Uno de los objetivos principales que tenemos los padres es criar a nuestros hijos felices, nos da igual muchas veces si no son los más listos de la clase, si no juegan bien al fútbol o si no son los más guapos. ¡Qué más da, si crecen alegres!
Y es que no siempre los niños más listos, con habilidades especiales o especialmente guapos son los más felices, tampoco los que mejor se comportan, los más tranquilos o callados. En ocasiones, lo son aquellos que parecen más revoltosos, inquietos o incluso molestos para los adultos. Y esto, tiene una explicación lógica.
Una vez una directora de escuela infantil me dijo que prefería antes a un niño travieso y ruidoso que a uno sentado en su rincón mirando a los demás. El primero participa, juega, se equivoca y aprende, es feliz. El otro no.
Los niños son traviesos, inquietos, curiosos, tienen rabietas, gritan, desobedecen y tienen mal genio. Los niños corren, saltan, chillan y ríen con fuerza. ¡Son niños! Están en pleno proceso de aprendizaje, están descubriendo el mundo, tanteando a sus adultos de referencia, midiendo sus fuerzas.
Cierto es que es labor nuestra enseñarles a comportarse, a mantener la compostura, a tener buenos modales, a adquirir estrategias para una buena conducta. Eso queda fuera de toda duda. Sin embargo, démosles tiempo, nosotros estamos enseñándoles y ellos están aprendido.
Y es que, la niñofobia se está apoderando de buena parte de la sociedad que pretende que los bebés no lloren en los aviones, los niños estén dos horas sentados en un restaurante sin levantar la voz o anden por la calle como autómatas en vez de ir dando saltitos.
¿Qué ocurriría si aplacáramos toda esa inquietud, gritos, rabietas y travesuras de los niños? ¿Qué ocurriría si nunca, bajo ninguna circunstancia pudieran salirse de la raya? ¿Si no pudieran ser niños? Sencillamente, no crecerían felices, no estarían alegres, les quitaríamos la capacidad de:
- experimentar con su entorno y las personas que les rodean.
- desarrollar habilidades como la autonomía, la comunicación, la lógica, la templanza…
- estimular su inteligencia emocional: no estarían trabajando las cinco emociones básicas, que son el miedo, la ira, la alegría, la tristeza y el asco, para poder controlarlas y dominarlas.
- incluso sus momentos de mal genio y rabietas fomentan la capacidad de argumentar, la memoria, la capacidad de dar respuestas a situaciones complicadas.
Por lo tanto, si en algún momento ves a un niño que está siendo ruidoso, no mires mal a sus padres, no le recrimines, se un poco más tolerante… ¡está siendo feliz!
Consejos para construir la felicidad en la familia
- No tengas hijos para ser feliz, ten hijos cuando seas feliz. Algunas mujeres quieren tener hijos para ser más felices, pero hay que darle la vuelta: ten hijos cuando seas feliz. No podemos olvidar, que los niños necesitan que sus padres tengan fortaleza emocional y psicológica para ellos ser felices, por lo que debemos estar bien preparados para tener hijos.
- Preguntas poderosas para una familia feliz. Te proponemos reflexionar con una serie de preguntas poderosas para una familia feliz. Esto te hará pensar sobre de qué manera puedes mejorar el vínculo dentro de la familia. Cómo fortalecer el vínculo familiar. Cómo mejorar la comunicación dentro de la familia. Fortalecer la familia.
- Usa la pirámide de Maslow para saber lo que tu hijo necesita para ser feliz. Te explicamos cuáles son las prioridades en las necesidades básicas de tu hijo, lo que tu hijo necesita para ser feliz según la pirámide de Maslow, un famoso psicólogo del siglo XX cuya teoría para la auto realización continúa vigente. Trasladamos la pirámide de Maslow sobre las necesidades esenciales a los niños.
- Los 24 mandamientos de la familia feliz. Te proponemos una técnica maravillosa para unir más a la familia: los 24 mandamientos de la familia feliz. Se trata de decir en alto, reunida la familia, todas estas frases o afirmaciones para hacer la familia más feliz. mejorará el vínculo entre todos y las palabras ofrecerán más fortaleza a la familia.
- La lista feliz. Estrategia para ayudar a los niños a apreciar las cosas. Te enseñamos una fantástica estrategia para enseñar a los niños valorar las cosas más sencillas. La estrategia es escribir una lista con cosas que hacen feliz al niño. La estrategia se llama ‘la lista feliz’. Fantástica forma de enseñar a los niños a valorar todas las cosas que tienen.
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