Los tres agentes del proceso enseñanza-aprendizaje hemos ido evolucionando junto con el mundo digital. Y con la catástrofe sanitaria mundial. a causa del Covid 19, casi todos los países del mundo cerraron las escuelas y optaron por la educación a distancia. No hubo mucho tiempo de diálogo y de escuchar opiniones. Los sistemas educativos que ya usaban para sus clases las aulas y la comunicación virtual, mejoraron sus plataformas y sus profesores tuvieron que acelerar su actualización. Sin embargo, un significativo número de profesores, padres de familia y estudiantes tuvieron que cambiar abruptamente, sin proceso de iniciación y evaluación de los conocimientos básicos sobre el uso de nuevas herramientas tecnológicos como recursos para continuar la educación.
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A causa del cierre de las escuelas, las redes tecnológicas de comunicación se convirtieron en una herramienta que permite continuar con proceso educativo que antes de impartían las aulas y las escuelas. Las familias tuvieron que buscar que sus hijos tuvieran algún aparato digital para seguir sus lecciones, y revisar su conectividad a internet. Los profesores, sin mayor tiempo, tuvieron que construir en sus hogares “platós” o set de grabación y agenciarse como sea los recursos materiales y tecnológicos para cumplir con el dictado de sus clases. Los estudiantes tuvieron que cambiar sus salones de clase y patios de recreo por una parte de su casa, para recibir la información de sus profesores. Y todos se encontraron frente a la omnipotencia de las redes sociales en el proceso educativo, y que “constituyen una de las herramientas más representativas de la Web 2.0, y no deben ser obviadas para su estudio, ya que su arraigo y fascinación en los alumnos son una posibilidad didáctica enorme, puesto que el eje de todas ellas se adscribe a la interacción y capacidad de responder y comunicar con rapidez y elocuencia” (Artero, 2011).
Sin embargo, la educación a distancia no es solo compartir la información académica como parte de la educación integral de humanizar, con el apoyo de los padres de familia y profesores, sino que el debido manejo de las redes es un factor del aprendizaje que no puede ser dejado para después. Nuestros estudiantes usan con facilidad las redes, y las consideramos como un valioso apoyo para su instrucción, pero también encuentran en ellas una variedad de información que va desde de las educativas a las irrelevantes e incluso toxicas o nocivas. Una vez que ellos ingresan a las redes, fácilmente pueden encontrar distractores de sus objetivos educativos, y con un simple “click” pueden ingresar a otros enlaces o ligas o vínculos que, sin una debida educación en su manejo, será muy difícil continuar su formación humana y académica.
Para el profesor israelí Yuval Noah Harari, la revolución tecnológica es el tema indiscutible del siglo XXI: aun en un mundo polarizado como el contemporáneo, […] «La revolución de la inteligencia artificial y la automatización no será un evento único, sino una cadena de revoluciones cada vez mayores”. Así que la verdadera gran pregunta es psicológica: “como seres humanos, ¿tenemos la estabilidad mental y la inteligencia emocional para reinventarnos repetidamente?” […] Si se piensa en la rigurosa educación formal del siglo XX, con sus distintos niveles académicos de gran costo y exigencia, estas dos destrezas, que ni siquiera se enseñan, parecen poca cosa. Sin embargo, marcarán la diferencia entre los que se adaptan y los que sucumben al escenario de variabilidad constante que presenta el siglo XXI. (cf Yuval Noah Harari)
Consideramos que todos estaremos de acuerdo en la importancia que tiene el enseñar a manejar correcta y conveniente las redes. estudiar o evaluar permanentemente las ventajas y desventajas de su uso en el proceso de enseñanza aprendizaje. Como educadores debemos evolucionar y crecer junto con nuestros estudiantes, apartándonos de la educación en la cual se pensaba que era el poseedor del conocimiento y era el único capaz de transmitirlo. El nuevo paradigma de la ciencia de la Educación, planteado por Nicole Diesbach (2002, p.10) nos dice que “el conocimiento pertinente es aquel que es capaz de situar cualquier información en su contexto; aquel que progresa no por la sofisticación, la formalización o la abstracción, sino gracias a la capacidad de “contextualizar” y globalizar. Educar es despertar la curiosidad, animar, estimular tanto la aptitud interrogativa como el autodidactismo y orientar hacia los problemas fundamentales de nuestra condición y de nuestra época”. (cf Juan Cornejo Álvarez y Karla Parra Encinas).
