El Trabajo en Equipo suele ser un término muy en boga, tal es así que prácticamente no hay un día, donde exista una oferta laboral, sin que se solicite esta competencia. Hoy, la palabra trabajo en equipo, se requiere como un valor propio del individuo, cuyo propósito es contrarrestar al individualismo. Es cierto que en ocasiones o muchas ocasiones podemos estar abrumado, estresado bien por el volumen de trabajo, a pesar de contar la persona con la capacidad para hacerlo, sin embargo, lo que pretenda llevarse a cabo no necesariamente puede ser criterio de uno o una, para lo cual se requiere o bien de cierto insumo, para el trabajo final, en el caso de un estudiante a un docente, o de un gerente a las autoridades superiores o de una “revisadita” de lo que se va a presentar.
Entregada la solicitud, si todo sale bien o no, al menos habrá una sonrisa y un agradecimiento a la persona o colectivo que nos permitió retroalimentarnos, no quitándole en ningún momento responsabilidad para ello a la persona que le correspondía liderar el trabajo mismo.
[socialpug_tweet tweet=»Al igual que otros valores (actitud ante el trabajo, puntualidad, etc.) el trabajo en equipo implica un elemento que debe formarse en el individuo, de aquí que resulte…» display_tweet=»Al igual que otros valores (actitud ante el trabajo, puntualidad, etc.) el trabajo en equipo implica un elemento que debe formarse en el individuo, de aquí que resulte complejo la adquisición del mismo. Sino se educa a la persona, bien desde el seno familiar o desde el colectivo laboral (o ambos inclusive), donde no todo no dependerá de lo que el destino nos depare, y a partir de ese momento ponerlo de manifiesto. Basta que surja una necesidad casual o planificada, para que, ante un llamado, se requiera de solidaridad + compañerismo + incondicionalidad (otros valores) = trabajo en equipo, y lograr con ello lo deseado.»]
Podemos ver, y hablaba en un inicio, del llamado que se hace a estudiar y al trabajar en equipo, inclusive mediante cursos de capacitación que, mediante ciertas dinámicas, técnicas de aprendizaje, te hacen ver que solo, no se puede. El “Clavo” es que posterior a la capacitación, o no se ponga en práctica, porque regresas a la rutina (por supuesto craso error) a pesar de que la propia institución, posiblemente sufragó el curso, o que la institución misma no haya planificado actividades que conllevaran al trabajo en equipo. Es cierto – y así lo recoge la Historia – que algunos de los más grandes genios de la historia han ofrecido al mundo productos extraordinarios desde la soledad de sus talleres o aposentos, sin embargo, y a modo de ejemplo: Detrás de un premio Nobel, hay un equipo de trabajo, de investigadores, aunque quede en la Historia, que fue uno o una. Recuerde que un verdadero trabajo en equipo, donde entre las personas que forman parte del equipo, presentan competencias específicas y desarrolladas que al alinearse producen sinergia, empatía, conexión emocional y visión compartida de sus integrantes, sin imposiciones ni compromiso, donde reina la intradisciplina, identificación y la coestima y agregan valor, cuando ello sucede los resultados suelen superar todas las expectativas. Finalmente, debo decir que, en su momento, Luis XIV de Francia se equivocó, al decir: “… El estado soy Yo!”, ya que cuando se trata de trabajar con sinergia y agregando valor, sin duda alguna, debiera ser ¡El Equipo, somos todos!
Autor: Ernesto Gonzalez , ciudadano nicaragüense, nacido en Cuba. Experiencia laboral: Lic. en Ciencias Pedagógicas con mención en química. 40 años de experiencia como docente en los niveles de educación media y superior; cursos de posgrado propios de la especialidad y en pedagogía; autor de libros de texto para la enseñanza media tanto en ciencias naturales, como sociales. Articulista para los periódicos La Prensa, El Nuevo Diario (nicaragüenses 2000-2008), actualmente para el periódico El Siglo 21 guatemalteco. Correo electrónico: [email protected] Cuenta de twitter: @gonzlez_ernesto |
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