La plataforma virtual UP WORTHY publica un artículo de Adam Mordeca, sobre la historia de Steve Ritz, uno de los finalistas del Global Teacher Prize 2015, quien, con sus estudiantes, necesitados de una mejor alimentación y con muchas carencias en la escuela, idearon la Máquina Verde del Bronx, que se convirtió en una fundación benéfica.
Compartimos este artículo traducido y publicado por GENIAL GURU, con fines únicamente educativos – pastorales, para conocer una alternativa muy singular ante el desafío educativo, y los logros de mejoramiento integral en una escuela de sur del Bronx (NY, USA).
ASÍ FUE COMO ESTE MAESTRO AUMENTÓ LA ASISTENCIA A CLASES DEL 40% AL 93%
El maestro del Bronx Stephen Ritz (uno de los diez finalistas del Global Teacher Prize 2015) poco se distinguía de sus compañeros hasta que su vida se estremeció con lo peor que le puede pasar a un padre: la muerte de su hijo.
La tragedia cambió mucho al hombre pero no lo quebrantó. Pronto Stephen tomó la decisión de enfocarse en ayudar a los niños de las familias más problemáticas de su barrio y empezó a enseñar en una escuela donde solo un 17% de los alumnos se graduaba con un certificado, mientras que los demás fallaban sus exámenes finales.
En la escuela reinaban la violencia, la pobreza, pero el problema principal era que había demasiados niños hambrientos. El 99% de los alumnos de Stephen necesitaban almuerzos gratuitos.
El Bronx pertenece a las regiones llamadas por los nutriólogos «desiertos alimenticios», lo cual significa que los habitantes no tienen oportunidad de conseguir comida saludable porque, por lo general, compran alimentos baratos en tiendas diminutas cuyo surtido está lejos de ser saludable, o consumen comida rápida.
Además de enfermedades físicas, la mala alimentación provoca también problemas psicológicos, especialmente si el niño no sabe si tendrá algo que comer hoy o no.
Un día a Stephen se le ocurrió una idea brillante. Todo empezó con un regalo que recibió una vez: una caja con bulbos de narcisos. La ocultó en el salón detrás del radiador temiendo que los niños, al descubrir los bulbos, empezaran a lanzárselas entre sí. Pronto los bulbos germinaron y se convirtieron en flores, y el proceso de su crecimiento impresionó mucho a los alumnos.
Stephen pensó: si a los niños les gustaron tanto los narcisos, seguramente les gustarán también otras plantas, por ejemplo, plantas comestibles. En otras palabras, los niños podrían cultivar sus alimentos justo en la escuela.
Así fue como empezó la fundación benéfica Green Bronx Machine, la cual les enseña a los niños y adolescentes las bases de una alimentación saludable, les da una oportunidad de aprender a cultivar sus hortalizas por su cuenta e incluso llevar la cosecha a casa para compartirla con sus familias.
Hoy en día, gracias a esta organización, no solo en el Bronx sino en toda Nueva York y otras ciudades de Estados Unidos fueron creados muchos jardines e invernaderos escolares. Esto les permite a los alumnos alimentarse mejor y también crea trabajo para los adolescentes. Además de esto, el rendimiento escolar de los pequeños jardineros creció notablemente, como también su asistencia. En el salón de Stephen creció del 40% al 93%, y todos sus alumnos lograron pasar sus exámenes finales.
Aquí está Stephen Ritz con su invento «pared verde» que ayuda a cultivar lechuga y otras hortalizas justo en el salón.
«Enseñarles a los niños a comer bien es responsabilidad del lugar donde más lo necesitan: la escuela. Y si también pueden llevar los frutos de su trabajo a casa para compartirlos con su familia, ¿qué puede ser mejor?».
Este contenido ha sido publicado originalmente por Genial Guru en la siguiente dirección: genial.guru | Foto de portada Stephen Ritz | Basado en material de upworthy.com