El Profesor Sergio Martinic Valencia, de nacionalidad chilena, es Doctor en Sociología, Master en Ciencias Sociales y Antropólogo, ha dirigido su trabajo profesional hacia los estudios de políticas educativas, prácticas docentes y formación de profesores. Se ha especializado en el estudio de la cultura en la organización y sistema educativo,
Fue director del Centro de Investigación y desarrollo de la Educación (CIDE), jefe del Programa de Doctorado de Ciencias de la Educación de la Pontificia Universidad Católica de Chile y Vice Decano de la Facultad de Educación de la misma Universidad. Fue miembro del Consejo Asesor Presidencial para la Calidad de la Educación y asesor del Ministerio de Educación. Actualmente es profesor asociado y Director Académico de la Universidad de Aysén (Chile).
Una publicación del profesor Martinic, (de la cual hemos extraído algunos textos significativos), examina la importancia del tiempo en las políticas de educación en América Latina y su impacto en el aprendizaje de los alumnos, en la organización de las escuelas, en las prácticas de enseñanza, en las actividades estudiantiles dentro y fuera de la escuela y la formación permanente de los profesores.
La distribución del tiempo escolar -según Martinic- para los profesores, los estudiantes y padres de familia es un factor que considera debe revisarse permanentemente. El desarrollo social y los avances tecnológicos exigen actualizar las políticas de gestión educativa para mejorar los resultados en el aprendizaje. La corresponsabilidad entre la escuela y la familia debe ser planificada desde el campo de acción, no desde los escritorios de los ministerios y secretarías de educación.
LA NECESIDAD DE ORGANIZAR Y GESTIONAR EL TIEMPO EN LAS ESCUELAS
La estructura y orden del tiempo escolar sigue el concepto racional y mecánico de las primeras escuelas en el siglo XIX. “Los estudios demuestran que no existen en América Latina grandes cambios en la forma de organizar y gestionar el tiempo en las escuelas pese a las transformaciones de los sistemas educativos y del propio conocimiento a enseñar (Tenti, 2010). Como señala Husti (1992) el pensamiento sobre el tiempo escolar se ha detenido ante el cuadriculado horario de la planificación del tiempo, convertida en estereotipo y símbolo del trabajo escolar.
En los países de América Latina el promedio del tiempo escolar es cercano a 180 días y 800 horas al año. En Europa y Estados Unidos el promedio es de 840 horas al año y en el Sudeste Asiático es cercano a las 900 horas (Tenti, 2010). Pero esta cantidad de tiempo disminuye al considerarse el tiempo real o efectivo de días y horas clases en un año escolar. En efecto, en muchos países los días efectivos no son más de 100 días al año y con frecuencia se pierde el 50% o más de las horas asignadas para la enseñanza (Abadzi, 2007, 2009). Esto ocurre sobretodo en las escuelas públicas y de las áreas más apartadas. De este modo, los niños pobres de América Latina tienen poco tiempo de exposición a días y horas de enseñanza sistemática, lo que incide en los bajos resultados de sus aprendizajes.
Por otra parte, tanto profesores como estudiantes suelen demandar más tiempo para alcanzar los objetivos formativos propuestos. En América Latina las jornadas laborales de los profesores contemplan muy pocas horas de tiempo no lectivo. Ello afecta las horas dedicadas a la preparación de clases, trabajo individual, atención de alumnos y familias y reflexión pedagógica entre pares, entre otras actividades.
Si consideramos el tiempo desde el punto de vista de los estudiantes es evidente que no es suficiente para el estudio y el trabajo práctico en torno a materias; profundizar en aquellas que les son de mayor interés; reforzar las disciplinas difíciles de acuerdo al ritmo de aprendizaje de cada uno y para realizar actividades que vayan más allá de la escuela en función de sus intereses artísticos, deportivos y de desarrollo personal.
El problema se hace más complejo si consideramos que cualquier reforma o cambio educativo requiere de más tiempo. En efecto, las escuelas innovadoras necesitan de más tiempo para desarrollar sus proyectos de investigación, lectura individual, trabajo de equipo con otros profesores, atención diferenciada a los estudiantes, más interacción con los padres, etc.”
Tomando las palabras del Doctor Sergio Martinic, sobre el efecto positivo que tiene en el ambiente educativo el conocer otras experiencias, dejamos a su criterio (y tiempo) visualizar su exposición en el 8° Congreso Internacional de Educación Abrapalabra (Ibagué, Colombia) en el 2019.
Tiempo escolar un desafió cultural y pedagógico para américa latina (01h 02´05”)
La importancia del tiempo escolar
“La relación entre el tiempo escolar y el aprendizaje es una de las preocupaciones que ha tenido la investigación educacional. […] Diversos estudios demuestran que las prácticas de los profesores siguen estando prisioneras del tiempo al desenvolverse bajo un sistema rígido de clasificación, secuencia y de orden. Los estudios demuestran que no existen grandes cambios en la forma de organizar y gestionar el tiempo en las escuelas, lo que afecta el logro de mejores aprendizajes.
La educación necesita un concepto de tiempo propio de nuestra época. Los tiempos disponibles y las clasificaciones actuales impiden realizar cambios en las prácticas pedagógicas que deben caracterizarse por la flexibilidad; considerar distintos ritmos de los estudiantes, culturas escolares, conocimientos, etc. […] Es necesario garantizar que los estudiantes tengan un compromiso con la tarea y ello implica entender sus ritmos, conocimientos previos, motivaciones y, sobre todo, poner en práctica una metodología atractiva y activa en la sala de clases (Belleï, 2009; Bloom, 1974; Delhaxhe, 1997; Karampelas, 2005; Wubbels; Brekelmans, 2005)”.
