Mar Romera es Maestra, licenciada en pedagogía y en psicopedagogía. Especialista en Inteligencia emocional y autora de diversos de libros dedicados a la escuela, la infancia y la didáctica activa. Es Presidenta de la Asociación Pedagógica Francesco Tonucci (APFRATO) y en la actualidad asesora pedagógica en la implementación de programas de innovación en diferentes centros de nuestro país.
Autora y coordinadora del modelo pedagógico “Educar con tres Cs: capacidades, competencias y corazón”. y colaboradora en formación permanente del profesorado en las diferentes comunidades autónomas de nuestro país en colaboración con las diferentes Consejerías de educación.
Mar considera que a raíz de la experiencia del cierre de las escuelas, llevó a una mayor comunicación mundial, pero también “vivimos la mayor incomunicación en casa, en los grupos de iguales… Necesitamos tiempo para pasear, para observar la naturaleza, tiempo para llorar y estas lágrimas tienen que ser en familia. Mis hijos tienen que ver que no soy insensible porque tengo prisa”. MAR ROMERA, UNA “HACKER” DE LA EDUCACIÓN EMOCIONAL CONTRA LA BÚSQUEDA DE LA FELICIDAD POR ENCIMA DE TODO.
Compartimos con fines educativos y de formación permanente partes de la entrevista a Mar Romera realizada por Marina Borràs para el portal La Nueva España, en donde la especialista en pedagogía y psicopedagogía hace hincapié en que es importante no caer en cierta corriente que propone «olvidar el profe que da clase y el alumno que escucha.” Por eso nos plantea “cambiar el enfoque global, en el paradigma en el que estamos, para no evolucionar, sino revolucionar. Ha llegado el momento de una revolución en el modelo educativo.»
Mar Romera: “educar es muy arriesgado, es como volar, que es arriesgado pero merece la pena”.
Toda la situación que hemos vivido con la pandemia del COVID 19, nos ha hecho (o debería habernos hecho) pensar y repensar sobre cuál es el modelo de educación que teníamos antes del coronavirus y cómo queremos que sea el que venga a partir de ahora. A pesar de que nuestros hijos e hijas hayan «perdido» tres meses de clases convencionales, no podemos negar que este confinamiento les ha servido para aprender muchísimas cosas nuevas, dejar volar su creatividad, jugar, aburrirse también, reflexionar… En definitiva, para crecer.
Sin embargo, la vuelta al colegio no fue como los años anteriores, nos encontramos con escuelas diferentes a las que dejaron. Y es bueno preguntarse si esos cambios o transformaciones son un simple parche temporal, o serán cambios que modificarán por completo el sistema educativo actual y llegaron para quedarse.
Mar Romera quien es directora de la Asociación Pedagógica Francesco Tonucci (APFRATO), ha denominado a este nuevo panorama como una «revolución educativa».
Marina Borràs: Mar, ya empezamos a saber algunas de las medidas que se van a implementar de cara al nuevo curso escolar. ¿Qué opinas sobre ellas? ¿Crees que van a hacer falta más recursos, profesorado, infraestructuras…?
Mar Romera: “Mi opinión es que siempre hacen falta más recursos, y que cuantos más recursos podamos tener, mucho mejor será todo el proceso y todo el sistema educativo. […] sobre todo en cuestiones de digitalización de los centros, y digitalización de las familias. Pero esto no va a resolver el problema real del sistema educativo que ya arrastramos desde antes del coronavirus. […] desde APFRATO […] que hemos trasladado tanto a las administraciones como en diferentes webinars públicos, van encaminadas a adaptarnos a las circunstancias, pero aprovecharlas como una gran oportunidad para el cambio del modelo educativo. […] Se trata de adaptarnos a un nuevo paradigma educativo, es como si el siglo XXI para la educación hubiese empezado en 2020.”
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Marina Borràs: ¿Y en qué puntos crees que se debería centrar este cambio de modelo educativo del que hablas?
Mar Romera: “Lo primero de todo es potenciar de verdad la autonomía pedagógica de los centros en relación a casi todos los elementos curriculares, a los horarios, a los espacios, y a la toma de decisiones de la organización interna de los propios claustros. ¿Y por qué digo autonomía pedagógica? Porque no tiene nada que ver un centro educativo en el centro [… y] una escuelita rural […] Es decir, hablar de instrucciones generales para todo el mundo no tiene ningún sentido. […] … Lo que no podemos es establecer generalizaciones, ni en contextos, ni en formatos, ni en claustros. Por eso entendemos que una medida urgente es la autonomía pedagógica real, que además bajará de manera brutal todos los procedimientos burocráticos que soportan los coles para nada. Esta autonomía pedagógica debería relativizar muchísimo la utilización de espacios. […] Es un cambio de mirada. Vamos a relativizar los horarios, […] para potenciar la autonomía moral, individual y la responsabilidad individual de los chicos y chicas, diseñando prácticamente una educación personalizada donde cada persona desde sus fortalezas, desde su búsqueda de plenitud, pueda tener su propia estructura curricular, y todo lo que tengamos en el centro esté al servicio de la construcción de ese proyecto de vida. Por tanto, se trata de olvidar el profe que da clase y el alumno que escucha. El objetivo es cambiar el enfoque global, en el paradigma en el que estamos, para no evolucionar, sino revolucionar. Ha llegado el momento de una revolución en el modelo educativo.”
Marina Borràs: En cuanto a esto que comentas de relativizar los espacios, […] los patios de los colegios y otros espacios para dar clase
Mar Romera: “Nuestra idea no es solo es aprovechar los patios, nosotros hemos propuesto, de la mano y explicación del propio Tonucci, que se utilicen todos los espacios de la comunidad. […] Nuestra propuesta es que toda la comunidad se implique en el modelo educativo. […] Es decir, implicar realmente a toda la comunidad en la educación. […] pero, insisto, no para dar clases como estábamos haciendo, sino para hacer otro modelo de escuela.”
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Marina Borràs: Hemos hablado […] que los niños son el futuro de la sociedad, pero claro, tendremos que empezar a darles las herramientas que necesitan para el futuro ahora, en el presente. ¿No crees?
Mar Romera: “Para empezar, yo me atrevería a decirte que los niños y niñas no son ciudadanos del futuro, ya son ciudadanos hoy. Lo segundo es que con los primeros que hay que contar es con ellos, y a los primeros que hay que preguntar es a ellos: tenerlos en cuenta. Nos reunimos mesas sectoriales de directivos, profesorado, sindicatos, políticos, técnicos… Ya, ¿y los niños? ¿alguien les ha preguntado a ellos? Si tienen las soluciones. [Después de la experiencia del cierre de las escuelas] el perder una secuencia de contenidos no tiene absolutamente ninguna importancia, lo que pasa es que todavía no hemos entendido que esos contenidos en la escuela se utilizan como recursos para provocar el proceso de madurez a nivel neurológico. […] el tema es que nos preocupamos porque el niño no ha aprendido a restar con llevada. Pues, a ver, dentro de dos años ese mismo niño restará con llevada en 5 minutos, lo que este año le habría costado cuatro meses, porque el proceso de madurez neurológica cognitiva ya estará adquirido. El tema es, si este proceso, en una vivencia excepcional en casa, desde una perspectiva de reflexión, de pérdida que han tenido muchos, de no poder estar con sus amigos y comodidades de su vida normal... Probablemente, todo esto les ha ayudado y han aprendido muchísimo más que si hubiesen estado en el cole.”
Este contenido ha sido publicado originalmente por La Nueva España en la siguiente dirección: lne.es