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Pablo d’Ors: Estamos en un momento de mirar mucho hacia afuera y hace falta volver a casa, volver al interior

Decíamos en un artículo anterior que pedir a nuestros estudiantes silencio en el aula no es tan fácil, pues resulta (a veces) incómodo para algunos, comienza el aburrimiento, los propios pensamientos no son (en algunos casos) soportados o bien aceptados”; y quizá porque pedir “orden en el aula” para el desarrollo de las clases, es tomado (por no pocos profesores), como sinónimo de “silencio sepulcral”, de poder “escuchar el vuelo de una mosca”, de estar como ausentes, de no moverse, de tomar una actitud pasiva, … como estatuas. Hoy quisiéramos proponerles una reflexión sobre el silencio útil, provechoso, constructivo, rico, fecundo para crecer; del silencio para aprender a recibir los conocimientos y aprender a aprender reflexivamente.

María Montessori ya nos habló del Juego del silencio, como recurso pedagógico, para educar, para que nos nuestros estudiantes aprecien y valoren el silencio ayuda a reflexionar sobre sus errores, para mejorar su concentración, desarrollar la disciplina interna, mejorar el autocontrol y ejercitar la paciencia.

¿Conocemos y sabemos cuánto bien podemos sacar del silencio, como recurso personal y comunitario de aprendizaje? Sin la pretensión de dar recetas para responder a ésta pregunta; nos permitimos compartir, con fines únicamente educativos y de formación permanente, parte de la entrevista (de la versión digital) que hizo Lucía Blasco, para BBC Mundo en el encuentro de escritores y pensadores Hay Festival Arequipa 2019, al escritor Pablo d´Ors (Madrid, en 1963), con estudios en Nueva York, Roma, Praga y Viena. En 1991 fue ordenado sacerdote, y destinado a la misión claretiana de Honduras. Es profesor de Dramaturgia y de Estética Teológica en diversos centros superiores de España y de Argentina, y actualmente escribe y da conferencias.

El mayor éxito literario de Pablo d´Ors es …»Biografía del silencio», con 34 ediciones en varios idiomas, más de 170.000 ejemplares vendidos. Es un ensayo que trata de responder al interés en el mundo de la meditación. Afirma que «retirarse a meditar es fundamental para poder hablar del silencio», y que hoy “gracias fundamentalmente al mindfulness (la atención plena), se ha desvinculado de ese contexto religioso, pero realmente siempre existió esa vinculación”. Como educadores, consideramos que es bueno estar de acuerdo que debemos respetar las diferencias, y no acabar con ellas. “Eso ya no sería unidad, sino uniformidad. Y ese es el peligro de las dictaduras y de los sistemas totalitarios”. “No se trata de que todos hagamos lo mismo”.

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La publicación completa, de la entrevista, la encontrará en el enlace que colocamos al final de este artículo, y que sugerimos encarecidamente leer. Valoramos y apreciamos mucho que Usted esté leyendo esta parte. No son pocos los que están acostumbrándose a leer los titulares de los diarios en las esquinas, y marcharse.   Están con prisa, pero luego cuando tengan que responder en clase o en una reunión ¿sabrán decir que no conocen mucho del tema? Sólo intentamos que conozcan y que descubra cada uno si le es útil “el silencio como recurso de aprendizaje”, pues como dice el escritor Carlos Castaneda en su obra El lado activo del infinito: “Tienes que caminar con tus propios pies, en la dirección que señalan, para corroborar por ti mismo y vivir el conocimiento al que se refieren”. Dejamos anotado que no publicamos textualmente toda la entrevista, y que las cursivas y resaltados son nuestros.

«LA AVENTURA DEL SILENCIO» (Resumen Conferencia) (11´35”)

LUCÍA BLASCO: ¿Por qué buscamos tanto el silencio?

PABLO d’ORS: “La búsqueda del silencio se debe, en primer lugar, a una razón metafísica, de orden más antropológico: los seres humanos tenemos instintos y deseos, una sed, un anhelo profundo. Tú puedes tener tus instintos corporales y psicológicos cubiertos, pero siempre queda un fondo de búsqueda de plenitud. [..] El ser humano está hecho para el encuentro con lo profundo. La segunda razón es que, en este contexto contemporáneo, es evidente que hay mucho ruido, mucha dispersión, y el problema fundamental es la falta de atención y también de amor, porque amamos a lo que estamos atentos, como decía mi venerada Simone Weils. Estamos en un momento de mirar mucho hacia afuera, y hace falta volver a casa, volver al interior”.

LUCÍA BLASCO: ¿Lo necesitamos más ahora que nunca?

