“Nuestro mundo occidental mantiene como norma intocable que toda la población infantil esté escolarizada. Al menos hasta la adolescencia, es obligatorio estar matriculado en un centro académico donde cursar las materias curriculares prescritas. En eso no hay libre elección. Es obligatorio. Tal vez esa imposición por ley sea el gran obstáculo que impide disfrutar estudiando.
En las camisetas de un conocido equipo de baloncesto aparece este eslogan: “cultura del esfuerzo”. No sé exactamente hacia qué ámbito de la cultura se promociona el esfuerzo publicitado. Pero, ¿sería económicamente ventajoso el impulsar una “cultura del estudio”? Lo dudo. Estudiar no es un verbo muy del gusto de muchos. Su uso está arrinconado por antipático y pesado. Se conjuga solo en tiempos estudiantiles y cuando amenazan los exámenes y controles… En lo posible, “estudiar” es sustituido por otros verbos menos tediosos como compartir opiniones, visitar museos, ver películas, experimentar sensaciones, hacer excursiones… que, por supuesto, no siempre son sinónimos.
¿QUÉ ES ESTUDIAR? (02´ 07”)
Es cierto que ya no basta con estudiar duro para salir adelante en la universidad. Hay que tener dinero suficiente para pagar las tasas universitarias. Y algunos ni lo tienen ni consiguen becas y ayudas suficientes. Como también es verdad que estudiar no es ejercicio fácil: Exige esfuerzo, atención, constancia, método…
Pero quien, a pesar de todo, hace del estudio una libre costumbre logra entender por qué el verbo latino «studere» tiene como primer significado precisamente el “apasionarse”. Y de esto habría que hablar también.
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San Bernardino de Siena, en sus “Siete reglas para el estudio”, configura un pequeño tratado de teoría y práctica pedagógica capaz de ofrecer sobre bases firmes una valiosa ayuda para estudiantes y docentes. Albino Luciani, el malogrado papa Juan Pablo I, comentó una de esas reglas utilizando una elocuente fábula de san Francisco de Sales que decía así:
“Hay estudiantes “mosca”, que revolotean por el estudio, sin detenerse a profundizar en nada; otros, los estudiantes “abejorro”, se posan algo más, pero sólo para molestar con su zumbido; los estudiantes “abeja”, en cambio, se paran con calma y liban hasta el fondo cada ocasión de aprendizaje. Rumian cada tema y se aseguran de comprender todo el contenido, preguntando cuando es necesario. Sólo estos aprenden gozando y maduran”.
LA ATENCIÓN ES EL NUEVO COCIENTE INTELECTUAL (05´ 18)
La atención es la llave maestra del placer de estudiar. El que divaga, el que nunca entra en sí mismo, el que está en todas partes y en ninguna, el que siempre anda con prisas, muestra un desorden interior que hace repelente el estudiar. El verdadero estudio no es sólo aprender, sino que es búsqueda, análisis, reflexión, creatividad y, finalmente, abrirse a un horizonte imprevisible y placentero”.
Este artículo que compartimos ha sido publicado en Misioneros Claretianos, Provincia de Fátima en este enlace: EL PLACER DE ESTUDIAR
REDACCIÓN WEB DEL MAESTRO CMF