Vicente vive solo en un pequeño apartamento del centro de Madrid que se ha convertido en su base de trabajo y de vida desde hace casi un año. Lejos de su familia, añora las relaciones sociales. Está que se sube por las paredes, deprimido, aseguran sus compañeros. Él refleja un estado emocional que, sin llegar a ser una patología diagnosticada, ha puesto a muchas compañías españolas en alerta. Algunas, como los Laboratorios Théa, han decidido que los trabajadores vuelvan por turnos a las oficinas precisamente al detectar ese desánimo.
“Es la primera vez en mis 22 años de trabajo que las empresas me piden proyectos de bienestar laboral para sus plantillas enfocados sobre todo en salud mental”, afirma Marta Romo, consejera delegada de la consultora de recursos humanos BeUp. Las organizaciones están viendo cómo la covid genera más ansiedad, estrés, depresión, problemas de concentración, pérdida de memoria… y estos se transforman en más bajas por ansiedad y fatiga, continúa.
Gustavo Diex, director de Nirakara Institute, constata que su centro está registrando mucha actividad en el área de empresas. “Son compañías del Ibex que incluyen casi por primera vez en su historia formaciones volcadas en la salud mental. Hay preocupación en la dirección porque seguramente han visto síntomas de estrés, ansiedad y depresión en sus equipos. Pero probablemente lo peor está por venir, ya que la crisis que llega va a traer mucho sufrimiento”.
Aunque no hay datos oficiales sobre el deterioro psicológico de los trabajadores (ya que este tipo de patologías no están incluidas en el catálogo de enfermedades profesionales y causan bajas que se contabilizan dentro del compendio de contingencias comunes), no hay duda de que la covid está afectando al estado mental de las plantillas, asegura Ana García de la Torre, secretaria de Salud Laboral y Medio Ambiente de UGT. Esta experta ve una clara correlación entre este deterioro provocado por el miedo al contagio, el aislamiento, la disponibilidad permanente y la crisis económica, entre otras causas, y la siniestralidad laboral. Las muertes por infarto y derrame cerebral han subido un 11% en 2020, “es un aumento muy llamativo en un año en el que la actividad ha disminuido y en el que los fallecimientos han tenido lugar durante la jornada laboral”, sostiene, al tiempo que se queja del importante incremento de los accidentes laborales mortales y asegura que los riesgos psicosociales son la gran asignatura pendiente de la prevención de riesgos laborales en España. “Entre otras cosas porque, sin datos, lo que no se ve no puede prevenirse”, expone.
Síntomas
Pese a ello, tanto los psicólogos como los expertos en recursos humanos hablan de un claro empeoramiento del estado emocional de las plantillas generado por la pandemia, que trasciende al experimentado por los sanitarios y los trabajadores esenciales. “Hay un repunte de la fatiga emocional porque no vemos salida a la situación. Y empieza a pasar factura en forma de crisis de ansiedad y episodios depresivos”, indica Guillermo Blanco Bailac, psicólogo clínico, que destaca el hecho de que durante el confinamiento el consumo de psicofármacos creció un 20%. “Los psicólogos percibimos un efecto en el trabajo que denominamos niebla mental, con el que cuesta enterarse, recordar, tomar decisiones… y genera irascibilidad y tristeza. La calidad del trabajo está decayendo y el desgaste es generalizado. Por ello vemos que las consultas están aumentando cerca del 20%”, confirma Isabel Aranda, vocal del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid.
En la Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo (AMAT) señalan que las bajas laborales por trastornos mentales disminuyeron en 2020 del orden del 15%, pero fue como consecuencia del colapso del sistema de salud, según Umivale, que afectó a todas las bajas en conjunto. La duración de los procesos aumentó precisamente por el mismo motivo y ello cargó con cerca de 129 millones de euros el coste de las prestaciones de las mutuas respecto a 2019. “Cuando terminen las ayudas a los autónomos y los ERTE, prevemos que las bajas se disparen, ya que ahora los trabajadores se encuentran en un limbo, sin actividad”, pronostica Sara Alonso, psicóloga de la mutua Umivale.