Martin Hilbert investigador alemán de la Universidad de California (Davis, USA), Doctor en Comunicaciones por la Universidad de Southern California (USA) y en Economía y Ciencias Sociales por la Universidad Friedrich-Alexander Erlangen-Nuremberg (Alemania). Experto en información, comunicación y conocimiento en el desarrollo de sistemas sociales complejos, ejerce la docencia universitaria. Ha trabajado para distintos organismos internacionales y se interesa particularmente en el rol de la información o big data en sistemas sociales complejos; es autor del primer estudio que calculó cuánta información hay en el mundo. Vivió una década en Chile como funcionario de la ONU y hoy vive a 40 minutos de Silicon Valley (USA).
MARTIN HILBERT, EXPERTO EN BIG DATA (03´ 07”)
En la entrevista que concedió el profesor Hilbert a Daniel Hopenhayn, que ha sido publica por BBC Mundo (20/03/2020), y que compartimos (en parte) por motivos única y exclusivamente educativos y de formación permanente, nos puede ser útil para reflexionar sobre la importancia de las tecnologías online para la educación, el uso de los recursos y los instrumentos informáticos que se han ido actualizando y creando en este tiempo del cierre de las escuelas, revisar las planificaciones académicas y didácticas ahora con la ayuda de las aplicaciones digitales, evaluar las limitaciones y las ventajas de las redes en la pedagogía y la enseñanza online, cual sería el futuro próximo respecto al rol de los profesores para educar al buen uso de las redes con la mayor integración e incorporación de las redes en las clases a distancia, y los desafíos que las nuevas tecnologías plantean y podrían exigir una evolución de la conciencia humana, sus hábitos y la necesidad de “desconectarse”.
DANIEL HOPENHAYN: ¿Qué novedades trajo la pandemia a nuestra relación con las redes digitales?
MARTIN HILBERT: “Tuvo dos efectos simultáneos: nos hizo más sensibles a las secuelas tóxicas de la digitalización, pero aceleró nuestra dependencia de ella. Y también confirmó que el segundo efecto es más poderoso que el primero: ser conscientes de que esta adicción nos hace mal no produce ningún cambio en nuestras conductas”.
DANIEL HOPENHAYN: ¿Por qué crees que ocurre eso?
MARTIN HILBERT: “Hay que entender cómo funciona esta economía digital, donde el recurso escaso a explotar es la atención humana. El negocio de los gigantes tecnológicos −Google, Apple, Facebook, Amazon− no es ofrecerte avisos comerciales: es modificar tus comportamientos para optimizar el rendimiento de esos avisos. Y pueden hacerlo porque los algoritmos, al procesar millones de datos sobre tu comportamiento, aprenden a predecirlo, mucho mejor que tú mismo. Pero para conocerte e influir sobre ti necesitan mantenerte conectado. Por lo tanto, las llamadas tecnologías persuasivas cumplen su misión cuando eres adicto y no puedes desviar tu atención de ellas.”
DANIEL HOPENHAYN: … El dilema de las redes sociales, muchos en Silicon Valley se arrepienten de haber creado esas tecnologías.
MARTIN HILBERT: “Aquí en Silicon Valley el término de moda es human downgrading [degradación humana], que resume la siguiente idea: de tanto discutir cuándo la tecnología iba a sobrepasar nuestras capacidades, perdimos de vista que las máquinas se estaban enfocando en conocer nuestras debilidades. […] Es decir, las tecnologías persuasivas apelan a mantenerte en la versión más débil de ti mismo para que gastes tu tiempo en las redes”.
DANIEL HOPENHAYN: … estos fenómenos no son tan nuevos.
MARTIN HILBERT: “[…] tienen una frase típica: «Estas cosas siempre existieron». Y es verdad. De hecho, Facebook hizo un estudio para mostrar que la red social influye menos en la polarización política que nuestro apego innato a los amigos de ideas afines. Pero el mismo estudio mostró que los algoritmos de recomendación de Facebook duplican ese efecto, y ahí está el problema. […] Lo que pasa es que nos cuesta admitir el efecto en nosotros mismos. Nos preocupa mucho ver a nuestros hijos pegados todo el día a un chupete digital, incapaces de concentrarse o asimilando expectativas poco realistas sobre sus cuerpos. Pero nosotros somos otra cosa, usamos las redes por divertirnos, nadie nos mete un chupete en la boca”.
DANIEL HOPENHAYN: … es un hecho que la tecnología digital también nos presta servicios imprescindibles. La pandemia lo ha dejado bastante claro.
MARTIN HILBERT: “Sin duda, y eso no tiene vuelta atrás. El crecimiento de la digitalización siempre fue exponencial. Hace 25 años no teníamos celulares y ya es imposible imaginarlo. Pero la pandemia lo aceleró con esteroides. Aunque también mostró sus limitaciones, […] Yo doy clases en línea hace años y conozco muy bien sus desventajas, pero ahora cada maestra de primaria descubrió que con niños de 7 años no funciona para nada. También aceleró el debate sobre la privacidad, que antes era más teórico: […] Ya no hace falta ninguna Siri, todas las casas están conectadas y toda la familia está en la casa. […] . Aunque no quieras, ya te metes en la casa de otros todo el tiempo”.
