¿Cómo educar sin miedo? El desafío que los docentes afrontan después de las agresiones a las que se exponen

En un contexto marcado por la creciente violencia y desconfianza dentro y alrededor de los establecimientos educativos, la labor de formación en la enseñanza básica y media se convierte en un desafío cada vez más complejo. ¿Cómo pueden las comunidades educativas abordar este problema de manera efectiva? Parte de la respuesta radica en la necesidad de comprender nuevamente la razón de ser de la educación, un desafío que es abordado en este artículo por Klaus Droste, Doctor en Humanidades y decano de la Facultad de Psicología y Humanidades de la Universidad San Sebastián.

En marzo de este año, un estudiante en Puente Alto intentó apuñalar a un profesor dentro de la escuela, dejando a ocho personas heridas. Un mes después, la Policía de Investigaciones (PDI) se movilizó en la comuna de Santiago en busca de un estudiante que amenazó con llevar a cabo una masacre escolar en su liceo. En mayo, otro estudiante de enseñanza media golpeó brutalmente a su profesor en la sala de clases, en Buin.

Desafortunadamente, estos no son casos aislados. La violencia y la agresión se han vuelto cada vez más comunes en los establecimientos educativos de nuestro país.

De acuerdo con las estadísticas de la Superintendencia de Educación, que registran situaciones de acoso, violencia, agresión u hostigamiento (tanto físico como psicológico) dentro y fuera de las escuelas, entre el 1 de enero y el 31 de mayo de 2023 se presentaron 6,347 denuncias, un 20.4% más que en el mismo período del año anterior y un 40% más que durante el mismo período de 2018.

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Restablecer la confianza para avanzar

Los expertos coinciden en que esta crisis debe ser abordada de manera integral, considerando que ocurre en medio de un debilitamiento generalizado de las instituciones, incluyendo las comunidades educativas y las propias familias.

El psicólogo Klaus Droste, Doctor en Humanidades y decano de la Facultad de Psicología y Humanidades de la Universidad San Sebastián (USS), señala que este grave problema también incluye la desconfianza de los padres hacia los establecimientos educacionales. Para reconstruir la confianza de las comunidades educativas, Droste afirma que “solo a través de la alianza entre padres y escuela se puede llevar a cabo un proceso formativo exitoso, especialmente en las etapas primarias y secundarias”.

Droste también señala que la “formación humana” de los niños, independientemente de su nivel socioeconómico, no está recibiendo la atención necesaria. Argumenta que la excesiva preocupación por lo material genera tensiones y problemas en las personas, comprometiendo su desarrollo humano y llevando a manifestaciones de violencia, desobediencia a la autoridad, falta de respeto hacia los profesores y distanciamiento entre los estudiantes. Además, los colegios a menudo carecen del apoyo educativo esperado por parte de las familias, que están ocupadas resolviendo problemas cotidianos, perdiendo de vista la importancia central de la educación de sus hijos.

Consolidar el proyecto educativo

Según el decano de la USS, para abordar estos desafíos es fundamental consolidar el proyecto educativo e identidad de los establecimientos educacionales y educar con valentía y convicción. Plantea que las comunidades educativas deben redescubrir su propósito y razón de ser para ofrecer cohesión en todas las dimensiones de la operación de las escuelas.

Para lograrlo, el Dr. Droste sugiere comenzar desde el principio: “Se requiere una reflexión más profunda sobre la formación humana, más allá de las metodologías, para resaltar la importancia de la educación, la centralidad de la familia y el papel de la escuela en la sociedad”.

En respuesta a esta necesidad, la USS ha lanzado el Magíster Fundamentos y Estrategias para la Consolidación de la Comunidad Educativa USS. Este programa tiene como objetivo fortalecer el desarrollo y la formación de líderes de establecimientos educativos para consolidar comunidades saludables, cohesionadas y fieles a sus proyectos educativos.

De manera urgente, el decano destaca que “no se puede educar con miedo, algo que es muy común en la actualidad; debemos educar con valentía y audacia, manteniendo la confianza y la esperanza”. Esto se logra al entender el valor de la educación y el papel fundamental de las familias en la formación de la comunidad educativa.

Este enfoque hacia la educación sin miedo y con valentía es esencial para abordar los desafíos actuales en la formación de los jóvenes y garantizar un entorno educativo saludable y productivo para todos.

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Este contenido ha sido publicado originalmente por La Tercera en la siguiente dirección: latercera.com



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