Por medio de esta publicación queremos compartir con Ustedes la reflexión que el P. Salvador León hace sobre la compasión cristiana, que en sus raíces significa “padecer con”: porque no es solo sentir “lástima por el dolor o la pena ajena, sino amar tanto al que padece que se padece con él”. No solo nos importan los demás, sino que los amamos. Algo que solo es posible a través de la virtud de la caridad cristiana.
Publicación relacionada:
Para los cristianos el amor al prójimo, se demuestra como compasión que “va más allá de la filantropía”, se traduce “en obras sinceramente dirigidas hacia el bienestar del otro, sin intereses de por medio ni cálculos políticos. Esto significa también que nuestra motivación no puede ser la ley del menor esfuerzo en el que evalúo que es lo mínimo indispensable que puedo hacer para aquietar mi conciencia…” cf ESTE VIDEO ME ACLARÓ LA DIFERENCIA ENTRE LA COMPASIÓN Y LA CARIDAD
“La compasión es fruto del amor. Es buena la compasión, y en la práctica vemos los eficaces resultados de la compasión de tanta gente que ama a sus hermanos y que hace algo por ellos.
Publicación relacionada:
El primer viaje apostólico que realizó el Papa Francisco fue a la isla de Lampedusa. En aquel doloroso escenario el papa lanzó gritos desgarradores: “Hemos perdido el sentido de la responsabilidad fraterna” [...] La cultura del bienestar nos hace insensibles a los gritos de los demás” [...] Hemos caído en la globalización de la indiferencia [...] No podemos seguir mirando hacia otro lado y seguir alimentando esa secreta ilusión de inocencia que nos permite vivir con la conciencia tranquila, pensando que la culpa es de otros”.
DIOS COMPASIVO | 5 MINUTOS DE FRAGUA #3 (04´ 08”)
La compasión no es algo abstracto o indefinido, sino que se hace creíble en los gestos. La mejor ilustración que Jesús nos ofrece es la parábola del buen samaritano (cf. Lc 10,25-37) Es la parábola de la compasión. Sólo si nos detenemos y contemplamos la realidad con ojos limpios, brotará la compasión. Los otros miran, pero no se dejan mirar, no escuchan la petición de un malherido, no se conmueven.
La compasión no brota de la atención a un código legal, ni de la reflexión sobre los derechos humanos; se despierta en nosotros cuando sabemos mirar de manera atenta y responsable a los que sufren. El samaritano se acerca, no da un rodeo, no pasa de largo, no se pregunta si tiene alguna obligación hacia aquel hombre. Se compromete: hace todo lo que puede para liberarlo de la muerte, aliviar su sufrimiento y restaurar su vida. Jesús termina la parábola con estas palabras: “Vete y haz tú lo mismo”
Sobran las grandes palabras, los grandes discursos, hacen falta gestos de consuelo y compasión. Sin compasión las palabras suenan a hueco. La compasión es la alternativa a la competición, a la lucha de todos contra todos. El proyecto compasivo de Jesús nos desafía para que seamos capaces de liberarnos del miedo y la parálisis de la autoafirmación “Sean compasivos como su Padre es compasivo” (Lc 6,36).
Ser compasivos es la única alternativa real para expresar cómo es Dios, y cómo nos ama”.
Agradecemos al P. Salvador León Belén CMF, por facilitarnos el texto del video 03 que ha preparado para La Fragua, y que nosotros compartimos desde la Web del Maestro CMF con fines únicamente educativos y de formación permanente de estudiantes, padres de familia y profesores interesados. También podría ser un material educativo para las clases virtuales y (cuando se tengan) las clases presenciales de Educación Religiosa.
Artículo recomendado:
En síntesis, desde la reflexión teológica y en particular cristiana se habla de la “misericordia empática”, que significa meterse en el lugar de los demás, hacerse cargo de la situación que viven ponderando sus sentimientos haciéndolo desde el amor." EL PAPA FRANCISCO, LA COMPASIÓN Y LA EMPATÍA
“A veces hay miedo de abrirse, pensando que se pierde la propia especificidad, pero cuando uno se arriesga para dar vida y generar el futuro no se equivoca, porque hace lo mismo que las madres. Y María es una madre que enseña el arte de encontrarse y de caminar juntos” (Papa Francisco, 24/10/2020).
REDACCIÓN WEB DEL MAESTRO CMF