Hace varios años, escribí justamente una columna con este mismo nombre. ¿Por qué otra vez, se preguntará? Por la existencia de un catalizador, como es la tecnología de la información y la comunicación y en particular: la computadora.
¿Qué significado encontramos en nuestro amigo el diccionario, sobre la palabra barra? Veamos algunos: 1. Barandilla que, en la sala donde un tribunal, corporación o asamblea celebra sus sesiones, separa el lugar destinado al público. (Este no); 2. Pieza de pan de forma alargada. (¡Que rico, pero este tampoco!); 3. Mostrador de un bar o establecimiento semejante (Tampoco, pero agradable para muchos); 4. Público que asiste a las sesiones de un tribunal, asamblea o corporación. (Se va acercando); 5. Conjunto de seguidores de un partido político (¡caliente!) y 6. Grupo duradero de amigos que comparten intereses comunes y suelen frecuentar los mismos lugares (¡goooool!), al cual le añado, los estudiantes que se sientan al final del aula, casi “pegados” a la pared (que favorablemente son menos)
Estos estudiantes, suelen tener una conducta no propia, no adecuada, poco coherente como debe corresponder, partiendo que se sientan “distante” del docente, más allá del diseño del aula y por otra parte de la cantidad de estudiantes, en función de la capacidad real del local.
Están al tanto de lo que sucede fuera de la clase, de lo que pasa por el pasillo. Por supuesto que será responsabilidad del docente, hacer un llamado de atención a aquellos que no atienden, ni participan, cualquiera sea su “posición geográfica” dentro del aula, además de buscar metodologías de participación del estudiantado, que “sumen y no resten”.
Hace poco miraba una película, en que el 100% de los estudiantes disponían de computadoras personales (laptop u ordenadores) otros tableta o celulares, las que utilizaban la misma para anotar, a la par que el docente utilizaba modelos referentes al sistema solar y todos atendían (espero que no sea un truco de la película, donde los estudiantes traviesos “no salen”)
Unos por supuesto, que sí, no lo dudo, además lo he comprobado, sin embargo, otros, suelen “navegar” en el momento que la clase se desarrolla. ¿Justificable?, por supuesto que no, más cuando estos se desplazan por el “mar”, donde nada tiene que ver con la clase en sí y más bien andan perdidos a expensas de que el día del examen o no tan lejos, en la realización de las actividades de control sistemático al día siguiente, “fallezcan por sumersión” Nota: Lo que cuento es real, nada de imaginación.
Varios de mis discípulos han sido descubiertos “in fraganti” Lo otro, antes de concluir, es lo siguiente: años atrás cuando íbamos a aplicar una evaluación anunciada, decíamos “por favor cierren los cuadernos y textos y pasamos a la evaluación”. Los tiempos modernos nos exigen: “por favor cierren los medios electrónicos y …” Por cierto, ¿sabe donde se sienta su hijo o hija en clase, estimado papá o mamá?
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