Para el Papa Francisco esta pandemia, causada por el coronavirus, es una tempestad, una tormenta y considera que es una llamada, una llamada que nos dirige Dios, anotando que no es este momento para creer que si Él existe, sino ir hacia Él y confiar en ÉL. A encontrar en la oración esa tabla de salvación. Una oración que requiere Fe, perseverancia y valentía. “En estos días en que es necesario rezar, rezar más, pensemos si rezamos de esta manera: con fe en que el Señor puede intervenir, con perseverancia y con valor. El Señor no decepciona, no decepciona. Nos hace esperar, se toma su tiempo, pero no nos decepciona. Fe, perseverancia y valor”. (Santa Marta 23/03/2020).
La reflexión del Papa Francisco, frente a millones de creyentes y no creyentes congregados por los medios de comunicación, con una Plaza de San Pedro ordinariamente recorrida o colmada de fieles o turistas, la queremos compartir desde la Web del Maestro CMF, como el resumen (o síntesis en frases) de una “hora de clase” de 60 minutos (que es lo que duró la ceremonia inédita en la historia de la humanidad); para escuchar un llamado a no sucumbir ante este confinamiento en los hogares; a la prohibición de trasladarse de un lugar a otro o regresar a la patria; a desterrar (no se sabe por cuánto tiempo) los gestos usuales y familiares de convivencia; a ver cómo se van (o nos vamos) quedando sin recursos económicos y sin trabajo; a un no saber si está uno o algún familiar en las estadísticas de los contagiados, de las víctimas o de los sobrevivientes; a ser testigos cómo salen a relucir las miserias humanas del egoísmo, el acaparamiento y la especulación; a enfrentarnos un futuro económico que se avizora muy desfavorable; a ser testigos de cómo (a pesar de la pandemia) los hombres siguen fabricando armas de guerra mientras faltan insumos sanitarios y recursos hospitalarios, … a vivir una realidad apocalíptica que nos sorprendió de manera inesperada y furiosa.
DIÁLOGO CON EL PAPA FRANCISCO, SOBRE ESTE MOMENTO DE PANDEMIA (17´08”)
Deseamos que cada una de las frases o pensamientos del Papa Francisco, (con el perdón de los creyentes católicos, por haber “acomodado” los textos para llegar a todos), -y que está completo en el enlace al final de este artículo-, nos ayuden a tener una conciencia real sobre este momento histórico e impensado que nos ha tocado vivir, no perdiendo de vista que estamos todos (creyentes o no creyentes) en la misma nave, en la misma tormenta, amenazados por la misma epidemia como habitantes de la misma “aldea global”. Sintámonos llamados, sin distinción, (como ataca este virus), a sumar, a mirar con esperanza, “a dar solidez, contención y sentido a estas horas donde todo parece naufragar”.
- “Desde hace algunas semanas parece que todo se ha oscurecido. Densas tinieblas han cubierto nuestras plazas, calles y ciudades; se fueron adueñando de nuestras vidas llenando todo de un silencio que ensordece y un vacío desolador que paraliza todo a su paso: se palpita en el aire, se siente en los gestos, lo dicen las miradas”.
- “Nos encontramos asustados y perdidos”.
- “Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos, todos necesitados de confortarnos mutuamente”.
- “En esta barca, estamos todos”.
- “Descubrimos que no podemos seguir cada uno por nuestra cuenta, sino solo juntos”.
- “Entre nosotros, en nuestras familias, lo que más duele es cuando escuchamos decir: “¿Es que no te importo?”. Es una frase que lastima y desata tormentas en el corazón”.
- “La tempestad desenmascara nuestra vulnerabilidad y deja al descubierto esas falsas y superfluas seguridades con las que habíamos construido nuestras agendas, nuestros proyectos, rutinas y prioridades”.
- “[La tempestad] Nos muestra cómo habíamos dejado dormido y abandonado lo que alimenta, sostiene y da fuerza a nuestra vida y a nuestra comunidad”.
- “La tempestad pone al descubierto todos los intentos de encajonar y olvidar lo que nutrió el alma de nuestros pueblos; todas esas tentativas de anestesiar con aparentes rutinas “salvadoras”, incapaces de apelar a nuestras raíces y evocar la memoria de nuestros ancianos, privándonos así de la inmunidad necesaria para hacerle frente a la adversidad”.
- “Con la tempestad, se cayó el maquillaje de esos estereotipos con los que disfrazábamos nuestros egos siempre pretenciosos de querer aparentar; y dejó al descubierto, una vez más, esa (bendita) pertenencia común de la que no podemos ni queremos evadirnos; esa pertenencia de hermanos”.
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- “Hemos avanzado rápidamente, sintiéndonos fuertes y capaces de todo. Codiciosos de ganancias, nos hemos dejado absorber por lo material y trastornar por la prisa”.
- “No nos hemos despertado ante guerras e injusticias del mundo, no hemos escuchado el grito de los pobres y de nuestro planeta gravemente enfermo”.
- “Hemos continuado imperturbables, pensando en mantenernos siempre sanos en un mundo enfermo”.
- [Este es el tiempo] “para elegir entre lo que cuenta verdaderamente y lo que pasa, para separar lo que es necesario de lo que no lo es”.
- “Y podemos mirar a tantos compañeros de viaje que son ejemplares, pues, ante el miedo, han reaccionado dando la propia vida. […] que no aparecen en portadas de diarios y de revistas, ni en las grandes pasarelas del último show pero, sin lugar a dudas, están escribiendo hoy los acontecimientos decisivos de nuestra historia: médicos, enfermeros y enfermeras, encargados de reponer los productos en los supermercados, limpiadoras, cuidadoras, transportistas, fuerzas de seguridad, voluntarios, sacerdotes, religiosas y tantos pero tantos otros que comprendieron que nadie se salva solo”.
- “Cuánta gente cada día demuestra paciencia e infunde esperanza, cuidándose de no sembrar pánico sino corresponsabilidad”.
- “Cuántos padres, madres, abuelos y abuelas, docentes muestran a nuestros niños, con gestos pequeños y cotidianos, cómo enfrentar y transitar una crisis readaptando rutinas, levantando miradas e impulsando la oración”.
- “No somos autosuficientes; solos nos hundimos”.
- [Necesitamos esa fuerza para] “convertir en algo bueno todo lo que nos sucede, incluso lo malo”.
- [Esta tormenta] “nos invita a despertar y a activar esa solidaridad y esperanza capaz de dar solidez, contención y sentido a estas horas donde todo parece naufragar.”
- [Esta tormenta nos ha puesto] “En medio del aislamiento donde estamos sufriendo la falta de los afectos y de los encuentros, experimentando la carencia de tantas cosas,…”.
- [Tomar la cruz] “Es animarse a motivar espacios donde todos puedan sentirse convocados y permitir nuevas formas de hospitalidad, de fraternidad y de solidaridad”.
- “Señor, bendice al mundo, da salud a los cuerpos y consuela los corazones. Nos pides que no sintamos temor. Pero nuestra fe es débil Señor y tenemos miedo”.
Textos tomados de MOMENTO EXTRAORDINARIO DE ORACIÓN EN TIEMPOS DE EPIDEMIA
“La esperanza es lo que nos da paz en los momentos difíciles, en los momentos más oscuros de la vida. La esperanza no decepciona, está siempre allí: silenciosa, humilde pero fuerte” (Papa Francisco, Santa Marta).
REDACCIÓN WEB DEL MAESTRO CMF