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Huérfanos digitales: preocupante falta de formación

En este artículo nos dice Manuel Moreno, experto en nuevas tecnologías, que es muy recomendable a los padres “instalar programas de control parental, fomentar un uso educativo y moderado de la Red y establecer una relación de confianza con los adolescentes para conocer sus hábitos” online, de una manera no intrusiva.
Como profesores, debemos propiciar el diálogo sobre este tema con nuestros padres y estudiantes, nos es importante conocer el uso y los medios de control de los servicios digitales por parte de nuestros estudiantes. ¿Cómo enfrentamos este desafío?

Veamos algunas estadísticas: los usuarios, muchos de ellos niños y adolescentes, descuidan su seguridad a la hora de tener presencia en los servicios digitales, ya que sólo el 13% (de los encuestados) hace uso de passwords considerados seguros, es decir, aquellas que se componen de letras, números, mayúsculas, minúsculas y caracteres especiales; el 32% de los jóvenes pasa más de tres horas diarias en esos mundos virtuales; el 80% de los niños de 12 años ya tiene un terminal propio; el 63% ha contactado alguna vez por internet con alguien que no conoce, y el 71% de los usuarios asegura saber qué son las «cookies» y cuál es su función, entre otros porcentajes que escribe el Licenciado J.M. Sánchez, en su artículo en ABC (España) y que compartimos con fines educativos – pastorales. Declara que su objetivo “es concienciar a los padres y profesores en la necesidad de formarse y comprender el entorno digital en el que se mueven los adolescentes”– Concluye con un “decálogo con recomendaciones esenciales que nos ayudarán a protegernos mejor en el uso de las nuevas tecnologías”.

¿Les parece necesario conocer sobre este tema? ¿Cuántos padres de familia conocen la “navegación” de sus hijos en internet? ¿Qué diferencia hay en el uso del internet en cabinas, en el propio hogar, en la casa de los amigos y en la escuela? ¿Existe en su escuela una política de orientación sobre esto?

Internet, niños y el nuevo mundo: cuando existe una falta de madurez digital

Pese a la pedagogía y el aumento de la concienciación ciudadana, el 77% de las personas sigue utilizando contraseñas inseguras, mientras se estima que más de un millón de adolescentes españoles están en riesgo de sufrir adicción.

Hace menos de treinta años la World Wide Web era una completa desconocida. Tardó un tiempo en alcanzar el punto de madurez para que este sistema de distribución cambiara las reglas del juego de industrias y se convirtiera en una revolución social. Con internet en todas las esquinas, hoy en día muchos de los usuarios siguen descuidando su seguridad a la hora de tener presencia en los servicios digitales, y muchos de ellos niños y adolescentes que contemplan a los teléfonos móviles inteligentes como su principal forma de entretenimiento actual.

Aunque nacieron con la explosión de internet, gran parte de la población menor de edad desconocen algunos riesgos de determinados servicios de internet y descuidan, sobre todo, sus contraseñas. Puede que más de uno piense, querido lector, que se trate de un debate algo ya superado. Pero no. Diversos estudios consultados confirman que gran parte de los internautas siguen utilizando métodos inseguros. Según datos de la firma de seguridad S2 Grupo, el 77% de los usuarios reconocen utilizar contraseñas «débiles» conformadas por letras, números o la combinación de ambas y sólo el 13% de los encuestados hace uso de passwords considerados seguros, es decir, aquellas que se componen de letras, números, mayúsculas, minúsculas y caracteres especiales.

Una contraseña robusta sigue siendo un misterio

Los datos son preocupantes. El 42,7% de los usuarios utiliza la misma contraseña para todo y sólo el 31% dispone de una diferente para cada entorno, un comportamiento que puede poner en riesgo su seguridad. Pero hay más. Pese a las reclamaciones de los expertos, el 56% de las personas asegura no cambiar nunca sus contraseñas y utilizar las mismas desde hace años. Sólo cerca del 18% las cambia mensualmente y en torno al 13% las renuevan anualmente. Un escenario que, ante un conflicto, puede dejar abierta las puertas de par en par ante posibles ataques de ciberdelincuentes.

