Según la OMS, «la depresión es un trastorno mental frecuente, que se caracteriza por la presencia de tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de concentración».
Esta es una enfermedad que solo a partir del año 2015 se considera como enfermedad profesional en Colombia. En el caso del magisterio colombiano, el informe de la Fundación Proservanda (2019) estableció que entre enero y julio de ese año, “en Bogotá se habían expedido 25.460 incapacidades para una planta de cerca de 35.000 docentes lo que significa que el 73 % de los educadores se han incapacitado durante la primera mitad del año, para completar 180.232 días que resultan de una incapacidad promedio de 7,1 días”. Entre las primeras causas de incapacidad, se encuentra el ‘trastorno mixto de ansiedad y depresión’, lo que evidencia que las condiciones del ejercicio de la docencia requiere de abordar seria y urgentemente el tema de la salud mental de los maestros y maestras.
Según el filósofo surcoreano, docente en la Universidad de las Artes de Berlín, Byung-Chul han, “𝐿𝑎 𝑑𝑒𝑝𝑟𝑒𝑠𝑖𝑜́𝑛 𝑒𝑠 𝑙𝑎 𝑒𝑛𝑓𝑒𝑟𝑚𝑒𝑑𝑎𝑑 𝑑𝑒 𝑢𝑛𝑎 𝑠𝑜𝑐𝑖𝑒𝑑𝑎𝑑 𝑞𝑢𝑒 𝑠𝑢𝑓𝑟𝑒 𝑑𝑒 𝑒𝑥𝑐𝑒𝑠𝑖𝑣𝑎 𝑝𝑜𝑠𝑖𝑡𝑖𝑣𝑖𝑑𝑎𝑑. 𝑅𝑒𝑓𝑙𝑒𝑗𝑎 𝑢𝑛𝑎 𝒉𝑢𝑚𝑎𝑛𝑖𝑑𝑎𝑑 𝑙𝑖𝑏𝑟𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑢𝑛𝑎 𝑔𝑢𝑒𝑟𝑟𝑎 𝑠𝑜𝑏𝑟𝑒 𝑠𝑖́ 𝑚𝑖𝑠𝑚𝑎 (2017. p. 9)”. Una sociedad que ha instalado el discurso del que hoy en día tú puedes lograr todo lo que quieras; pues tú eres capaz de alcanzar tus metas, ser tu propio jefe, producir más y más para gastar más y más. Si no triunfas es porque es tu culpa y no te exiges al máximo, “el cielo es el límite” dicen.
Hace unos días, se difundió por redes sociales la imagen de un docente que estuvo revisando y trabajo de sus estudiantes, desde la misma camilla en la que fallecería algunas horas después. A primera vista podrá exaltarse el «alto nivel» de compromiso del docente. No obstante, es un ejemplo más del paradigma de esta sociedad del rendimiento, en la que el individuo se explota a sí mismo y cree que está realizándose, individuos sacrificándose en detrimento de sí mismos con la ilusión de estar sirviendo a algo mayor. Solo sujetos de rendimiento, agotados, enfermos, otros depresivos y hasta con enfermedades mentales. Esto, sumado al exceso de funciones administrativas y sobrecarga laboral, y en muchos casos con bajos salarios, produce en los maestros burnout, depresión y afecta su salud mental.
El ser humano actual se ha convertido a sí mismo en objeto de consumo y [auto]explotación, en una fábrica de sí, hiperactiva, hiperneurótica, hiperacelerada, que se agota y se quema día a en un afán competitivo y de rendimiento. De allí que el síntoma de nuestra época es el cansancio. El sistema neoliberal ha conquistado la psique del individuo, ha sido internalizado hasta el punto de que ya no necesita coerción externa para existir.
Si la sociedad disciplinaria, basada en la negatividad, que nos describió Foucault producía “locos y criminales, la sociedad de rendimiento, produce depresivos y fracasados (…) el que fracasa se culpa a sí mismo y se avergüenza. Uno se cuestiona a sí mismo, no a la sociedad (p. 27)”.
Es necesario que los docentes mantengan un equilibrio en todas sus dimensiones por su bienestar como ser humano, no tanto para producir más. Si no fuera así, seguiría siendo cosificado y reducido a simple polea de la razón instrumental del capital. Un maestro en equilibrio enseña mejor, transmite más amor y desde la integralidad de su espacio interior genera espacios –no dispositivos- de aprendizaje más profundos que conectan con la interioridad del ser. Maestros que hagan de su vita activa también vita contemplativa, modelan en sus estudiantes una profunda ética del cuidado de sí, de los otros, de lo otro, del entorno y la naturaleza, la paz, la alegría, el pleno reconocimiento de su espiritualidad y de la alteridad que se construye en la hospitalidad con el otro, con el extraño, con mi próximo que es mi prójimo.
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Referencias bibliográficas.
- Fundación Proservanda. (2019). El Cuerpo Docente: Enfermo e Incapacitado. Informe presentado a la Asociación Distrital de Educadores ADE. Bogotá, Colombia.
- Han, B-C. (2006). La sociedad del cansancio. Editorial Herder. Barcelona, España.
- Organización Mundial de la Salud OMS – Organización Panamericana de la salud OPS. Depresión y otros trastornos mentales comunes. Estimaciones sanitarias mundiales. Oficina Regional para las Américas. Washington, D.C.
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Autor: William Guillermo Jiménez Agudelo. |
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