La teoría de aprendizaje de William Glasser, expresada a través de su pirámide del aprendizaje, destaca la eficacia de la participación activa en el proceso educativo. Al contrastar métodos pasivos, como la lectura o la conferencia, con enfoques activos como la discusión y la práctica guiada, Glasser subraya la importancia de involucrar todo el cerebro en el aprendizaje. Esta perspectiva implica que la participación activa, mediante el uso de sentidos y habilidades, facilita una comprensión más profunda y retención efectiva de la información. En este contexto, surge la pregunta: ¿Cómo aprendemos?
Esta filosofía tiene consecuencias significativas para la educación, sugiriendo que el diseño de experiencias de aprendizaje debe fomentar la participación activa de los estudiantes. Los educadores, según Glasser, pueden implementar una variedad de métodos, desde combinar lecciones teóricas con actividades prácticas hasta proponer desafíos que permitan a los estudiantes aplicar sus conocimientos a situaciones del mundo real. Este enfoque diversificado busca potenciar el máximo potencial de aprendizaje de los estudiantes.
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Este artículo se sumergirá en la esencia de la pirámide de aprendizaje de Glasser, desglosando sus niveles y explorando las implicaciones cruciales que tiene para la educación.
¿Quién fue William Glasser?
Antes de adentrarnos en su teoría, es esencial conocer al visionario detrás de la pirámide de aprendizaje. William Glasser, nacido en 1925, no solo fue un psiquiatra sino también un educador y escritor prolífico. Su enfoque se centraba en comprender la psicología del individuo y cómo esta se conecta con el proceso de aprendizaje.
¿Qué es la pirámide de aprendizaje de William Glasser?
La pirámide de aprendizaje de Glasser es más que un simple gráfico; es una ventana reveladora que nos permite observar cómo absorbemos el conocimiento. Sus niveles representan distintas formas de aprender, cada uno escalando hacia la cúspide de la comprensión total.
La pirámide está dividida en siete niveles, cada uno de los cuales representa un método de aprendizaje diferente. Los niveles de la pirámide, de menor a mayor efectividad, son los siguientes:
- Leer: 10%
- Escuchar: 20%
- Observar: 30%
- Ver y escuchar: 50%
- Discutir con otros: 70%
- Hacer: 80%
- Enseñar a otros: 95%
Cada nivel es una pieza fundamental en el rompecabezas del aprendizaje, contribuyendo de manera única a la construcción de nuestro entendimiento.
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En qué consiste cada nivel de la pirámide
10% de lo que leemos:
La lectura es el punto de partida. Si el acto de leer queda aislado de las demás formas de estímulo para aprender, sus contenidos quedarán relegados.
20% de lo que oímos:
Las palabras “se las lleva el viento” como dice el dicho popular. Su efecto como herramienta pedagógica se pierde si no viene acompañada de emoción, de experiencia.
30% de lo que vemos.
Los estímulos visuales permanecen poco tiempo en el recuerdo.
50% de lo que vemos y oímos.
Estos elementos ingresan al cerebro de nuestros estudiantes pero son de naturaleza efímera por lo que pueden olvidarse fácilmente.
70% de lo que discutimos con otros.
La conversación, el intercambio de ideas, la reflexión respecto de un libro leído, …, es definitivamente una de las mejores herramientas para fijar el conocimiento.
80% de lo que hacemos.
Son acciones que quedan para siempre instaladas en su conocimiento y en la medida que repitan esas acciones se convertirán en parte de su personalidad.
95% cuando enseñamos a otros.
Cuando aprendemos algo y luego tratamos de transmitírselo a otras personas, nuestro cerebro clasifica, ordena datos, elabora conceptos, estructura definiciones que luego deberán ser resumidas y explicadas de la mejor manera posible.
¿Cómo aprendemos?
La pirámide de aprendizaje de Glasser destaca que aprendemos mejor cuando participamos activamente. Métodos como la lectura o la conferencia son menos efectivos que la discusión, la práctica guiada y los proyectos. Este enfoque activo involucra todo el cerebro, facilitando la comprensión y retención de la información. En educación, es crucial diseñar experiencias que fomenten la participación activa. Los docentes pueden combinar métodos, como comenzar con una presentación y luego seguir con actividades prácticas, para maximizar el aprendizaje.