Ese horizonte [unido a encuestas a empleados que reflejan que al menos la mitad sufre más estrés que antes de la covid] está llevando a las empresas a tomar medidas (a las grandes, porque en las pequeñas y las micropymes, el 76% del total en España, no se abordan los riesgos psicosociales, según la representante de UGT), a poner en marcha servicios de atención psicológica y a implementar formaciones para manejar el estrés continuado y la ansiedad. También de cara a reducir el absentismo y a intentar mitigar la desconexión emocional con la organización.
El Banco Santander es un ejemplo de ello. A raíz de la pandemia ha reforzado sus servicios de apoyo al empleado, lanzando ayuda psicológica para trabajadores y familiares; charlas y cursos de motivación y refuerzo psicológico, además de una aplicación denominada Mi Vuelta para el retorno seguro a las oficinas. El banco no ofrece datos sobre su uso ni sobre los resultados de las encuestas de salud que realiza.
Metro de Madrid, que trabaja en un proyecto de bienestar laboral integral denominado Well, también va a incorporar entre sus servicios apoyo psicológico (se está licitando actualmente) y programas de formación y comunicación para reducir los riesgos psicosociales. Su directora de recursos humanos, Pilar García Carbonell, asegura que “la covid nos está pasando factura a todos”. El aumento del absentismo es una de las pruebas, añade.
Las claves para aliviar los síntomas de estrés y ansiedad son estructurar el trabajo, desactivando las notificaciones, racionalizar horarios y fomentar un estilo de vida saludable, con cuidados en la alimentación y ejercicio físico, así como mindfulness, destacan Diex y Romo. La experta de BeUp explica que los ciclos cerebrales son cortos, oscilan entre 90 y 110 minutos y solo se puede mantener una atención sostenida durante 15 minutos y recomienda ponerse avisos para descansar y planificar la tarea antes de iniciarla. Para Isabel Aranda, la base es utilizar estrategias de afrontamiento de situaciones de inseguridad, pues las personas tendemos a crear pensamientos catastrofistas, y estas estrategias ayudan a relativizarlos, así como a paralizar determinadas emociones negativas.
La ansiedad y la depresión suponen un gasto de 23.000 millones de euros para el sistema público de salud y con solo 27,36 euros por paciente y año y siete sesiones de terapia, en lugar de fármacos, el 70% de los afectados dejan de tener los síntomas, lo que muestra una eficacia tres veces superior al tratamiento habitual, según el estudio Psicología en Atención Primaria, de Psicofundación.
Aunque la evidencia científica muestra que el tratamiento para estos problemas son las técnicas psicológicas, en España un 39% de personas con diagnóstico de trastorno de ansiedad en los últimos 12 meses no ha recibido tratamiento alguno y sólo el 0,9% ha recibido terapia sin fármacos. En cambio, España es el segundo país con mayor consumo de tranquilizantes del mundo, a pesar de su falta de eficacia, según la evidencia científica, y su poder adictivo, añade el citado estudio.
CUIDADO CON LAS IDEAS CONSPIRATORIAS
El catedrático de psicopatología de la Universidad Complutense de Madrid, Carmelo Vázquez, está investigando mediante mediciones periódicas entre 2.000 personas el crecimiento personal postraumático derivado de la covid. Sus conclusiones son que entre el 75% y el 80% de las personas son resilientes desde el punto de vista emocional. Mientras que el resto tiene síntomas importantes de depresión, estrés y trauma, que se mantienen más en el tiempo que durante otras catástrofes o actos terroristas pasados.
Lo que conduce a esa sintomatología, dice, es la ansiedad en torno a la muerte y las ideas de sospecha, ideas conspiratorias que persiguen a una parte de la población y que alientan mucho los políticos. “El cainismo que hay en este país tiene mucho impacto en la salud mental de la gente. Sobre todo entre los más vulnerables y menos informados, que pueden llegar a la paranoia. La conspiración es enormemente dañina”, sostiene.
El 60% de las personas salen fortalecidas de la crisis. Según Vázquez, el mejor antídoto para lograrlo es el optimismo o una mayor orientación hacia el futuro en conjunción con la vinculación a los demás.
Este contenido ha sido publicado originalmente por El País (España) en la siguiente dirección: Universia.es | Escrito por: CARMEN SÁNCHEZ-SILVA