que el espectador, y en especial los jóvenes, se hallan en clara indefensión ante la dificultad de encontrar valores de referencia incontrovertibles (crisis de valores, relativismo de los valores)”. A esto se suma la información escrita y audiovisual incontrolada del internet. De aquí la importancia de la familia y de la escuela, unidas en la tarea educativa, quienes tienen la responsabilidad de educar a los niños y jóvenes este tema no puede ser tratado a su antojo o parecer.  Cf LA VIOLENCIA EN LA ESCUELA A TRAVÉS DE LA PRENSA ON–LINE.

La clave de la aceptación del respeto, la autoridad y la obediencia como un beneficio humano, individual y social, está en la formación, en la cultura y en el cultivo del espíritu. Como sostiene en su su video sobre la autoridad y la inteligencia Yokoi Kenji , y que pueden visualizar en: LA AUTORIDAD, EL RESPETO Y LA OBEDIENCIA EN LA CASA Y EN LA ESCUELA (I PARTE).

Todas las figuras de autoridad que son vistas con menos respeto, no es culpa de los niños y jóvenes, sino de la misma sociedad, según Rafael Jacinto, profesor de Tecnología en el Instituto Miguel de Cervantes (Madrid, España), porque «hay una significativa desorientación en los valores, hay menos respeto y este es un valor fundamental» como lo explicamos en SI LOS PADRES NO VALORAN LA FIGURA DEL PROFESOR LOS NIÑOS TAMPOCO LO HARÁN

[socialpug_tweet tweet=»Los niños y adolescentes necesitan ajustar emocional y reflexivamente “las figuras de autoridad con sus deseos de autonomía y reafirmación de su yo”, con un examen personal…» display_tweet=»Los niños y adolescentes necesitan ajustar emocional y reflexivamente “las figuras de autoridad con sus deseos de autonomía y reafirmación de su yo”, con un examen personal (y mejor si es acompañado por sus padres y maestros), para verificar “si el rechazo a la autoridad está justificado y va en sentido de una verdadera autonomía que se acompaña de una prisa en el deseo de responsabilidad o, por el contrario, si se reduce a una oposición principalmente fundada bajo el sentimiento de incomprensión o de ser injustamente privado de cualquier elección, de ser controlado, dominado por otros, de no poder realizarse o de no abandonar su sitio”.»]

De este análisis y una toma de decisión personal dependerá la madurez de las relaciones con los padres, los profesores y sus compañeros. Comportamiento que luego se reflejará en su vida adulta.

En medio de este aparente caos sobre la importancia de la autoridad, el respeto y la obediencia, en la educación, no es muy difícil encontrar una noticia que va siendo “pan de cada día”: la agresión a los profesores. En no pocos lugares el alumno puede insultar y no pasa nada y si el profesor le dice cualquier cosa, las consecuencias pueden llegar hasta la cárcel. “Hay una sobreprotección al alumno que no existe hacia el profesor”, afirma el profesor Jorge Mateu catedrático de la Universitat Jaume I (España). QUÉ HACER FRENTE A LAS AGRESIONES A DOCENTES.

¿Cuál es el origen de este problema? Para algunos estos problemas tienen su origen en la falta de respeto hacia la autoridad paterna. En este tipo de situaciones se genera una confusión en los niños y jóvenes, pues en el seno familiar “donde perciben que sus padres son permisivos, el colegio no lo es, convirtiéndose este en una institución tirana y torturadora; ante esto los hijos y sus padres suelen adoptar la posición de víctimas, lo que se convierte en una excusa para no cambiar los comportamientos perturbadores”.

El Portal BEKIA PADRES, nos dice que “es tarea de los padres enseñar a sus hijos que “habrá personas que no les caigan bien o con quien no compartan opiniones, pero el respeto siempre ha de imperar por encima de todo…”. En el caso de un profesor, hay que enseñarles a los niños y jóvenes que, aunque este no les caiga bien o no encaje con su personalidad, hay que hacerle caso en sus lecciones y sus orientaciones, pues eso es lo que verdaderamente importa y lo que se espera de un profesor. Y será el profesor, como adulto, quien siempre tendrá claro cuál es su rol y su función en una clase; mientras que los estudiantes, puede ser que esto no lo tengan tan claro, porque saber separar el sentimiento por una persona con su desempeño profesional es característico de la vida adulta y algo sobre lo que se cimientan la mayoría de las relaciones sociales. INCULCAR EL RESPETO POR LOS MAESTROS.

El pedagogo José Antonio Marina sostiene que se debe “ejercer la sana autoridad dentro del hogar y en la escuela, porque los niños y jóvenes necesitan límites, normas y ejemplos que les permitan organizar su vida y orientar sus relaciones con otros seres humanos. Quien en su infancia no fue motivado a tomar sus propias decisiones y asumir, según se edad, sus consecuencias, será presa fácil de hacer lo que hace o determina el grupo: y si el grupo es malo, aquí hay un grave problema que la escuela no puede solucionar”. LOS NIÑOS SÓLO NECESITAN TRES COSAS: TERNURA Y CARIÑO, LÍMITES, COMUNICACIÓN.

El Blog La Guía, con relación al  respeto al profesor afirma que, será el profesor quien con paciencia, pero con firmeza, debe estar preparado para explicar, tanto a sus estudiantes como padres de familia, no solo con palabras sino con su propio ejemplo, y que puede defender sus derechos y sus ideas sin violencia; “y aceptando que en muchas de las relaciones humanas, para que exista orden y armonía se impone una jerarquía (autoridades de gobierno-ciudadanía; padres-hijos; docentes-alumnos, jefes-empleados) pues siempre debe haber alguien que marque el camino, por supuesto dentro de los límites de no avasallar los derechos de quienes están a su cargo”. cf EL RESPETO HACIA EL DOCENTE.

Hoy existen abundantes teorías y críticas relacionadas con la educación, la autoridad, el respeto, la obediencia, la disciplina, … (y ¡cuántas frustraciones se esconden detrás de algunas opiniones!). Nuestros estudiantes necesitan crecer guiados por educadores cuyos roles son claros y aceptados, son autoridades queridas, respetas y escuchadas, porque les proporcionan recursos emocionales y actitudinales que los prepara y desarrolla sus competencias sociales de convivencia positivas. LA AUTORIDAD, EL RESPETO Y LA OBEDIENCIA EN LA CASA Y EN LA ESCUELA (II PARTE).

El verdadero maestro no se preocupa casi de la disciplina. Los estudiantes lo respetan y lo escuchan, sin que su autoridad necesite jamás acogerse al reglamento ni ejercerse desde lo alto de un estrado. En la biblioteca, en el claustro, en el patio de la Universidad, rodeado familiarmente de sus alumnos, es siempre el maestro. Su autoridad es un hecho moral” (José Carlos Mariátegui).

REDACCIÓN WEB DEL MAESTRO CMF



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