Implicaciones para la educación
La pirámide de aprendizaje de Glasser no es simplemente un esquema teórico; es una brújula práctica que orienta a educadores y estudiantes hacia un aprendizaje más efectivo y significativo. Su mensaje es claro: la participación activa es clave.
En la práctica, esto se traduce en que los docentes deben ser arquitectos de experiencias educativas que abarquen desde métodos pasivos, como la lectura, hasta actividades más dinámicas que involucren la discusión y la aplicación práctica de conocimientos.
En la práctica, esto significa que los docentes deben:
Utilizar una variedad de métodos de enseñanza: actividades pasivas como activas.
Los docentes pueden utilizar una variedad de métodos de enseñanza para ayudar a los estudiantes a aprender de manera efectiva. Los métodos pasivos, como leer o escuchar una conferencia, pueden ser útiles para presentar nueva información, pero no son tan efectivos para promover la comprensión y el aprendizaje duradero. Los métodos activos, como la discusión, la práctica guiada y los proyectos, brindan a los estudiantes oportunidades para participar activamente en el proceso de aprendizaje.
Crear oportunidades para que los estudiantes discutan sus ideas con otros.
La discusión es una forma importante de aprendizaje activo. Cuando los estudiantes discuten sus ideas con otros, tienen que pensar de manera crítica y articular sus pensamientos de manera clara y concisa. La discusión también puede ayudar a los estudiantes a desarrollar habilidades de colaboración y resolución de problemas.
Plantear desafíos a los estudiantes para que apliquen lo que aprenden a situaciones reales.
El aprendizaje es más efectivo cuando los estudiantes tienen la oportunidad de aplicar lo que aprenden a situaciones reales. Cuando los estudiantes enfrentan desafíos, tienen que pensar de manera creativa y resolver problemas. Esto puede ayudar a los estudiantes a desarrollar habilidades de pensamiento crítico y resolución de problemas.
Aquí hay algunos ejemplos específicos de cómo los docentes pueden aplicar estos principios en el aula:
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Para utilizar una variedad de métodos de enseñanza, los docentes podrían:
- Comenzar una lección con una lectura o una presentación, pero luego proporcionar a los estudiantes la oportunidad de practicar lo que han aprendido a través de una actividad de aprendizaje activo, como una discusión, un juego de roles o un proyecto.
- Combinar una lección de matemáticas con una lección de arte para que los estudiantes puedan aplicar sus habilidades matemáticas para crear una obra de arte.
- Proponer a los estudiantes un desafío de codificación que les permita aplicar sus habilidades de programación a un problema del mundo real.
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Para crear oportunidades para que los estudiantes discutan sus ideas, los docentes podrían:
- Organizar discusiones de clase regulares en las que los estudiantes compartan sus pensamientos sobre temas relevantes para el curso.
- Formar grupos pequeños de estudiantes para que trabajen juntos en proyectos o tareas.
- Crear oportunidades para que los estudiantes participen en debates o foros en línea.
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Para plantear desafíos a los estudiantes para que apliquen lo que aprenden a situaciones reales, los docentes podrían:
- Proponer a los estudiantes proyectos o tareas que les permitan aplicar sus habilidades a problemas del mundo real.
- Organizar visitas al campo o excursiones para que los estudiantes vean cómo se aplican los conceptos que están aprendiendo.
- Colaborar con empresas u organizaciones locales para que los estudiantes tengan la oportunidad de aplicar sus habilidades en un entorno profesional.
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Saludos.
Bendiciones.
Gracias, por compartir todo este material, me ha ayudado en cantidad.
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¿Cuál es la evidencia empírica de lo que afirma Glasser, W. (1999) en su libro teoría de la elección: una nueva psicología de la libertad personal? Su apreciación coincide, en la mayoría de los casos, con las de dale, e. (1946) en su obra educational technology: an encyclopedia.