Efectos del tiempo en los aprendizajes
Los estudios han demostrado que “el tiempo es una variable que afecta positivamente el rendimiento y aprendizaje de los estudiantes”. El efecto del logro académico depende fundamentalmente “del uso que se haga de ese tiempo y de la interacción que se establezca entre el/la profesor/a y el/la alumno/a”. El uso del tiempo de la jornada escolar cuando es “bien usado (es decir, una gran proporción está destinada a la enseñanza y la instrucción), el tiempo asignado tiene efectos positivos en el aprendizaje. Por el contrario, cuando la mayor parte del tiempo se usa en situaciones distintas a la instrucción y la enseñanza, la extensión de la jornada o del tiempo asignado no producirá ganancia alguna”. […] “un estudio del Banco Mundial realizado en India señala que las escuelas con mejor rendimiento escolar ofrecen una jornada de 66 horas más al año que las escuelas con menor rendimiento escolar (Banco Mundial, 1997 apud Abadzi, 2009).”
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El tiempo y las políticas educativas
“En varios países de la región se han iniciado políticas de extensión de la jornada escolar orientadas, fundamentalmente, hacia los sectores más desfavorecidos.
Con ello se pretende ampliar las oportunidades educativas que permitan la adquisición de saberes relevantes y complejos. A través de estas políticas, a su vez, se espera alcanzar otros objetivos asociados a la socialización de los niños, garantizar su alimentación y generar oportunidades para su desarrollo integral a través del arte y el deporte.
Entre estas experiencias cabe mencionar Argentina, Brasil, Colombia, Chile, México, Uruguay y Venezuela, entre otras. Con diferentes estrategias y coberturas estas políticas se han planteado intervenir sobre el tiempo escolar y su propia organización para mejorar los procesos pedagógicos y garantizar aprendizajes equitativos”. […]
“En América Latina, pese a los 180 días de clase promedio y oficiales, en muchos países no se realizan más de 100 días y se pierde el 50% o más de las horas asignadas para la enseñanza. Los conflictos y huelgas prolongadas de profesores y estudiantes, las licencias médicas, desastres naturales, entre otros, son factores que inciden en la disminución del tiempo efectivo de clases en América Latina. […] La escuela al disponer de mayor tiempo puede desarrollar mejor su función social, distribuir sus actividades escolares, profundizar más los conceptos, abordando diferentes estrategias e ir incorporando la realidad al análisis académico.”
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La aspiración de contar con más tiempo no lectivo
“Estos cambios son difíciles y suelen ser muy conflictivos en el ámbito educativo. Todo cambio en el horario escolar implica un cambio en el ritmo de vida y coordinaciones de muchas personas, tanto en el alumnado como de las familias y el profesorado; cambio en el funcionamiento de la economía y de la vida cotidiana de todos quienes interactúan con la escuela. […]”
“La falta de tiempo en las escuelas y las pocas horas dedicadas al estudio afectan, de un modo particular, a los niños que no pueden compensar dichas carencias con espacio, tiempo y estímulo para el estudio en sus realidades familiares. A modo de hipótesis, sostenemos que el cambio en la jornada escolar debe ir acompañado de un cambio en el modo de conceptualizar, gestionar y utilizar el tiempo en el establecimiento y en la sala de clases.[…].
El tiempo escolar suele organizarse en función de diferentes actividades. La mayor parte del tiempo está orientada al plan común curricular, tiempo adicional y complementario orientado al desarrollo de actividades que responden a los intereses de los propios estudiantes y tiempo para el trabajo docente en equipo o individual. […].
La ampliación del tiempo escolar tiene otros beneficios sociales y que trasciende al campo escolar. Las familias modernas son más pequeñas y la mujer se incorpora crecientemente al mundo del trabajo. La jornada continua facilita la compatibilidad de la vida familiar y la vida escolar.
La ampliación de jornada permite aumentar la participación de los padres en el centro educativo, porque este se transforma en institución que ofrece, además de la educación como tal, actividades culturales que integran a la comunidad. Así, en Europa, la escuela se ha transformado en un factor de integración social, cultural y comunitaria.
Los estudios recomiendan que la flexibilidad también se exprese en un cambio del polo del control de gestión incorporando a los actores del sistema educativo. La participación de los alumnos en las decisiones y en la posibilidad de elección de lo que se quiere hacer es una medida muy importante en términos de las repercusiones ligadas a la convivencia institucional. […].
Finalmente es importante destacar la importancia de la extensión del tiempo para el trabajo docente y su desarrollo profesional. Es una aspiración compartida por los docentes en América Latina el contar con más tiempo no lectivo. Este tiempo puede ser dedicado a trabajo personal y colectivo en función de los aprendizajes de los estudiantes y resolución de problemas del quehacer pedagógico. La extensión de jornada ofrece una oportunidad para el desarrollo profesional.”
Consideramos que la lectura de la publicación del profesor Martinic, nos podría facilitar mayores elementos de juicio a la hora de planificar el PEI en nuestro centro educativo. Por motivos únicamente educativos y de formación permanente hemos compartido (a modo de síntesis), algunas partes textuales de su artículo, sugiriéndoles la lectura completa del análisis y propuestas en este enlace: EL TIEMPO Y EL APRENDIZAJE ESCOLAR
“… se necesita tener información sobre los factores que están asociados al logro de los aprendizajes y, a la vez, un modelo de análisis apropiado para la realidad local que ayude a definir prioridades y opciones para producir cambios en la gestión pedagógica de las escuelas”. (LA EVALUACIÓN Y LAS REFORMAS EDUCATIVAS EN AMÉRICA LATINA).
REDACCIÓN WEB DEL MAESTRO CMF