El profesor Francesco Tonucci es un referente a la hora de pensar acerca de la educación en la etapa infantil. “porque si hay algo que este educador y dibujante italiano ha dado testimonio a lo largo de su vida es precisamente cómo pensar y diseñar estrategias de escucha y participación para las niños y los niñas”. Es un ferviente defensor de reestructurar nuestras calles y parques, para que sean “más inclusivas y menos adultocéntricas”; y se adapten a las necesidades de los niños.
En una entrevista por Zoom concedida por el profesor Francesco Tonucci a Matías Loja para La Capital (Argentina) desde su hogar en Italia, dialoga sobre la pandemia, la escuela y el “ambiente urbano contaminado y enfermo”, la tarea docente, los juegos, sus proyectos y otros temas educativos que se resumiríamos en: “nuestra sociedad necesita una nueva sensibilidad hacia la infancia”.
Estamos seguros que este artículo, y el video, así como otras publicaciones cuyos enlaces anotamos, nos pueden ser útiles en nuestra formación permanente y para enriquecer sus mensaje con el diálogo comunitario.
“Este año Tonucci además está de festejos, ya que se cumplieron 30 años del nacimiento del proyecto La Ciudad de los Niños, que arrancó en su Fano natal. Como si fuese ayer recuerda ese 27 de mayo de 1991, cuando esta ciudad de la costa del mar Adriático aprobó la iniciativa, el mismo día que el Parlamento italiano ratificó la Convención sobre los Derechos del Niño”.
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MATÍAS LAJO: Si tuviese que sintetizar qué es hoy La Ciudad de los Niños, ¿qué podría decir?
FRANCESCO TONUCCI: “Yo he hecho una propuesta que me parecía de sentido común, pidiendo que la ciudades tuvieran en cuenta las necesidades de todos, hasta los últimos, los más pequeños. […] Los que entienden lo que compromete tienen prudencia, temor o miedo para adherirse, porque hacerlo es ponerse en muchos problemas, tareas y contradicciones. Es un proyecto que pide a los adultos mirarse en el espejo de la infancia y reconocer que estamos equivocados. […] significa adecuar la ciudad a las necesidad de los niños, de las niñas y de todos los ciudadanos, sin perder a nadie. […] Después de la guerra la ciudad se ha reconstruido a medida de un ciudadano particular: el varón adulto y trabajador”.
MATÍAS LAJO: … ¿Es un desafío pensar una ciudad de los niños para ellos?
FRANCESCO TONUCCI: “Hay una crisis general de la ciudad. La escuela es un lugar de crisis, porque niñas y niños se aburren en la escuela. O se enferman de escuela. Significa que viven mal esta experiencia que debería ser relajada, interesante y hasta entusiasmante. […] pedimos que los niños participen, porque la estrategia del proyecto es la participación, que se puede manifestar de varias maneras, como el Consejo de los Niños.[… porque] tienen derecho a expresar su opinión cuando se toman decisiones que los afectan. […] Los niños son sensibles indicadores ambientales. […] Esto tiene mucho que ver con el juego. Hoy es un momento especial de crisis la imposibilidad para los niños de jugar. Lo digo dándome cuenta de lo grave de lo que estoy diciendo. Impedir a niñas y niños el juego significa impedirles la experiencia más importante de la vida.[…] el juego necesita autonomía. […] Libres de compromisos, de deberes, de escuela y de un control directo de adultos. El juego no soporta el acompañar, el vigilar y el controlar. Es una experiencia de libertad”.
MATÍAS LAJO: Pero muchas veces se plantea lo contrario: llenar de actividades a los chicos para que no se aburran.
FRANCESCO TONUCCI: “[…] Gracias a esta ignorancia de nuestros padres, inconscientemente pudimos aprovechar de esta gran experiencia. Hoy no podemos repetirlo por ignorancia, pero tenemos que conseguir que los padres lo entiendan por conciencia, por formación”.
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MATÍAS LAJO: Durante la pandemia publicó el libro “¿Puede un virus cambiar la escuela?”. Le traslado esa pregunta: ¿cuál es la respuesta?
FRANCESCO TONUCCI: “La respuesta es no. No creo que sea justo esperar un virus para cambiar la escuela. Si fuera así sería forzoso. Lo que es verdad es que quien quiere, quien lo desea, en este momento puede cambiar. Las condiciones ambientales son favorables al cambio. […] El virus ha sido una lupa que ha puesto en evidencia las lagunas de muchas cosas, y especialmente de la escuela. […] He tenido la suerte de conocer buenos maestros o simplemente conocerlos a través de sus obras, como Freinet, don Milani y Mario Lodi. No he tenido información que estos grandes maestros dieran clases o que dictaran tareas. Nunca. Con lo cual lo que había era una escuela ya condenada y que se conservó de forma virtual.