PABLO d’ORS: “Es una constante en el ser humano, pero hoy es más urgente, hay más estímulos externos y más dificultad. Hemos hecho el mito de la movilidad, del cambio, y meditar, al fin y al cabo, no es otra cosa que sentarse. En un mundo en el que todo se mueve, sentarse a meditar es una provocación. Occidente tiene este mito del pensamiento y de la acción: pensar las cosas y hacer, incluso hacer sin pensar, pero hacer. La propuesta que yo modestamente hago es: frente al pensamiento, la contemplación -no puede ser todo pensamiento, también hay silencio- y frente a la acción, la pasión. Con la pasión dejamos que las cosas nos afecten, nos toquen. Estamos muy acostumbrados a entregar, a dar, a actuar, a hacer… pero no tanto a recibir. La meditación es una excusa para aprender a recibir”.

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LUCÍA BLASCO: ¿Le tenemos miedo al silencio?

PABLO d’ORS: “Yo creo que nos aterroriza. Primero descubrimos que estamos muy inquietos, que tenemos un cierto desasosiego corporal, nos cuesta estar quietos. Luego descubrimos que tenemos un desasosiego mental, que tenemos muchas cosas en la cabeza, que nuestra mente es una jaula de grillos y que es muy difícil poner orden en ese caos. Pero después, si logras dominar en alguna medida esa inquietud corporal y ese desasosiego mental practicando la meditación, te encuentras con tus sombras, que es el inconsciente. El inconsciente sale a la luz en el sueño y en la meditación, y allí está todo aquello que es oscuro, que hemos desterrado porque no nos agrada. Si sale es para que tú lo mires y lo sanes, pero al hacerlo te fastidia. Y lo más normal es huir”.

LUCÍA BLASCO: ¿Es difícil meditar?

PABLO d’ORS: “Yo suelo decir que meditar no es fácil, pero es sencillo. […] tenemos una gran resistencia a entrar en nuestro interior, no estamos habituados. […] es que hay mucha turbulencia, y afrontar esa turbulencia es toda una aventura. En realidad, la meditación es un espejo de la vida; así como tú eres, así meditas. Si te pones muy nervioso meditando es que en general te pones muy nervioso ante la vida. Se trata de ver si somos capaces de mirar al espejo”.

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LUCÍA BLASCO: ¿De qué sirve realmente mirarse en ese espejo?

PABLO d’ORS: “Es importante porque si no nos miramos no nos conocemos. Y si no nos conocemos, no podemos amarnos. Y si no nos amamos, no podemos amar a los demás porque nadie puede dar lo que no tiene. Y si no amamos a los demás, pues no nos enteramos de qué va la vida. Hemos asociado el conocimiento con la palabra, pero realmente la otra cara de la palabra es el silencio. […] El silencio te ayuda a descubrir que lo importante no es lo que tú haces, sino lo que se hace por medio tuyo, y eso es algo muy distinto. […] Pero no hay un conocimiento más rotundo, directo o salvaje que el del silencio”.

La entrevista completa y la publicación de BBC MUNDO la encuentra aquí: ¿CUÁLES SON LAS CLAVES PARA MEDITAR DE PABLO D’ORS, EL «WOODY ALLEN DE LA ESPIRITUALIDAD»?

“Lo que realmente mata al hombre es la rutina; lo que le salva es la creatividad, es decir, la capacidad para vislumbrar y rescatar la novedad” (Biografía del Silencio).

REDACCIÓN WEB DEL MAESTRO CMF



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comentarios 1
  1. En efecto vivimos en una época de activismo. En estos tiempos tan difíciles que presagian la catástrofe es más necesaria que ninca la interioridad y el silencio. Aunque creo que es preciso no caer en la tentación de mirarse el ombligo o de aislarse del mundo. El silencio es una parte irrenunciable de la acción humana, que si se pierde nos lleva al caos, a la destrucción, a la desconfianza, al estrés y a la violencia o a la agresividad. El silencio, el remanso que podemos encontrar en el interior como regalo -la morada del amor que podemos intuir allí como llamada y como confianza íntima-, es relevante, pero no para dejar de actuar, sino para hacerlo de forma pertinente y amorosa, que es algo que encontramos en cada persona, por muy oculto que esté. Se trata de mirar de otro modo, desde la confianza y el respeto, y desde la creatividad que nos caraceriza como criaturas-hijos, a imagen de dios. la acción requiere al silencio como el silencio a la acción. aisladamente, reductivamente, ambos pierden su sentido mas genuino. hay que reivindicar el silencio, pero también la acción, la acción verdadera, como el silencio verdadero, que permite reconocer al otro, orientarse a él, abrirse a él, y finalmente a ese otro que es uno mismo, y que no existe ni tiene sentido sin el afuera, un afuera-dentro imbricado que cosntituye la persona, reflejo de la otredad con mayósculas

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