Papa Francisco: Queremos ser amos de la Tierra, pero arruinamos la biodiversidad y el equilibrio ecológico

El sentirse parte de una comunidad educativa en la que cada uno se siente involucrado, comprometido, corresponsable y parte de una red de relaciones humana y abiertas, es una condición para construir una “aldea de la educación”. Ayuda mucho a vivir la vocación docente en la riqueza de la diversidad y saneada de toda la discriminación. La tarea de los educadores es acompañar a sus estudiantes en el camino de su realización y para ello “la propuesta educativa del Papa es promover la cultura del encuentro, el paradigma humanista y personalista, la solidaridad, la ética del cuidado y la búsqueda constante de la Verdad, el Bien y la Belleza”. (Alfonso Martínez Carbonell López).

Los que estamos en el mundo educativo, sentimos que hay muchos factores externos que quisiéramos mejorar, pero también sabemos que hay “mundos personales” que tenemos que revisar, mejorar y optimizar, y para ello tenemos la formación permanente, abierta a escuchar opiniones diferentes, a tener la humildad para reconocer que algo más podemos aprender, que hay condicionamientos, prejuicios y paradigmas que nos hacen estacionarnos en la zona de confort, y que también -a veces- nos falta un poco de capacidad de comprensión, empatía, tolerancia y resiliencia. Frente a las propuestas del Papa, sin tener que coincidir plenamente con su investidura religiosa, como educadores críticos y en pleno crecimiento profesional, sus opiniones podemos revisarlas, descartarlas o mejorarlas, depende de cada uno. La lectura comprensiva y reflexiva de cualquier propuesta nos permitirá descubrir valores como el de la fraternidad y la solidaridad.

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“De este modo tendremos personas abiertas, responsables, disponibles para encontrar el tiempo para la escucha, el diálogo y la reflexión, y capaces de construir un tejido de relaciones con las familias, entre las generaciones y con las diversas expresiones de la sociedad civil, de modo que se componga un nuevo humanismo”. […] Los educadores tenemos la hermosa tarea de encontrar razones para vivir nuestra vocación docente con creatividad y disposición a los cambios que nos está exigiendo esta época que nos ha tocado vivir. La identidad docente puede perder consistencia y su estructura psicológica si se desintegra ante una mutación incesante que nos está obligando la tecnología y que «contrasta la natural lentitud de la evolución biológica».

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Una de las reflexiones para iniciar o continuar este proceso de transformación sin miedo y mirar hacia el futuro con esperanza, es estar dispuesto como educadores a ser protagonistas del “nuevo pacto educativo”, asumiendo “un compromiso personal y comunitario para cultivar juntos el sueño de un humanismo solidario, que responda a las esperanzas del hombre y al diseño de Dios”. (cf 30/10/2019),

En su catequesis de las audiencias generales, el Papa Francisco nos habla sobre La solidaridad y la virtud de la fe, y que compartimos en frases que pueden ser muy útiles recursos para promover el diálogo e intercambio de opiniones sobre la solidaridad, en las reuniones entre docentes, padres de familia y estudiantes; y que ponemos a su consideración.

  • “La pandemia actual ha puesto de relieve nuestra interdependencia: todos estamos vinculados, los unos con los otros, tanto en el bien como en el mal. Por eso, para salir mejores de esta crisis, debemos hacerlo juntos. Juntos, no solos, juntos. Solos no, ¡porque no se puede! O se hace juntos o no se hace. Debemos hacerlo juntos, todos, en la solidaridad. Hoy quisiera subrayar esta palabra: solidaridad”.
  • Cuando perdemos la armonía de interdependencia en la solidaridad “aumenta la desigualdad y la marginación; se debilita el tejido social y se deteriora el ambiente”.
  • “El gran mundo no es otra cosa que una aldea global, porque todo está interconectado. Pero no siempre transformamos esta interdependencia en solidaridad”.
  • “Los egoísmos — individuales, nacionales y de los grupos de poder — y las rigideces ideológicas alimentan, las «estructuras de pecado»”.
  • La solidaridad “es mucho más que algunos actos esporádicos de generosidad. ¡Es más! Supone crear una nueva mentalidad que piense en términos de comunidad, de prioridad de la vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos» (EG 188)”.
  • “Solidaridad. No es solo cuestión de ayudar a los otros —esto está bien hacerlo, pero es más—: se trata de justicia (cfr. Catecismo de la Iglesia Católica 1938-1940”).

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  • “La interdependencia, para ser solidario y fructífero, necesita raíces fuertes en la humanidad y en la naturaleza creada por Dios, necesita respeto por los rostros y la tierra”.
  • “Construimos torres y rascacielos, pero destruimos la comunidad. Unificamos edificios y lenguas, pero mortificamos la riqueza cultural. Queremos ser amos de la Tierra, pero arruinamos la biodiversidad y el equilibrio ecológico”.
  • La contaminación deliberada es “no tener solidaridad con la tierra que es un don y un equilibrio ecológico”.
  • En estos días, lo hemos visto en los periódicos estos días “cae la cuota del mercado financiero y caen miles de personas por el hambre, la miseria y nadie habla de ello”.
  • “El Espíritu crea la unidad en la diversidad, crea la armonía. Diversidad y solidaridad unidas en armonía, este es el camino”.
  • “Una diversidad solidaria posee los “anticuerpos” para que la singularidad de cada uno — que es un don, único e irrepetible — no se enferme de individualismo, de egoísmo”.
  • “La solidaridad hoy es el camino para recorrer hacia un mundo post-pandemia, hacia la sanación de nuestras enfermedades interpersonales y sociales. No hay otra. O vamos adelante con el camino de la solidaridad o las cosas serán peores”.
  • “De una crisis no se sale igual que antes. La pandemia es una crisis. De una crisis se sale o mejores o peore Tenemos que elegir nosotros”.
  • “La solidaridad es precisamente un camino para salir de las crisis mejores, no con cambios superficiales, con una capa de pintura así y todo está bien. No. ¡Mejores!”

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  • “En medio de crisis y tempestades, el Señor nos interpela y nos invita a despertar y activar esta solidaridad capaz de dar solidez, apoyo y un sentido a estas horas en las que todo parece naufragar”.
  • “La creatividad del Espíritu Santo pueda animarnos a generar nuevas formas de hospitalidad familiar, de fraternidad fecunda y de solidaridad universal”.

“Son los maestros y educadores quienes tendrán que desarrollar su capacidad de afecto y entrega para crear estos espacios humanos. ¿Cómo desarrollar formas de contención afectiva en tiempos de desconfianza? ¿Cómo recrear las relaciones humanas cuando todos esperan del otro lo peor? Hemos de encontrar, todos nosotros y cada uno, los caminos, gestos y acciones que nos permitan incluir a todos y ayudar al más débil, generar un clima de serena alegría y confianza y cuidar tanto la marcha del conjunto como el detalle de cada persona a nuestro cargo” (Jorge Bergoglio, 2003).

REDACCIÓN WEB DEL MAESTRO CMF



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