«Todavía hay una tendencia muy amplia a utilizar contraseñas poco seguras, por lo que es necesario impulsar un uso responsable y protegido en entornos online. Usar este tipo de contraseñas significa quedar realmente expuestos a la posible acción de un hacker que podría acceder a nuestros dispositivos o cuentas inutilizándolos o robándonos información, por ejemplo, lo que puede ser especialmente grave en el caso de los menores de edad», señala en un comunicado José Rosell, socio-director de S2 Grupo.

Internet como forma de vida

Además de los conflictos relacionados con la seguridad informática, en un momento en el que la llamada ciberguerra mundial ya ha dado comienzo enfrentando a diferentes potencias entre sí, existe una relación en el uso y control de los servicios digitales por parte de los consumidores. En otro informe, elaborado por el comparador Kelisto, se estima que en España hay casi un millón de adolescentes (967.454 españoles entre 12 y 18 años) que están en riesgo de sufrir adicción a internet. En la actualidad, se cree que unos 50.000 de ellos no pueden abandonar ni un día el hecho de tener presencia en alguna de sus redes sociales favoritas. Es más, se calcula que los jóvenes (el 32% de ellos) pasa más de tres horas diarias en esos mundos virtuales.

Los expertos creen que hábitos como no planificar el tiempo frente al ordenador o pasar demasiadas horas jugando o consultando sus perfiles son signos de adicción. El escenario en el que nos movemos implica, sin embargo, poner la lupa sobre la madurez digital de muchos de ellos, máxime a que muchos de ellos (la mitad, según algunos estudios) recibe su primer modelo de «smartphones cuando todavía tienen 10 años. Se estima que el 80% de los jóvenes (con edades comprendidas en torno a los 12 años) ya tiene un terminal propio.

¿Quiere decir eso que están demasiado expuestos? Bien, habrá que extremar las precauciones, pero en muchos casos sus hábitos ponen en alerta comportamientos inseguros. Se calcula que el 63% -según el mismo informe- de los adolescentes ha contactado alguna vez por internet con alguien que no conoce, mientras que el 45% de ellos ha llegado incluso a quedar cara a cara con esa persona.

«Para evitar este tipo de situaciones, es muy importante que los padres adopten una actitud proactiva en cuanto a la educación online de sus hijos y que tomen medidas para supervisar, de una manera no intrusiva, el uso que hacen de internet. En este sentido, instalar programas de control parental, fomentar un uso educativo y moderado de la Red y establecer una relación de confianza con los adolescentes para conocer sus hábitos de conducta online son algunas medidas fundamentales para garantizar su experiencia en Internet», manifiesta en un comunicado Manuel Moreno, experto en nuevas tecnologías y redactor jefe de Kelisto.

La necesidad de comprensión de padres

Por el contrario, en el libro «Los Nativos Digitales no Existen» (Deusto) se aborda la problema desde otra perspectiva. Según se describe en sus páginas, aunque gran parte de la población adolescente tiene presencia en redes sociales y utiliza las nuevas tecnologías continuamente, la gran mayoría son incapaces de utilizar este tipo de plataformas desde una perspectiva de seguridad. «A los nacidos en la era de los noventa se les ha puesto una etiqueta de nativo digital y que está asociada a una competencia que no tienen», reconoce a este diario Susana Lluna, coautora del libro junto a Javier Pedreira «Wicho».

«Queremos concienciar a los padres que en casa no tienen superhéroes [por sus hijos] que saben controlar todos los dispositivos», recalca, porque -según indica esta experta- los menores no cuentan con grandes habilidades para hacer frente a algunas tareas como saber adjuntar un archivo o el funcionamiento de algunos servicios digitales. «Los sacas del uso corriente y superficial de un smartphone o de Instagram o YouTube y no saben; no tienen conciencia de acerca de cómo va a repercutir en su identidad digital, del nivel de seguridad, tampoco de las ventajas que le pueden sacar», manifiesta Lluna.

El objetivo de este compendio de artículos elaborados por diversos expertos en la materia es concienciar a los padres y profesores en la necesidad de formarse y comprender el entorno digital en el que se mueven los adolescentes. Y es que, según se recoge en sus páginas, los llamados «nativos digitales» no se trata de una generación especialmente dotada de conocimientos, habilidades o intereses en lo que al uso de las llamadas nuevas tecnologías se refiere. Tal vez, más bien deberíamos hablar de huérfanos digitales con una preocupante falta de formación.



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