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DANIEL HOPENHAYN: … Para ser justos, la disputa entre la privacidad y la seguridad nunca ha sido fácil de plantear en países democráticos.
MARTIN HILBERT: “[…] El verdadero problema, como advirtió Yuval Harari, es evitar que las medidas de emergencia se queden cuando vuelva la normalidad. […]”.
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DANIEL HOPENHAYN: … La pandemia también nos permitió constatar que las noticias falsas se multiplican aun cuando no haya intereses políticos detrás.
MARTIN HILBERT: “[…] Al algoritmo no le importa hacia qué lado te llevan las noticias falsas, simplemente le sirven para atraparte porque cuadran mejor que la verdad con nuestros sesgos cognitivos. En particular, con dos de ellos”.
DANIEL HOPENHAYN: ¿Cuáles?
MARTIN HILBERT: “Uno es el sesgo de confirmación: si una información refuerza tu opinión, se ha verificado que es un 90% menos probable que la identifiques como falsa. Y aun si te dicen que era falsa, es un 70% más probable que un tiempo después la recuerdes como verdadera. El otro es el sesgo de novedad. Nosotros evolucionamos para prestar una atención desproporcionada a lo novedoso. Así las noticias falsas obtienen en las redes 20 veces más retuits que las verdaderas. […]”
DANIEL HOPENHAYN: ¿Eres partidario de que los Estados regulen con más fuerza el uso de estas tecnologías?
MARTIN HILBERT: “¡Por supuesto! Es verdad que las regulaciones eficientes suelen llegar cuando una industria ha alcanzado cierta escala, porque es difícil anticipar los riesgos. […] Tenemos que sacar estas preguntas nerds del garaje de los programadores, porque estamos quebrando varios acuerdos sociales con el poder de esta economía desregulada”.
DANIEL HOPENHAYN: … ¿así como hemos modificado conductas para cuidarnos del virus, deberíamos adoptar medidas de «desinfección digital»?
MARTIN HILBERT: “Claro. La gente sabe que ya es suficiente con ocho horas de trabajo frente a la pantalla. Pero entra en su dormitorio, se toma dos respiros y saca su celular igual, ya no puede evitarlo. […]”.
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DANIEL HOPENHAYN: … qué es la voluntad humana en este contexto.
MARTIN HILBERT: “Ya lo decía Schopenhauer: «El humano puede hacer lo que quiere, pero no puede querer lo que quiere». Eso tampoco es nuevo. Lo nuevo es que las mentes artificiales, al descubrir los sesgos de esa voluntad, han empezado a competir con ella por nuestra percepción consciente de la realidad. […] queremos coexistir con máquinas que procesan información mucho mejor que nosotros, la humanidad tendrá que producir un salto de conciencia. Es decir, evolucionar hacia formas de conciencia menos apegadas a procesos de información”.
DANIEL HOPENHAYN: ¿Sería contradictorio que busquen el antídoto en las mismas redes?
MARTIN HILBERT: “Es que no se trata de apagar internet. Tampoco es una opción si quieres ser parte de la evolución de esta sociedad. […] hay bastante interés en la meditación. Están experimentando con frecuencias sonoras, para encontrar aquellas cuyos efectos cerebrales ayudan a inducir el desapego y descansar de esta constante conexión. […] las tradiciones espirituales buscaban ese efecto hace miles de años para despejar tu cabeza. […]”.
DANIEL HOPENHAYN: … ¿qué medidas de higiene podrías recomendar?
MARTIN HILBERT: “Lávese la mente a menudo durante al menos 20 segundos, especialmente después de un desplazamiento sin sentido en las redes sociales durante el cual estuvo expuesto a algoritmos especializados en bajar sus defensas. Tápese la boca cuando esté a punto de difundir un contenido odioso o que ni siquiera ha leído. Y asuma la responsabilidad de ser un potencial vector de contagio en este problema colectivo”.
Para este artículo hemos tomado algunas partes de la entrevista publicada por BBC en este enlace: MARTIN HILBERT: «LA VERDADERA FUENTE DE PODER DE LAS REDES HA SIDO LLEVARNOS A NUESTRO NARCISISMO, ENOJO, ANSIEDAD, ENVIDIA, CREDULIDAD Y, POR CIERTO, A NUESTRA LUJURIA»
“… las tecnologías persuasivas apelan a mantenerte en la versión más débil de ti mismo para que gastes tu tiempo en las redes”.
REDACCIÓN WEB DEL MAESTRO CMF