MATÍAS LAJO: Es un debate que va más allá de la discusión entre virtualidad o mayor presencialidad.
FRANCESCO TONUCCI: “[…] Cuando todo comenzó en marzo del año pasado lancé una invitación a los intendentes de nuestras ciudades para que se convocaran los Consejos de Niñas y Niños de forma virtual. Utilizamos las mismas plataformas que utilizó la escuela para dictar clases y tareas, para escuchar a los niños. Hay una diferencia profunda. Pudieron expresar lo que estaban viviendo, cómo lo estaban viviendo y sufriendo. […] Rechazaron totalmente la propuesta escolar, denunciando que la escuela no les gustaba porque faltaba lo que más les interesaba, que era el contacto con sus compañeros y docentes, pero les gustó mucho encontrarse en estos consejos donde podían hablar entre ellos, participar, expresar opiniones y discutir. […] Por eso digo que la escuela, en el tiempo del virus, ha cambiado solo cuando ya había cambiado antes. Los buenos maestros siguieron haciendo una buena escuela, no hay dudas. Pero los que estaban acostumbrados a seguir un programa, un libro de texto y a usar cuadernos a rayas y cuadritos siguieron haciendo lo mismo. Un virus no cambiará a la escuela, así como no la cambiarán las buenas leyes. No se cambia a la escuela por intervenciones externas, la escuela se cambia si conseguimos tener buenos maestros. Si me garantizan buenos maestros yo no pido más, ni libros de textos, ni instrumentos especiales ni tecnologías, porque un buen maestro busca todo lo que necesita para hacer una buena escuela. Los buenos maestros siempre han utilizado todas las tecnologías disponibles, que no eran las informáticas de hoy. […]”.
MATÍAS LAJO: ¿Cuáles son las claves de ese buen maestro?
FRANCESCO TONUCCI: “[La ley] dice que la escuela es un lugar donde se exprime y se saca de adentro hacia afuera. Con lo cual el buen maestro no es uno que explica bien. Me gustaría decir que es uno que no explica nada, porque su papel es desarrollar, sacar, favorecer. Que cada una de las alumnas y los alumnos descubra cuál es su actitud específica. Ayudarlos a reconocer que nació para ser un investigador, un bailarín, un mecánico, un matemático, un poeta o un pintor. Gabriel García Márquez decía que cada uno de nosotros tiene un juguete preferido escondido dentro. A mí me gusta decir que cada uno de nosotros tiene una excelencia y hay que ayudar a descubrirla. Y después ofrecer —y este es el papel de la escuela y del buen maestro— los instrumentos adecuados para desarrollarla hasta el máximo de sus posibilidades. Esto dice la ley, por lo cual la escuela es el lugar de la excelencia, en el cual cada uno debe ser el mejor. Es evidente que no podemos esperar que lo sean todos en lengua o matemática. Sería absurdo e inútil, porque la sociedad no lo necesita. A menos que se acepte, y este es el tema más dramático, que la escuela no tiene nada que ver con la vida. Lamentablemente las investigaciones que tenemos demuestran que no hay ninguna relación entre el éxito escolar y en la vida. Los que han sido muy buenos alumnos no significa que sean ni buenos ciudadanos ni profesionales. Pero dejo a otros evaluar las consecuencias”.
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MATÍAS LAJO: … ¿le queda algún sueño por cumplir con las infancias?
FRANCESCO TONUCCI: “Seguir. Creo que es un proceso complejo. […] Nuestra sociedad necesita una nueva sensibilidad hacia la infancia, que es una manera para desarrollar una sensibilidad hacia todos. Cuando los niños hacen propuestas de intervenciones urbanísticas se hacen cargo de todos, de sus hermanitos más pequeños, de sus hermanos mayores, de sus padres, de sus abuelos, de los perros, de las plantas. La ciudad que los niños piensan es muy compleja y completa. Al contrario, la ciudad que hemos pensado los adultos ha llegado a ser solo para nosotros. […] Hemos pensado una ciudad exclusivamente para nuestras necesidades y al final la hemos hecho más adecuada para nuestros carros que para nuestros hijos. Y esto es muy dramático”.
Esta publicación solo ha tomado algunas preguntas y respuestas del diálogo entre Matías Lajo y el profesor Tonucci, además que anotamos que los resaltados en negritas son nuestros, por lo que les recomendamos leer la entrevista completa en este enlace: FRANCESCO TONUCCI: «IMPEDIR A LAS NIÑAS Y LOS NIÑOS EL JUEGO ES IMPEDIRLES LA EXPERIENCIA MÁS IMPORTANTE DE LA VIDA»
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REDACCIÓN WEB DEL MAESTRO CMF
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